El dibujante de manga vive estresado, desconozco si los
dibujantes de comics europeos tienen esta misma presión. Conocía un poco esa prisa por entregar en
fecha y las dificultadas por las que puede pasar un mangaka por lo que he leído
y visto en el manga y anime de Bakuman, si estáis interesados en saber más
profundamente en el tema, leeros/veros el manga/anime, porque trata sobre ello
principalmente. Pero nunca creí que podría llegar a los límites a los que se
vio empujado el autor del manga que pasare a reseñar, Hideo Azuma. Me viene a
la mente un autor conocido mundialmente, bueno, más bien su creación más que
el, que acabo suicidándose tirándose por un barranco. Me refiero a Yoshito
Usui, autor de Shinchan. Cuando me entere de su fallecimiento me pareció
extraño, un hombre que había llegado a la cima del éxito, que no necesitaba
calentarse mucho la cabeza ya que su manga y sobre todo su anime se había
convertido en un éxito de ventas mundial ¿Por qué se habría tirado ladera
abajo? ¿Puede que por lo que empezó siendo un manga para adultos se acabo
convirtiendo en un producto infantil? Por lo que pude saber, era soltero, y un
poco asocial (desconozco si esto es cierto, pero es lo que se decía de él) Al
ver Bakuman y tras leerme este manga, puedo llegar a entender que ser mangaka
profesional puede llevar a la locura, y es que Usui no es el primer mangaka que
se suicida pero si el caso mas mediático. Hideo Azuma por su parte no es
conocido fuera de su país, o al menos yo no lo conocía, ni ha tenido un éxito
tan arrollador como Shinchan, pero su historia es fascinante. Hay que darle la
enhorabuena a la persona que le convenció para dibujar este manga
autobiográfico, porque sencillamente es una historia genial, aunque este
suavizada.
Hideo Azuma es un dibujante de manga profesional, trabaja
para un par de revistas haciendo mangas cómicos, aunque a él lo que realmente
le gustaría dibujar es Ciencia Ficción. Para su mala suerte solo se la permiten
dibujar si mete comedia por medio. Hace algún que otro manga erótico y así va
viviendo la vida. Pero un día, ya casado y con hijos, le da la ventolera y le
dice a su mujer eso de “Voy a por tabaco “ (literalmente, lo cuenta en la
entrevista que acompaña al manga) y como es de esperar no vuelve a casa. La primera
semana la paso apalancado en casa de un amigo. Cuando se canso de gorronear
volvió a casa, pero claro, los trabajos pendientes que tenían se habían ido al
garete. Se pasaba el día bebiendo, hasta que un día decidió irse al bosque a
morir. Borracho como una cuba intento ahorcarse aprovechando la pendiente de la
montaña. Esto es, ato la cuerda a un árbol, luego se ato la cuerda al cuello y
se tumbo en el suelo. Tuvo la suerte de que la pendiente no era muy pronunciada,
y probablemente que al estar borracho cuando se intento suicidar no se dio
cuenta de lo absurdo de su método. La cuestión es que con la borrachera se
quedo dormido tirado en medio del bosque en una pendiente y con la soga al
cuello, en fin, un desastre de suicidio. Al despertarse se dio cuenta de que
eso era un error, pero tampoco quería volver a casa, así que decidió vivir su
vida como un sintecho. En Japón a la gente sin hogar se les aparta de la
sociedad, que era justo lo que Azuma quería. Así pues en la primera parte del
manga nos cuenta sus aventuras y desventuras como “homeless”, que hacer para no
morirte de frio, como racionarte la comida, donde se puede encontrar la mejor
comida que hay en la basura y diversas técnicas de supervivencia urbanas, que
con la crisis que tenemos no estaría de más que las impartieran en los
institutos y universidades. Cuando se canso de no tener un miserable duro,
busco trabajo, y finalmente consiguió uno en una empresa instaladora de Gas. Allí
estuvo trabajando un tiempo, hasta que lo encontraron. Su familia estaba
preocupada, así que pusieron una denuncia de desaparición. En una de estas la
policía le encontró y se lo devolvieron a su esposa. Aunque había vuelto a casa
seguía trabajando en la empresa del Gas, parecía feliz en ese trabajo, pero más
adelante lo acabo dejando por no tener que ver la cara de un compañero al que
critico delante del jefe. Volvió a dibujar manga, pero como no se encontraba a
gusto con lo que le mandaban dibujar, se dio a la bebida. Se acabo convirtiendo
en alcohólico, lo que le llevo a su segunda incursión en el mundo del
vagabundo. Esta vez ni aviso con la frase “Voy a por tabaco”, simplemente se
largo. Ese tiempo en la calle hizo mucho mal por su hígado, ya antes le había
dado mucha mala vida a su órgano encargado de filtrar el alcohol, pero es que
estando en la calle, lo tuvo mucho peor. Al final fue hospitalizado a petición
de la familia porque tenía claros principios de cirrosis, y si continuaba
bebiendo moriría. La segunda parte del manga trata sobre esa estancia en el
hospital y su pertenencia en Alcohólicos Anónimos.
Su historia es jodida, muy jodida, pero la cuenta de una
forma, y la dibuja de una manera, que la hace simpática, y entrañable. El
propio autor lo comenta al principio del manga “Estoy dibujando este manga
mirando la vida positivamente y procurando dejar fuera el realismo. Porque si
lo dibujara realista, dibujar seria doloroso y me deprimiría” Y es que no solo
el frio y el hambre son los enemigos del sin techo, les dan palizas, los
insultan y son repudiados por la sociedad. Y aunque Azuma, no lo cuenta con
pelos y señales, si que nos dice que las ha pasado putas.
Háganse con él como sea, lo compran, lo leen en la
biblioteca, lo roban, como sea, pero léanlo, está muy bien, y nunca se sabe
cuándo tendremos que echar manos de las técnicas de Hideo Azuma para sobrevivir
en las duras y frías calles de la ciudad. Yo por lo pronto ya sé cómo hacer una
cocina provisional y a vivir unas horas sin internet (pero solo unas horas,
ojo)