viernes, 12 de julio de 2019

AMITYVILLE 1992

La saga de “Amityville” cuyas películas son irregulares desde la primera entrega, despiertan en mí cierta simpatía que se va tornando sopor a cada nueva entrega.
Al ser Amityville un lugar real, en la actualidad, todas esas compañías de serie Z que desean a toda costa llenarse las alforjas, han perpetrado un sín fín de títulos no oficiales con el tema de la casa encantada más famosa del cine de terror como telón de fondo pero que nada tienen que ver con los títulos iniciales. Sin embargo, estas películas son horrorosas, pero no lo son más que todas las secuelas oficiales. Y, si me apuran, tampoco lo son más que la original. Y de todas las oficiales, me hace cierta gracia aunque sea con una mirada condescendiente y una sonrisilla de medio lado hacia ella, esta horripilante e insoportable “Amityville 1992”.
Un despropósito narrativo y argumental, además de una patochada, que ni tan siquiera transcurre en la casa que da título a la saga.
Un individuo acaudalado compra un reloj antiguo que deposita en una balda de su casa. Justo a partir de entonces comienzan a sucederse las apariciones paranormales y los sucesos extraños. Pronto descubriremos que ese reloj pertenecía a la casa de Amityville y que por eso las pasa putas tanto el maromo que se compra el reloj, como su familia, enfrentándose a demonios.
Como varios títulos de la saga, “Amityville 1992”, se basa en una de las historias de los libros basados en la leyenda de la mansión de Amityville titulados “Amityville: The Evil Escapes” de John G. Jones, libraco este del que también salen la historia de “Amityville IV” y que es la principal fuente de la que nutrirse a la hora de abordar secuelas ya que se trata de un libro de cuentos.
Por otro lado, y concebida como programación de la televisión por cable y el mercado del vídeo, a los distribuidores no les debió parecer muy bien tener fechada la película, por lo que si en su estreno videográfico en 1992 el título se hacía acompañar por el año de producción en números bien grandes, años después, en la era del DVD, se cargaron de un plumazo el 1992 del título pasando a titularse “Amityville: It’s about time”, cosa que da un poco lo mismo, pero que, a título personal, me molesta porque lo de “Amityville 1992” me parecía un título de lo más fardón que viene a decir que se trata de una actualización para los tiempos que corren (corrían) de una saga clásica. Claro que, efectivamente, visto hoy ese título, puede parecer un producto de aire retro y llevar a confusión al respetable. Aunque, insisto, todo lo que hagan con esta película da exactamente lo mismo porque es tan mala, tan absurda y tan aburrida que ¿quién va a echar de menos el título original? Pero quede ahí la anécdota.
Sin duda, y si no tenemos en cuenta las falsas secuelas contemporáneas, estamos ante la peor de la franquicia. Son todas muy malas, pero esta se lleva la palma.
Tony Randel, que dirige la cinta,  ya venía de hacer una chapucilla con “Hellbound: Hellraiser II” e “Hijos de la noche” y después fue el responsable de cosas como “Ticks” o la adaptación del Anime “El puño de la estrella del norte”.Todo lo que hizo fue una fulaña, pero al menos fue un director genuino de cine de terror de serie B en los 90, tiempos en los que no se hacía casi nada de esto. Solo por eso, tiene algo de mérito. Ha seguido dirigiendo, donde le han dejado, hasta la actualidad, ya sea para la tele o peliculitas pequeñas, pero nada de lo que hizo tiene la mayor relevancia.
Sin embargo, a la hora de revisar algún Amityville, yo he elegido el de Tony Randel porque lo recordaba muy malo… así que no será tan mala cosa ¿no?