lunes, 8 de noviembre de 2010

CROMWELL, EL REY DE LOS BÁRBAROS

Esta es una de mis más recientes adquisiciones en formato VHS, original de la época y bla, bla. He de confesar que cuando la vi alquilada, hace ya muchos años, me aburrí tanto que me quedé frito. Fue una tremenda decepción, porque se trata del debút del popular realizador B-oso (y Z-toso) Albert Pyun, responsable también de cosas como "Sueños Radioactivos", el "Cyborg" de Van Damme o, sobre todo, el famoso/infame "Capitán América" del año 1990, fallido intento de rodar la primera adaptación digna de un cómic de la Marvel. Yo, como no podía ser de otro modo, en el periodo que alquilé "Cromwell..." me estaba convirtiendo al Pyun-ismo... y este film representó un serio traspiés. El día que, hace una semana escasa, la descubrí a la venta en formato magnetoscópico, creí que la nostalgia actuaría por cuenta própia y sabría disfrutar más de aquel film que cuando era teenager. Craso error, my friends.
La estructura de "Cromwell, el rey de los bárbaros" es la misma que cualquier otra muestra de "espada y brujería". Malo malísimo (en este caso el que da título a la edición española, el tal Cromwell) mata a padres de chaval de turno, y en este caso supuesto heredero al trono. Muchos años después, y ya crecido (convertido en un encantador golfo/truhán musculado), el tipo se toma la revancha. El problema es cómo este concepto se desarrolla, a mi gusto excesivamente apartado de la tónica general de lo que esperaría de un film de "espada y brujería", demasiado centrado en la época medieval, demasiado deudor de la aventura clásica de capa y espada, demasiados toques de humor... demasiado ligero, a pesar de escasos momentos de sangrante violencia y notable tenebrismo.
De hecho, lo mejor de "Cromwell..." es el arranque y el final. Sobre todo los primeros 11 minutos, que prometen mucho, ya que se centran en ese fugaz aspecto más versado en la magia y con tímidos momentos de terror, con la aparición de un mago de aspecto monstruoso. Dado que no volvemos a verle hasta el final, lo del medio se torna aburrido y carente de garra. Sé que no es una opinión general, este film posee un enorme culto y hay quien lo considera estupendo y entretenido... no es mi caso. Comprendo por qué me dormí de chaval, y ya estoy pensando en cómo cambiarlo por otro VHS de más valor para mi.
En el reparto destacan algunos rostros entrañables, como los del eterno malo Richard Lynch, el eterno monstruo -con y sin maquillaje- Richard Moll (él interpreta al mago, claro), Simon MacCorkindale (yo lo recordaba por su intervención en el "Muerte en el Nilo" de John Guillermin), Robert Tessier (habitual malo/calvo en infinidad de exploitations y famosas series de televisión) o Joe Regalbuto (el amigo de "El halcón callejero"). Junto a Pyun, tenemos en tareas de fotografía a Joseph Mangine, a quien también le dio por dirigir todo un anti-clásico de los video-clubs, "Neon Maniacs".
Al final, antes de los créditos, se anuncia una secuela ("Tales of an Ancient Empire") que Pyun no ha podido materializar hasta hoy, actualmente se encuentra en fase de post-producción. Hey, no tengo intención de verla.
"Cromwell, el rey de los bárbaros" tiene sus aspectos positivos, sí, sobre todo estéticos (la ambientación y la atmósfera, estupendas), pero la verdad es que a mi se me hizo más pesada que la versión original sin subtítulos del penúltimo melodrama de Tarkovsky.