Un individuo de mediana edad se dedica a seducir bellas
muchachas para luego asesinarlas, ya sea durante el coito, ya sea después de
este, operando en cualquier lugar donde a
nuestro protagonista se le cruce un cable. Mientras, la policía investiga, y el
Psycho-Killer se dedica a vivir su día a día junto a su prima con la que
también cohabita, y sin mayores estridencias.
Se trata de un producto clasificado “S” con algo más de
enjundia de lo que suele ser habitual -al
menos, más que todas esas comedietas tan horrorosas adscritas al género-, con una
historia y un guion más o menos desarrollados, y dónde se nos vende el morbo
que supone ver a Manuel Tejada, que da vida al asesino, violando a todas esas
chavalas, asesinándolas durante el acto sexual y, una vez muertas, continuar
con su cópula como si nada. Se supone que eso, además de ser vendible, debe
resultarnos perturbador, sin embargo, la poca pericia del director Jose Antonio
Barrero, director de un par de cortos y de otra película anterior a esta –y que
ya no volvería a dirigir más después- hace que, en lugar de causarnos mal
rollo, las escenas de violación y asesinato nos causen risa.
Por lo demás, lo de siempre; una película con comunes
problemas de tempo, de torpe narración, que para ver mientras estamos
trasteando con el móvil, vale, pero que por lo demás, es un absoluto rollazo
carente de interés alguno, más allá del exótico título original, o su interés histórico.
Congregó a 131.000 espectadores en las salas en el momento
de su estreno, y en los gloriosos pases televisivos de madrugada en nuestras
televisiones, en los años 90, cuando se emitió en la segunda cadena de
televisión Española, la crítica de “El País” se cebaba –no sin razón- con ella
diciendo: “Otra de las películas supuestamente malditas que nos ofrece La 2.
Nuevamente todo apunta a que este filme es maldito por puro malo y no por otra
oscura razón. La historia gira entorno a un psicópata que viola y asesina a
mujeres”. Mejor crítica que esta, no la encontrarán.
Por lo demás, nada de nada.
Junto a Manuel Tejada, tenemos en el reparto a actores tan
comunes en cualquier tipo de filme alimenticio de los setenta y ochenta como
puedan ser Emilio Gutierrez-Caba, Mirta Miller, Paloma Cela o Adriana Vega.