A lo que voy es que viendo películas de uno u otro género, lo cierto es que ninguno de los dos acaba
de entusiasmarme en su estado más puro. Es más, diría que me aburren bastante. No así cuando estos se adscriben a otro género mayor, en concreto,
y en este caso, la comedia. Entonces la cosa me entusiasma y me vuelve
loco. Ergo, no me gustan las películas de Kung –Fu, ni me gustan los “Spaghetti
Western”; me gustan las comedias de Kung- Fu, y me gustan las comedias del Oeste. Claro, como todos ustedes saben, si hay cómicos representativos de las comedias
del Oeste, estos son Bud Spencer y Terence Hill…. Pero hay un antes y un
después en sus míticas películas del Oeste, las que rodaron antes de “Le
llamaban Trinidad” en los años 60 y las que rodaron después.
Bueno, pues yo me las estoy viendo.
No se en qué momento se descubre que hay química entre ambos
actores, que son graciosos y que su humor
“slapstick” y a base de mamporros iba a ser la marca de la casa durante el
resto de las carreras de ambos (yo creo que es a partir de la película “Los 4
Truhanes”), pero lo cierto es que (salvo el título mencionado antes) durante
los sesenta sus películas son “Spaghetti Western” al uso, tirando a malos, en
los que la comedia brilla por su ausencia. Es tras “Le llamaban Trinidad” que
ese humor se hace consciente en posteriores películas y cuando se crea la
pareja cómica tal y como la conocemos, aunque ese humor impregnara,
irremediablemente, incluso los productos que protagonizaron por separado. Antes, tan solo existían cosas como esta “La colina de
las botas”.
Dirigida por Giuseppe Colizzi, quien fue el primero que rodó
películas con ambos actores juntos y que, probablemente, los descubriera como
pareja cómica al ser, también, el primero que rodó con ellos un film ajeno al “Spaghetti Western”, “Mas fuerte, muchachos”, nos
encontramos ante un folletin de interminable metraje, dentro de una duración
estándar, para lucimiento de Terence Hill en solitario, pero con Bud Spencer en
el reparto, que de mal montada y explicada, acabamos hasta los
mismísimos cojones debido a la falta de acción y la casi ausencia de
argumento. Este más o menos vendría a contarnos la historia de un individuo que
está siendo perseguido por unos forajidos, y se esconde en las caravanas de un
circo. Los trabajadores del circo se alían con el, en su aventura.
Bueno, es lo de menos porque si hay tiros, mamporros y
demás, la diversión estará asegurada… pero es que no los hay.
Entoces, se trata de un “Spaghetti Western” muy mediocre,
aburrido y soso, que solo destaca porque es el preludio de lo que vendría
después, tanto con el binomio de “Trinidad”, como con las comedias fuera del
sub-género de Hill/Spencer que ya son míticas. Pero el gen, desde luego, y lo
que más se asemejaría a lo que ya conocemos, sería la anterior, como ya he
dicho, “Los 4 Truhánes”. Esta es muy mala.