Así que para la ocasión tenemos a Al Pereira, que recibe a
punta de pistola a una mujer, a cual,
tras decirle el detective cuatro guarrerías, le contrata para que recupere un
bolso que está en un desguace. Allí, unos tipos intimidan a Pereira, que
desenfundará su arma contra ellos. Y a partir de aquí, Pereira se meterá en un
extraño embrollo, en un asesinato del cual es el principal sospechoso, mientras
se tira, siempre que puede, a la mujer que inicialmente le contrató.
Aunque empieza muy bien, pronto su hora y media de metraje
se vuelve eterna.
No obstante, hay que decir que en géneros menores (porno o
clasificadas “S”) Franco se desenvolvía con mayor soltura que los Carlos Aured
o Iquinos de la época. Con esto quiero decir, que “Botas negras, látigo de
cuero” como película estándar es una absoluta basura, pero como peli
clasificada “S” que es, es infinitamente mejor que cualquiera adscrita al
subgénero con más nombre. Si embargo, tampoco valdría para un aficionado al
cine “S” porque tampoco es tan erótica, o su existencia no se basa, en su
totalidad, en el erotismo. Poco más que decir al respecto.
Una más de aquellas películas ochenteras de Franco, conMayans y Lina Romay a la cabeza en la que vemos a los actores vestidos
exactamente igual que en otras películas del mismo año, y dónde a Mayans le
crece el pelo de un plano a otro, por no hablar de la escena en la que, tras
ver como el pelo le crece y le mengua en la misma secuencia, coge unas tijeras
y se lo corta, junto con los bigotes, para que así no nos preguntemos por qué
el resto de la película aparece con otro look distinto al de cuando empezó.
El tio Jess rodaba dos o tres pelis al mismo tiempo, en los
mismos hoteles y los mismos escenarios, así que esto no era, en absoluto, de
extrañar. Incluso puede que el principio perteneciera a una película, y el
resto a otra ¡A saber!
No es de las peores, ni de las más divertidas. Pero sale Al
Pereira, así que…