También conocida como “The Fun Lovers”, se trata de una
pequeña película de bajo presupuesto inspirara en la novela de Helen Gurley
Brown, “Sex and the single girl”. Curiosamente ese mismo año, y amparada bajo
Warner Brothers, se estrenó la película “La pícara soltera” con Tony Curtis y
Natalie Wood, que fue todo un éxito y que se inspira en la misma novela que nos
ocupa. Lógicamente, “Sex and the college girl”, que con variantes cuenta
prácticamente lo mismo que “La pícara soltera”, rápidamente se vio apartada de
los canales de distribución incapaz de pelear con el gigante de Warner, por lo
que, rodada en 1964, la película se quedó en las latas, reposando en algún
mugriento almacén.
Sin embargo con el auge del exploitation y de los drive-in,
fueron muchos los distribuidores que compraron películas que no llegaron a
estrenarse en su momento, por lo que en 1970, seis años después de su rodaje,
fue comprada con intención de estrenarse en autocines. Lógicamente, estamos
ante una película blanca, blanquísima, aunque su título sugiera lo contrario,
por lo que se le hizo un lavado de cara con el póster para hacerla comercial y
que el público pensara que iba a ver, por lo menos, un porno soft, con esa
muchacha sacando levemente la lengua en actitud concupiscente. Nada más lejos,
eso ni tan siquiera aparece en la película, ya que “Sex and the college girl”
aunque sugiere relaciones sexuales entre sus protagonistas —nos muestran a un
par de jóvenes entrando en una habitación y cerrando la puerta para que el
resto lo ponga la imaginación— no hay ni una sola secuencia en la misma que
pueda despertar la lívido del espectador. De hecho, la película es bastante
insustancial y banal en tanto que cuenta como un par de vividores de vacaciones
en un resort en Puerto Rico, se dedican a ligar con señoritas universitarias
que también pululan por allí. Uno es más ligón y al otro le cuesta más, y
llegan a saltar las tensiones entre ellos. Y nada más, la película,
básicamente, se compone de conversaciones entre los personajes en las que
hablan de lo bien que le fue con tal o cual chica la noche anterior. Todo muy
aséptico, muy para todos los públicos y muy de los sesenta.
La película es entretenida y amable, cuenta con un par de
numeritos musicales lounge que son maravillosos, pero en realidad se queda a
varios kilómetros de ser una buena película, es más bien tirando a mala, pero
no tanto como para que treinta años después, en plenos 90, una colección de
películas en VHS la incluyera dentro de un pack con “las películas más sórdidas
de la historia del cine”. Yo creo que es
una película muy en la línea de las que hizo Elvis Presley, pero con un poquito
más de gracia.
Otra de las cosas por las que destaca la película, es por
tratarse de la primera en la que aparece Charles Grodin en un rol protagonista,
ya con la cara de perro que le caracteriza y con esa vis cómica innata que
arrastra consigo con solo poner cara de asco. Está muy bien Grodin, como
siempre.
Dirige la cosa Joseph Adler quien después de esta, sí que se
dedicaría al cine exploit con mentalidad exploit (que esta no la tenía…)
dirigiendo títulos como “Scream, baby, scream” con guion de Larry Cohen y que
más tarde distribuiría la Troma o “Convention girls” ya en los 70. Después se
retiraría de la dirección cinematográfica para volver en los 90 con una última
película titulada “Doubles” que adaptaba una obra de teatro de Broadway y que
pasó totalmente inadvertida.
Muy curiosa “Sex and the college girl” y muy curioso Joseph
Adler.