Con esta película tengo una pequeña anécdota que os contare antes de empezar la reseña propiamente dicha. Resulta que estando yo saliendo con la que hoy en día es mi esposa, vi en el periódico que iban a proyectar Perfect Blue en una sala en Bilbao. Era un salón de actos de una iglesia si no recuerdo mal, y estaba organizado por un periódico y alguna aula de cultura o algo así. Pues bien decidí llevar a mi novia para que viera que eso del anime que yo veía no era todo violencia y sexo, y así además me la llevaba a ver una película seria con la que yo quedaría como un señor. El primer problema aparecía antes de entrar en la sala, aquello estaba lleno de jubilados, sin exagerar la edad media de la sala superaba los 65 con facilidad, yo creo que nosotros dos éramos los únicos menores de 50 que había allí. Lo jodido fue después, la película era en versión original subtitulada. No hay problema pensareis, pues si, si que lo había. Los subtítulos eran blancos, no habría pegas si las letras tuvieran un reborde negro, pero es que no lo tenían, todo blanco, así que en las escenas de colores claros no se leía nada de nada y para colmo mi señora no había llevado las gafas, así que tuve que ir leyéndole los subtítulos cuando yo podía leerlos. Algunos ancianos salieron de la sala al ver que aquello era en versión original, pero algunos mas salieron al ver los subtítulos, o mejor dicho, al no poder verlos. Nosotros vimos la película hasta el final y aunque mi acompañante no pudo disfrutarla al 100%, poco tiempo después la alquilamos y la pudo ver sin problemas. Vamos al lio. Dirigida por Satoshi Kon en 1998, es uno de los grandes clásicos del cine de animación japonés y que no tiene que envidiar a ningún thriller de imagen real. Leo en la wikipedia que Darren Aranofsky compro los derechos para realizar un remake, pero que no se hizo como tal, sino que aprovecho un par de escenas para Réquiem por un sueño, y que Cisne Negro es una especie de remake encubierto de esta Perfect Blue.
Mima Kirigoe es una de las integrantes del trío Cham, son Idols, que para quien no lo sepan, son jovencitas cantantes a las que el publico consume con avidez hasta dejarlas secas o hasta que salga alguna idol nueva que les guste más, luego se olvidan de ellas, algo así como los triunfitos que ya no recuerda nadie. Previendo que la carrera de Cham se acaba, Mima decide dejar el grupo y probar suerte en el mundo de la interpretación. El dejar el grupo no es bien llevado por los fans del mismo, a lo que empezara a recibir amenazas e insultos. Peor se pone la situación cuando en la serie en la que trabaja Mima el guionista prepara una escena de corte erótico en la que esta es violada. Para sus antiguos fans esto ya es el punto final, Mima esta manchada, ya no es una idol.
A la vez que se desarrollan estos acontecimientos, Mima descubre una página web (en una internet aun en pañales en Japón) llamada “La Habitación de Mima” donde un fan perturbado va contando a modo de diario la vida de Mima día a día, llegando a contar cosas que nadie más que ella y sus personas más cercanas saben. Esto provoca que la protagonista empiece a sentir paranoia, también debido a su inseguridad por haber dado el paso de dejar a Cham, y más ahora que el antiguo trío, ahora dúo, está empezando a petarlo en el mundo musical.
Paralelamente vemos a un fan que está obsesionado con Mima, o más bien con la Mima Idol, por lo que ira poniendo palos en la rueda del nuevo futuro de Mima. Además de todo esto, los allegados en esta nueva etapa de la joven empiezan a ser asesinados. También Mima empieza a ver a una representación suya de cuando era cantante de Cham, que le recrimina el haber abandonado el grupo. Todo en conjunto da lugar a una interesante historia de suspense.
La película es tramposa con el espectador, ya que su montaje nos mezcla las escenas de la vida real de Mima y de la serie que está grabando, teniendo muchas similitudes una con la otra. También se nos enseña lo que el director quiere que veamos y no la realidad, por lo que el espectador aunque no llega a un estado de paranoia sí que se ve descolocado en más de una ocasión. Esto no es más que el buen hacer de Satoshi Kon y del guion, que por cierto está adaptado de una novela japonesa. Todo el conjunto hacen de Perfect Blue una película interesantísima con suspense hasta el final. Un clásico de los que hay que ver, si o si.