
sábado, 2 de abril de 2011
MANIAC COP

domingo, 8 de diciembre de 2013
YO, EL JURADO
Hasta aquí las buenas noticias. Luego vienen las malas, que es que, con semejante arranque/subidón, después todo es cuesta abajo. En ningún momento a lo largo de los, aproximadamete, 100 minutos que quedan, consiguen repetir la hazaña. Ni tan siquiera en las escenas de acción, que tampoco son muchas. Es más, la historia que nos cuentan resulta liante y confusa. El espectador no logra meterse en ella, ni enterarse demasiado bien de qué demonios pasa. Pero yo, que soy un tio aplicado, me he informado a fondo y sería algo así: "Jack", un detective manco que combatió en Vietnam junto a "Mike Hammer", al que salvó la vida (motivo por el que perdió el brazo), es asesinado de un disparo. Nuestro prota, lógicamente afligido y "en deuda", decide investigar y encontrar al culpable. Ello le llevará hasta una inquietante clínica dedicada a resolver toda suerte de problemas sexuales, regentada por la mentada Barbara Carrera, a la que "Hammer" echa el ojo. El caso es que comienzan a sucederse cruentos crímenes, propios de todo un psicópata desviado y los que mueren son, oh casualidad, personas que podrían echar luz sobre el caso. Total, que al final resulta que el gobierno recluta a asesinos salidos de la mentada clínica para cometer crímenes como tirando a "políticos", pero disfrazados de homicidios mundanos y callejeros. Algo así.
Bien, si uno lee a conciencia los créditos de "Yo, el jurado" descubrirá que su guionista no es otro que el reputado Larry Cohen, sí amiguitos, el mismo que dirigió en su momento películas como "Estoy Vivo", "La serpiente voladora" o "The Stuff (In-Natural)", entre muchas otras. Ese Cohen que, paralelamente a una carrera como director, se gana las garrofas explotando su faceta de guionista, bastante más sólida. Suyos son los guiones de "Maniac cop" (y secuelas), "Best Seller", "Muerto el 4 de Julio", "El abogado del diablo", "Última llamada" o "Cellular". Bien, ¿¿y cómo es posible que la trama de "Yo, el jurado" resulte tan torpe y caótica con todo un Cohen tecleando??, pues ya os lo podéis imaginar, gracias a la inadecuada intervención de manos ajenas.
En realidad, y desde buen principio, Larry Cohen fue contratado no únicamente para escribir, también dirigir. Sin embargo, problemas de diversa índole terminaron por excluirle del trabajo tras seis únicos días a los mandos. ¿Qué problemas?, los productores decían que en tan solo una semana de rodaje, el presupuesto ya se había disparado. El mismo Cohen cuenta que la productora tuvo un porrón de problemas financieros que mandaron todo al traste. Sea como fuese, el caso es que el poco material rodado por el amigo Larry fue descartado (aunque se mantuvo gran parte del casting y las localizaciones, cosa suya. Destaca en ese sentido que la oficina de "Mike Hammer" esté instalada en la famosa "Time Square" de New York, entonces centro neurálgico de las mitificadas "grindhouses"). Contrataron a otro menda, Richard T. Heffron, de origen televisivo (aunque entre sus trabajos previos no exclusivamente catódicos estaba la mediocre pero simpática "Mundo futuro", secuela de "Almas de metal") y este comenzó de cero. Aún así, y a pesar de tó, se mantuvo el crédito como guionista de Cohen.
¿En qué salimos perdiendo?, pues en que la versión Cohen iba a ser bastante más truculenta. "Yo, el jurado" (de la que incluso llegué a comprarme un no menos chanante press-book, hoy día tristemente perdido) era una de esas "películas peligrosas" con fama de extremadamente violenta y erótica. Bien, luego resultó no serlo tanto. ¿O tal vez sí?, en cuestiones sexuales (y pal momento de su confección, 1982), pues hombre, iba bien cargadita. Al desarrollarse en una clínica pa salidos mentales, la cosa daba juego. La escena más memorable es cuando se organiza una orgía en la que los comensales lo pasan pipa, mientras los médicos toman nota de lo que ven (??). En lo violento, el tema flojea. Hay chichilla, pero es poca cosa. Sin embargo, la prueba de que no era ese el plan inicial la tenemos en el testimonio de Carl Fullerton, responsable de los efectos especiales y de maquillaje con un
curriculum notorio (has visto sus esfuerzos en títulos como "Viernes 13, 2ª y 3ª partes", "Lobos humanos", "Historia macabra", "El ansia", "F/X Efectos mortales", "El silencio de los corderos" o la recientísima "2 Guns"), que había fabricado varios trucajes finalmente desechados. El más llamativo de ellos era una mano mecánica que iba a ser reventada por efecto de un disparo (tienen la prueba gráfica por aquí cerca, cortesía de las páginas de "Mad Movies").
