¿Alguien se acuerda de "Hell Night"?, aquella
pequeña, chaposa pero simpática peliculita con Linda Blair, sobre un grupo de estudiantes idiotas (como lo son todos, vamos) que,
con el fin de entrar en una fraternidad universitaria, se pasan la noche en una
supuesta casa encantada donde ronda un asesino (bueno, dos) de lo más feo. El caso es que la peli que nos ocupa, "El
libro del mal" ("The Hazing" en USA), nació como tardía secuela de aquella.
Sin embargo, al final el proyecto se desligó de la pieza ochentera y creció
como film propio.
Su director, Rolfe Kanefsky, es un personaje de lo más
curioso. Destacó hace unos años con una comedia de terror adolescente producida
de modo independiente titulada "There´s nothing out there" y que,
dicen, significó el nacimiento de la tendencia auto-referencial del moderno
cine de sustos (y que tan bien explotó "Scream" poco después).
Sea como fuere, Rolfe (un tio bajito y feo que en las entrevistas incluso habla de su incapacidad de aprovecharse de las
actrices de buen ver con las que curra) se ha especializado en firmar pequeñas
peliculillas directas para video-club y que se mueven básicamente en el género
de la comedia, aunque muchas de ellas se mezclen con el terror. Concretamente,
"El libro del mal", es un homenaje -según palabras del propio
director- a pelis tan "lógicas" y deducibles como "Posesión Infernal" o
"Re-Animator" y a otras un poco menos (y que demuestran
la condición "frika" de Kanefsky) como "La noche de los
demonios" y su temible secuela. El tributo al clásico de
Sam Raimi podemos verlo en una secuencia en la que los protas, siguiendo las
lista de pruebas que deben superar para entrar en la puñetera fraternidad de
turno, han de lograr localizar una foto autografiada de ¡¡¡Bruce Campbell!!.
Tampoco es manco el hilarante momento en el que a uno de los
chavales la lengua se le transforma en un especie de gusano gigante... ¡durante una sesión de cunnilingus! (en una entrevista el
director afirmaba que con semejante secuencia pretendía igualar los momentos
"sexualmente escabrosos" tan míticos de los clásicos mentados). A todo esto hay que sumarle mucho humor negro,
algo de gore bufonesco (incluida sierra mecánica), a Brad Dourif tan
sobreactuado como siempre y algunos esforzados intentos de saltarse los clichés
propios de este tipo de cine, como que la rubia super-tonta resulte ser todo lo
contrario.
"El libro del mal" es, en definitiva, una película
de fans para fans... cuanto más goces del género, mejor te lo pasarás viéndola,
pillarás las bromas, aplaudirás la chicha, babearás con las tetas de Tiffany
Shepis (“scream queen” de segunda habitual en el cine de Kanefsky y que tenía
papelico en el remake de “La noche de los demonios”) y, en general, disfrutarás
como un chino… sin dejar de ser consciente de que la peli es… lo que es.