De ahí, y hecha totalmente a su medida, este “Doc Hollywood”
que adapta la novela de Neil B. Shulman
“What? Dead Again?”.
En ella, un recién licenciado en medicina decide viajar a
Los Angeles con el fin de trabajar allí como cirujano plástico, cargando con su
consiguiente conflicto moral, al no considerar del todo la cirugía “Medicina de
verdad”. El caso es que durante su periplo en automóvil, al entrar en el
pueblecito de Grady, este tiene un accidente que causa unos cuantos
desperfectos, por lo que el juez local
le condena a ejercer como médico del pueblo hasta que pueda pagar los
desperfectos con sus servicios. Cuando las fuerzas vivas le tientan para que se
quede allí a trabajar como médico por una miseria comparada con lo que ganará
como cirujanos plástico en Los Angeles, aparecerá una conductora de ambulancia
en escena que, quizás, haga a este médico engreído y petulante cambiar de
opinión.
Una comedia ligera que datada en 1991, ya vaticinaba lo que
la comedia iba a ser en los noventa; una sosez. Ahora, quizás ya la nostalgia
hace mella en mi psique a favor de “Doc Hollywood”, o bien, al ir estableciéndome
en la mediana edad, esto propicia que productos que ni fu, ni fa, acaben
pareciéndome simpáticos y agradables, y en consecuencia, entretenidos. Y es
que, fan como era yo en la época de Michael J. Fox, acudí en su momento al cine
a ver este estreno, decepcionándome –y mucho- tras su visionado. Me pareció un
folletín tremendo. Sin embargo a día de hoy la disfruto como lo que es; una
pequeña comedia para señoras de 50 años, con un toque de romanticismo, con un
humor completamente aséptico que no ofende ni al más propenso, y con muy pocas
pretensiones. Una película del montón, sin más, visible y correcta que no
cambiará la vida de nadie que la vea… Excepto la de los gerifaltes tras la
“Pixar”. Ya es oficial, y así ha sido casi reconocido por sus artífices, que la
película “Cars” es un plagio en toda regla de “Doc Hollywood”. Un plagio
descarado además, siguiendo el cochecito protagonista todos los pasos que sigue
J. Fox en la película. Debieron pensar sus artífices que “Doc Hollywood” no la
había visto nadie, y que en caso de que alguien lo hubiera hecho, no se daría
cuenta de que la historia de los cochecitos es exacta a esta. Como fuera, tras
el descubrimiento de plagio, el asunto no tuvo mayor relevancia, y sirvio para,
en cierto modo, darle una segunda vida a la película que nos ocupa. Olvidada
como estaba, para que el público volviese a hablar de ella.
Y sin más.
Junto a Michael J. Fox tenemos en papeles secundarios a una
cargante Briget Fonda que está para matarla, y a un metódico Woody Harrelson
que aún no había despuntado del todo y que hace ostentación de una gran fuerza
interpretativa dando vida a una especie de redneck analfabetoíde en una
composición que luego daría sus frutos en otras películas posteriores.
Dirige la cinta Michael Caton-Jones, popular por haber
dirigido después “Vida de este chico”, o mejor aún, “Instinto Básico 2”.