Desafortunadamente, Richard T. Heffron aplicó toda su discutible pericia cajatontil pariendo un material mucho más "light" de lo que habría sido deseable. Es más, diríase que luego el resultado final pasó por las manos de la censura (o, como hacía "Paramount", la auto-censura), porque hay secuencias violentas abruptamente y caóticamente montadas. La más llamativa de ellas es aquella en la que un cocinero asiático se carga a una testigo rajándole la garganta con el mismo cuchillo con el que estaba preparando un exquisito manjar. Dejando a un lado lo delirante del momento (aunque podemos suponer que el cocinero loco es un agente encubierto de los malos, no entendemos cómo sabía que justo en ese instante iban a requerir de sus servicios, cosa esta que, al no ser aclarada, adquiere un tono decididamente surrealista, aunque efectivo en su cometido), choca encontrarse con un montaje seco, contundente, que no respeta del todo el tempo y que, en esencia, nos impide "disfrutar" del momento. Muy sospechoso todo ello.
Claro que no solo de violencia nos desproveyó el despido de Larry Cohen, también de ideas ingeniosas y algo mal intencionadas, sobre todo en relación al personaje protagonista. Creado por el hasta entonces guionista de comics Mickey Spillane el año 1947 en la que fuera su novela de debut, justamente "I, the jury", "Mike Hammer" pertenecía a lo que entonces se consideraba literatura barata para el populacho. De hecho, el material fue de lo más escandaloso por su alto contenido de sexo y violencia -para la época, se comprende-. Sin embargo, tuvo un éxito arrollador y "Mike Hammer" pasó a la radio, los tebeos y, finalmente, al cine, con la primera adaptación de su novela de debut, en 1953. A esta seguirían un puñado más, destacando la más conocida y respetada de todas ellas, "El beso mortal", 1955, y la más bizarra, "The girl hunters", 1963, que incorporaba al mismo Spillane en el rol del rudo detective. Aunque seguramente el "Mike Hammer" más famoso sea el que Stacy Keach interpretara para la televisión, en una longeva y famosa serie donde lo que más destacaba era su cabecera y el tema musical que en ella sonaba ("Harlem Nocturne" de Earle Hagen).
Por suerte o por desgracia, nunca he leído una sola novela original de "Mike Hammer", pero me consta que se trataba de un personaje muy amoral, bruto, machista hasta la muerte, amante de las broncas, alcohólico, orgullosamente misántropo, abiertamente patriota y anti-comunista (cuando Mickey Spillante murió el año 2006, para rememorar su creación un periódico lo comparó con mi querido "Harry Callahan"... pero yo creo que era incluso peor). Y no me trago que en el cine de la época, y mucho menos la televisión, fuese retratado como realmente era, ni aunque lo interpretase su propio padre. Lo lógico sería pensar que en una década como la de los 80 sí recibiera un trato justo, pero tampoco. Para esta nueva versión de la novela "Yo, el jurado" (con la que, como era de preveer, guarda muy pocos puntos en común. Por no decir que prácticamente ninguno. De hecho, y según los especialistas, la película mezcla dos novelas, la que le da título y "The Body Lovers"), se contrató a Armand Assante para que diera vida al personaje. Sin embargo, aunque chulesco en sus andares, Assante no terminó de dar la talla, ya no solo por ser bajito, también porque los guionistas (ya fuese Cohen o los que le sustituyeron) le desposeyeron de sus ganas de bronca, de su constante mala leche y de su alcoholismo (en la peli nos hacen entender que lo fue en el pasado, pero que ahora se mantiene al magren del vicio) y redujeron su machismo a lo esencial (es duro con las mozas, pero también es cierto que rechaza más de un ofrecimiento carnal para centrarse únicamente en la piva que le pone de verdad). El propio actor justificó esos cambios en su momento, alegando que aquellos eran otros tiempos y se habían adaptado a la corriente reinante. Es curioso ver cómo, entonces, nadie se lo tomó demasiado mal, mientras que hoy día sería brutalmente criticado por exceso de corrección política. A esos cambios "aceptados" por su condición "humanizante", están los que Larry Cohen escribió con fines desmitificadores. Al director de "Estoy Vivo" no le molaba nada "Mike Hammer", y se nota. En las entrevistas que he consultado, disfruta como un enano comentando cuán de gozoso fue para él hacerle llorar cuando descubre que han asesinado a su amigo (cosa esta que yo, de chaval, encontré lógica y normal) o cómo es manipulado cual monito por los de arriba que aprovechan su propia condición de semi-psicópata adicto al gatillo. Un apunte más, finalmente no respetado en la película conclusa, hacía referencia a que el detective descubría haber sido blanco de los intereses sexuales de su amigo muerto, lo que para un macho de su talla, era algo casi traumático. Curiosamente, los responsables de reescribir el material, decidieron darle a "Hammer" algunas escenas de lucimiento propias de su leyenda, como la del final, que no desvelaré pero que mola mazo (atención a su última frase/respuesta). Qué quieren que les diga, llámenme iluso, pero a mi me gusta así, que los duros ¡lo sean!, nada de ambigüedades ni polladas de esas. Claro que un desenlace tan contundente se cargaba otro que, a su vez, también habría sido de lo más chachi. "Mike Hammer" daba con el asesino de su amigo y ¿cómo lo ajusticiaba?, matándolo a hostias con el brazo ortopédico de aquel (que, les recuerdo, era manco).
