La primera vez que vi esta película fue en el cine de la parroquia de mi barrio donde a 50 pesetas, cada domingo, proyectaban diversas carroñas. Yo era muy niño, pero recuerdo que por el motivo que sea, quedé fascinado. De hecho, luego la alquilé varias veces más en el vídeo club. Ya en la época, había un par de ediciones en beta y vhs, una con el titulo español, "Mazinger Z, el robot de las estrellas", y otra con el titulo internacional "The Iron Superman". Me gustaba mucho esta peli, la encontraba cojonuda.
Veintipico años después, y gracias al dvd, la he vuelto a ver y a redescubrir. Obviamente, el paso de los años ha hecho mella, pero, aun así, está llena de encanto, y un ritmo endiablado, que hace que sea muy entretenida y estimable.
Pero había algo extraño en ella; parecía que pasara toda en un solo acto. Y es que lo de esta película, que todos creíamos una versión chunga de la serie animada, no es tal cosa. Se trata de un “cortapega” de tres pares de cojones, y de los mas caraduras -y por otro lado más habituales- de todos. Resulta que en Japón, durante mucho tiempo, se emitió una serie de televisión de robots gigantes que poco o nada tiene que ver con Mazinger Z, titulada algo así como “Súper robot, nosequé”. Bien, pues los Taiwaneses compraron escenas de algunos de los capítulos, básicamente las correspondientes a los efectos especiales y secuencias de lucha del súper robot, y rodaron con actores, mas o menos populares procedentes de corea, las tramas en las que salían los personajes humanos. Montaron todo ese material, y el resultado en forma de película lo vendieron en el continente chino como una versión de imagen real de la conocida serie de dibujos animados que arrasó en todo el mundo. De ahí que el robot no tenga nada que ver con el que todos conocíamos siendo niños. En las iniciales del cinturón pone las iniciales “MB”, con lo que ya queda claro que no es “Mazinger Z”. Pero no solo vendieron la película en China, que no se que tal iría, si no que además, se estrenó en Alemania y España (los dos únicos países en todo Occidente). La cosa coló y fue un éxito de taquilla, sobretodo aquí. Esto hizo que los empresarios españoles se sacaran de la manga todo tipo de merchandising, como puedan ser singles con la banda sonora, cromos, y comics.
Toda una experiencia poder volver a ver esta película después de tantos años. A destacar la presencia de el Doctor Infierno, con esa larga cabellera que crece hacia arriba y cambia de color según lo cabreado que esté. Y los efectos especiales, que aunque rudimentarios, son muy eficaces con esas maquetas y esos hilos imperceptibles.
Y no les negaré que el factor nostalgia es decisivo a la hora de disfrutar de esta pequeña obra maestra asiática de la “explotation” y la cara dura.
Por cierto, el nombre del director acreditado es Chang Ying. En su casa a la hora de comer.