martes, 27 de abril de 2010

PAULA-PAULA

Esto sí es apuntar alto.
De todas las películas que he visto de Jess Franco, la que más me ha gustado es precisamente esta última. Más que nada por la actitud del director y por su condición de anti-película.
Rodada en su propia casa y sin más artificios que un par de foquitos y un par de rollos de papel "Albal" estratégicamente colocados, Franco arranca ofreciéndonos lo que parece un thriller de tercera categoría, para pronto (ni cinco minutos) sacarnos violentamente de toda ficción y mostrarnos los bailecitos eróticos de ambas protagonistas intercalados (uno de ellos mostrado con abuso de cámara lenta y ese efecto que duplica la mitad de la pantalla, creando así un rollo psicodélico muy "jessfranquiano") para centrarse en el minuto treinta, y hasta el final de la cinta, en el plano eterno de las dos Paulas montándose un numerito erótico lesbo, tan agobiante como soso, tan pesaaaaado , y ¡ojo! tan anti-erótico incluso (esas dos no ponen cachondo ni de coña) que es imposible quitarse el sombrero ante este acto terrorista de Jess Franco.
¿Aburrida? Muchísimo, es una peli de Jess Franco. ¿Sorprendente? Muchísimo, es una película arriesgada, rara e incluso una chorrada si lo miramos desde según que punto de vista. ¿Cojones? Dos y bien gordos. Franco está con una cámara haciendo precisamente eso, lo que le sale de los cojones, en su casita y dándole completamente igual si la cámara y parte del minúsculo equipo se reflejan en un espejo, o si en una peli que se resuelve en menos de diez planos, hay cinco con errores de raccord.
Como ya he dicho, un acto terrorista y, en lo suyo, una obra maestra.