De crío los payasos me daban miedo. Más crecido, e intentando racionalizar al respecto, me doy cuenta que mi temor, y el de muchos otros (de ahí cosas como "It" o incluso "Killer Klowns from outer space"), está del todo justificado. Tras el engañoso maquillaje colorista de un payaso puede ocultarse cualquier cosa. John Wayne Gacy es una prueba. Los payasos ya no me dan miedo... pero sigo desconfiando del que oculta su verdadera faz tras una mueca permanentemente alegre.
Al chaval protagonista de "Clownhouse" le pasa lo que a mi a su misma edad. Una noche de fin de semana, acude con sus dos hermanos al circo y cuando tiene la mala suerte de que los payasos le eligen como voluntario para salir a la pista, huye horrorizado. Poco después, esos mismos payasos serán asesinados por un trio de locos escapados de un sanatorio, que se disfrazarán como ellos y, siguiendo con la mala suerte, se acercarán a la casa del chaval a proporcionarle unas cuantas horas de angustia (aunque todo sea muy casual, el modo en el que los asesinos se sienten atraídos por la casa -los chavales hacen el tonto con la luz, lo que crea destellos en la ventana- es muy ingenioso).
Estamos ante el primer largometraje de Victor Salva, quien poco después despuntó con "Jeepers Creepers" y su superior secuela. En el reparto tenemos a un jovenzuelo Sam Rockwell, al que volveríamos a ver en films como "Los angeles de Charlie", "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" y que, según he leído, estará en "Iron Man 2".
Hay que avisar de que "Clownhouse" es un film de miedo en toda regla, la ausencia de sangre es casi total. La primera media hora está francamente cojonuda, sobre todo cuando los asesinos (a los que casi nunca vemos sin maquillaje) suplantan a los payasos. Justo después arranca la "rutina" más propia del slasher de las víctimas continuamente acosadas (aunque aquí no hay campistas calentorros ni universitarios tontopolla), y aunque Salva no logra mantener el buen pulso narrativo, tampoco lo pierde. Además, es del todo evidente que lo que el realizador busca es que las figuras de los payasos homicidas (que no hablan en todo el film) resulten inquietantes y aterradoras... y más o menos lo logra.
Resumiendo, "Clownhouse" no es ninguna maravilla, pero sí una buena peliculita de terror "a la vieja usanza" de la que agradeces su sobriedad, sus personajes no especialmente idiotas y sus esforzados intentos por quitarte el sueño.