miércoles, 29 de octubre de 2008

DIMPLES

Tomando el título de una vieja película de Shirley Temple, a la que además se hace referencia constante, nos topamos con una extraño slasher que, al menos, sirve para pasar el ratillo.
Un joven se va con su grupo de amigos (llenos de estereotipos, como debe ser) a donde cristo perdió el gorro para rodar una película amateur de terror. A mitad de camino, llegan a una descuidada estación de servicio y desde allí ven como un tipo con aspecto de retardado se está masturbando mirando a una de las chicas. Lejos de asustarse o marcharse de allí, a uno de los chavales no se le ocurre otra cosa que apedrear la casa y esperar a que salga el retardado para darle una paliza.
Una vez llegados a este punto, la cosa se pone tremendamente confusa, y salvo que los chavales son ajusticiados con métodos no del todo sorprendentes, cuesta entender lo que ocurre (o es que, para solaz de algún idiota, soy demasiado tonto), pero ahí sale de todo, desde un caserón con inquietante niña secuestrada por un médico, hasta un monstruo que da bastante yuyu y se revela como autor de varios de los acuchillamientos.
El director es Dusty De Pree, uno de tantos que en los últimos años hacen una o dos pelis para el mercado del vídeo, y luego desaparecen de la faz de la tierra.