El reparto de "Yo, el jurado" también es muy de su época. Junto a Assante (que posteriormente iría dando tumbos por la televisión, hasta su recuperación en "Los reyes del mambo tocan canciones de amor". Desde entonces no para quieto) y la Carrera tenemos a Alan King, Geoffrey Lewis, Paul Sorvino como los más famosos, y a Judson Scott (por increíble que parezca, lo recordaba por su modesto papel en "Star Trek 2, la ira del Kahn") o William G. Schilling (especialmente divertido haciendo de adúltero/putero en "Por favor, maten a mi mujer") como los menos. Merece la pena destacar a la mediocre Laurene Landon, que si siempre hemos visto asociada al cine de Cohen es porque, efectivamente, durante un tiempo fueron pareja. De hecho, en el rodaje de "Yo, el jurado" eran novietes. Él la había enchufado para encarnar a la secretaria de "Mike Hammer" y los productores decidieron mantenerla en el rol a pesar de haberse quitado de encima al maromo. Este, si ya estaba dolido por la experiencia, todavía tenía que tragar más quina cada noche cuando Landon llegaba a casa y le contaba cómo había ido el sarao y cuánto se estaban cargando su guión, a pesar de que los mandamases le pedían que no lo hiciera. ¡Qué cosas!. La amiga Laurene posteriormente desarrolló una carrera en películas de segunda regional (entre ellas "El poder de las armas" de Fred Olen Ray, donde era lo peor de todo el reparto, dolía verla) e incluso pudo gozar de algunos roles protagonistas, como los de (la aburrrrrida) "Hundra" y "Yellow Hair & the Pecos Kid", ambas dirigidas por Matt Cimber (Matt Cimbrel para los amigos), un nombre tan musical y bonito como el de Terry Marcel.
Por su parte, Larry Cohen, acojonado ante la idea de que su despido le proporcionara el nada deseable estigma de director incompetente, corrió a bucar un nuevo proyecto en el que centrarse, y este acabó siendo su mejor película, la altamente recomendable y entrañable "La serpiente voladora". Resulta que, a causa de los continuos problemas logísticos, "Yo, el jurado" terminó de rodarse a la vez que el nuevo film de Cohen y, básicamente, se estrenaron juntas. Es más, lo hicieron en la misma calle (suponemos que "Times Square") y en dos cines que caían uno frente al otro. Es ahí donde el amigo obtuvo su deseada venganza, porque mientras "Yo, el jurado" fracasaba, su peli (bastante más barata, pero también mucho más entretenida e imaginativa) triunfaba como la cocacola. Bien por él.
Y es que no me sorprende. "Yo, el jurado" había nacido ya condenada y, simplemente, las cosas siguieron su curso natural. Podría haber sido una gran película, un gran thriller vibrante, violento y sexy, pero como les he tratado de contar en esta pesadilla de reseña, se queda a medio gas... en todo. Incluso las escasas escenas de acción pura no nos ponen palote, aunque tampoco nos ofenden. Y todo ello envuelto en esa trama confusa y carente de garra.
