Resulta que de un tiempo a esta parte, ha salido un actor
llamado Robert Kovacs con un más que sorprendente parecido a Charles Bronson.
Se parece muchísimo. Entonces, la evolución natural de todo ser humano que se
parece a otro, es sacar partido de ese parecido, sobretodo si al que uno se
parece es un actor famoso. Así, en pleno 2017, nace lo que viene siendo la
“Bronsonxploitation”. Vale que hubo en los 70 otro émulo del actor americano, y
desde Japón, nos venía Bronson Lee, mezcla de Bronson y de Bruce Lee que al
final no era más que un japonés con bigotes y pelos rizados que no se parecía
ni a uno ni a otro. Pero Robert Kovacs es genuino. Lo que me pregunto es por
qué ha llegado al “Direct to vídeo” tan tarde.
Así, y rebautizándose para lo ocasión como Robert Bronzi
(¡manda cojones!) nace esta nueva explotación en una práctica como es la de clonar a actores de éxito que
no se hacía por lo menos desde los 80 (aunque rula por indonesia o por ahí, un
clon de Mr. Bean del que les hablaré otro día).
Mientras escribo esto, Bronzi, ya está filmando un
subproducto videoclubero que lleva por título ¡¡ “Death Kiss”!! La curiosidad
me embarga.
Sin embargo, la primera toma de contacto de Robert Bronzi
con la pantalla se la debemos a esta “From Hell to the Wild West” y se la
brinda nada menos que un tal Rene Perez, director que empieza con su carrera en
2010, y rueda bodrios al servicio de su propia productora, una de esas aún más
infames —pero del mismo estilo— que “The
Asylum”, con las que rueda títulos intencionadamente expoliadores como por
ejemplo “Alien Showdown: The Day the Old West Stood still”, más conocida como
“American Cowboys vs. Aliens” o “Little Red Riddin Hood”. Se trata de “iDiC
entertainment” y al muchacho le gusta rodar, sobretodo, Westerns con elementos
fantásticos dentro de sus argumentos. Incluso, para “The Burning Dead” llega a
engañar a Danny Trejo, que no sabe decir que no a un proyecto, y le pone en
medio del Oeste a cargarse zombies. Así, “From Hell to the Wild West”, nos ofrece
precisamente eso, una combinación de Western y terror, y no es una consecuencia
de “Bone Tomahawk” como pensé en un principio ¿Puede que incluso sea al revés?
No lo creo. De hecho, su “From Hell” del título, también forma parte del saqueo
ya que hace referencia directa al cómic de Alan Moore, así como al film de los hermanos Hughes como verán.
Con estos antecedentes, desde luego, da igual como sea la
película. Se ha ganado un visionado por derecho propio.
Y es que la película nos presenta, por un lado, a un
individuo que en lo profundo del bosque de M. Shasta, en el salvaje Oeste, se
enmascara con unas extrañas piezas de piel zurcidas. Acto seguido, detecta en
las inmediaciones una bonita joven a la que se dispone a acuchillar con un
enorme cuchillo. Sin embargo, un rudo Sheriff (Bronzi), le tiene en el punto de
mira de su rifle, pero antes de poder hacer nada, es espantado por las armas de
otros representantes de la ley. Con esta puesta en escena comienza la película,
como una declaración de intenciones que nos muestra lo que vamos a ver;
básicamente un enmascarado dando cuenta de señoritas en el Oeste y un cowboy
que intentará darle caza. Todo ello contado de una manera contemplativa, casi sin
diálogos, tomándose el director su tiempo.
Cuando nos creemos que ya sabemos lo que estamos viendo (e
incluso nos está gustado, que es lo que me pasaba a mí) la acción se traslada
al presente y nos muestra a una pareja de historiadores. Ella ha descubierto un
diario datado de mil ochocientos y pico que según lo narrado, se trataría del
diario de la única superviviente de Jack el destripador. Según su
investigación, a Jack el destripador le seguían la pista en Londres, iba a ser
capturado muy pronto por Scotland Yard, debido a la larga hilera de asesinatos
que había dejado a su paso. Solo podía entregarse o dejar de matar. Pero como
destripar es una actividad que le gustaba tanto, pensó que lo mejor que podía
hacer era viajar a algún lugar donde pudiera seguir asesinando y que no se
notase ¿Y a dónde podía ir? Pues al salvaje Oeste, dónde las autoridades no
eran tan inteligentes como para seguirle la pista, o donde un cadáver o dos más
al día, no supondrían algo anormal.
Una vez se nos cuenta esto, la acción vuelve de nuevo al
lejano Oeste y allí, comienza el juego del ladrón y el gato entre este Jack el
destripador con complejo de Phineas Fog, y el Charles Bronson de los chinos,
que por otro lado dará pie a la historia que hay en el diario de la superviviente.
La verdad, el bizarrismo de la historia, el tema del clon de
Bronson, el look fardón de asesino con máscara que se gasta Jack el
destripador, la cadencia de la película, lenta, serena, casi vanguardista, pero
contándonos una locura de géneros opuesta a la vanguardia, le han hecho ganar
muchos puntos.
Sin embargo, y consiguiendo captar la atención del
espectador durante los primeros 30 minutos, pronto, todo este material tan
original e interesante, se convierte en un tedioso avanzar, imponiéndose todos
los clichés de la serie Z actual y ofreciendo más de lo mismo: Gore no muy
resultón, tías jamonas en tetas, y numeritos para que Robert Bronzi se luzca
ante la cámara y luzca su parecido con Bronson. Resumiendo, que comienza de una
manera fascinante (¡qué película más rara!) y se vuelve un coñazo.
Sin embargo, de lo curiosa que es, y por tener un
planteamiento tan oríginal, se le perdona el posible aburrimiento experimentado
en la segunda mitad, entre otras cosas, porque no nos da tiempo a maldecir
siquiera, ya que la cinta dura apenas una hora y cuarto.
Así que como rareza, como curiosidad, me alcanza y me sobra.
Esto quiere decir que me la pienso pillar en DVD o Blu Ray. Y si esto ocurre,
es porque de algún modo, “From Hell to the Wild West”, merece la pena.