domingo, 4 de abril de 2010

EL GRITO 3

Madre mía, resulta inquietante mirar atrás en el tiempo y descubrir lo ya casi olvidada que ha quedado la moda del terror Japo. ¿Os acordáis de todos los "Rings", "Grudges" y demás que invadieron nuestros cines y video-clubs, con sus secuelas, remakes y remakes de secuelas?. Increíble. Pero eso es lo bueno de las modas, que llegado su momento, se esfuman y con ellas todo lo que arrastraban.
Vaya cacao tengo yo con "La maldición". Obviaremos las niponas y nos centraremos en las yankees ("Los Gritos") para facilitar la labor. La primera me gustó, incluso más que la original, y la segunda me pareció un rollazo de tomo y lomo igual de aburrida que la Japonesa. Es más, apenas recuerdo nada de "El Grito 2"... por eso me costó descifrar si la tercera era una continuación en el más estricto sentido de la palabra, es decir, que comenzaba donde terminaba la anterior. Yo diría que sí.
Pues eso, que aquí no hay viajes a Japón que valgan, el presupuesto no da para más, ya que se trata de un "Direct to DVD", lo que, en general, suele presagiar cosas malas. Todo se desarrolla en un edificio de apartamentos de los USA, allí se han trasladado los fantasmas que esta vez se cebarán en un grupo de hermanos que viven juntos y todos los que tienen alguna relación con ellos.
Bien, esta peli es una puta castaña, enorme, épica... peor incluso que la segunda entrega. De la estética, look y formas del terror nipón ya no queda casi nada... ni siquiera el famoso ruidito gutural de los fantasmas se escucha en todo su esplendor. Es evidente que los responsables, sabiendo que esa clase de cine ya no está en auge, han apostado por occidentalizarlo por completo, exterminando aquellas señas de identidad que lo hacían un pelín diferente. Así pues, da lo mismo que los malos sean fantasmas de ojos rasgados, que bichejos del averno o asesinos enmascarados, solo son una excusa rodeada de absoluta rutina, falta de imaginación y cuantioso aburrimiento.
Toby Wilkins, director de la simpática "Splinter", sustituye a Takashi Shimizu en la dirección (que aquí se reserva tareas de co-guionista y co-productor junto a, entre otros, el enigmático Phillip J. Roth, director de "APEX" y un montón de videoclubadas más) y lo hace bastante malamente.
Evitable incluso para completistas.