Es visible, es soportable, pero no es imprescindible. Qué lastimica.
sábado, 20 de septiembre de 2025
EFECTOS ESPECIALES
Ya me dirán si no suena bien. Cohen emulando y modernizado a Alfred Hitchcock. ¿Y lo consigue? no del todo. Cuesta decidir qué es lo que falla en "Efectos Especiales", pero algo falla. Quizás el tema "snuff" podría haber dado para más y Cohen lo deja ahí un poco al margen. Estéticamente toda ella resulta algo acartonada. E incluye una escena de amor tan hortera y ridícula que te crujirán los dientes de vergüenza ajena. Puede que también los personajes no enganchen, resultan algo antipáticos. O, directamente, tal vez sea cosa de los actores, poco carismáticos, especialmente la chavala (Zoë Lund, conocida por sus colaboraciones con Abel Ferrara en "Ángel de venganza" y "Teniente Corrupto") o su viudo, Brad Rijn (quien venía de coprotagonizar ese clásico del cine "indie" que fue "La chica de Nueva York" y limitaría el resto de su carrera a películas de Larry Cohen. Por algo será). Un pelín mejor se lo montan el poli que investiga el crimen, Kevin O'Connor (estuvo en "La maldición de los Bishop") y, por supuesto, el villano, Eric Bogosian, el único que haría algo de carrera posterior gracias a títulos como el "Hablando con la muerte" de Oliver Stone, "Eclipse Total" o "Desmontando a Harry" de Woody Allen, aunque a mi siempre me moló como el antagonista de Steven Seagal en "Alerta Máxima 2". No es que el hombre lo haga mal, ni mucho menos, pero no sé... tampoco termina de convencerme, la verdad.
Así pues, "Efectos Especiales" entraría en el grupo de las películas más o menos fallidas de Larry Cohen, aquellas en las que se nota su maestría a la hora de escribir (funciona muy bien cómo encadena hechos y situaciones), pero pierden fuerza al convertirlas en imágenes (incluidas esas tan típicas del cineasta rodadas sin permiso legal en pleno centro de Nueva York, con todos los viandantes mirando a cámara... aunque tampoco lo considero un fallo, más bien algo entrañable).
lunes, 29 de diciembre de 2008
LA SERPIENTE VOLADORA

Y todo esto se lo debemos a ese olvidado artesano del cine de género que es Larry Cohen, un hombre que lo probó todo, desde escribir guiones para la serie de “El Fugitivo”, pasando por el cine llamado “blaxplotation”, hasta hacerse un nombre gracias a la sagas de “Estoy Vivo!”, aquella del bebé mutante de tendencias asesinas, y “Maniac Cop” (en funciones de guionista y productor). Desde siempre Cohen ha rodado sus películas con absoluta libertad creativa, gracias a sus limitados presupuestos y su pasmosa facilidad para encontrar buenas historias.
Pero su mejor trabajo es “La Serpiente Voladora”. Una mezcla exótica de cine negro con película de terror en la que una secta acomete los más sangrientos y truculentos asesinatos con el fin de resucitar a su dios, la mentada criatura medio reptil, medio pájaro. Paralelamente se nos cuenta la historia de un perdedor con aspiraciones criminales, interpretado por el gran Michael Moriarty, actor fetiche de Cohen, y de los policías que lo persiguen, David Carradine y Richard Roundtree. El encuentro de ambas tramas dará como resultado una película cargada de imaginación, buenas ideas y mucha diversión.
Lo más admirable de “La Serpiente Valoradora” es cómo Larry Cohen consigue introducir la historia del monstruo mitológico en un contexto urbano moderno y que no dé el cante, las buenas dosis de gore ayudan a ello y las escenas en las que una criatura animada por stop-motion gracias al gran David Allen se enfrenta a la policía en lo alto del rascacielos Chrysler son de pura antología.... y más si tenemos en cuenta que para rodarlo, Cohen contó con el presupuesto que Steven Spielberg se gasta en cleenex.
Un clásico absoluto que merece ser rescatado.
domingo, 3 de abril de 2011
MANIAC COP 2

jueves, 2 de agosto de 2012
EL DICTADOR

No se muy bien cual será la función de Charles a la hora de enfrentarse a una película del cómico. Tras “Borat” y “Bruno”, llegué a la conclusión de que sin duda, el motivo de que “Ali. G…” fuera una peste y las otras fueran tan buenas, era posiblemente por su presencia tras las cámaras. Tras ver “El Dictador”, siendo también de su autoría, está claro que no.
Las pelis de Baron Cohen, necesitan de un director para que figure en los créditos, pero no son productos que necesiten de más dirección que la que Baron Cohen no pueda dar. Quizás la presencia del director se reduzca a la planificación… yo no lo se. Así que olvidémonos de la figura del director, porque el problema no radica en el. “El Dictador, es tan tonta y simple como “Ali G. anda suelto”, solo que Baron Cohen, con su estatus de provocador que tan buenos resultados le ha dado, riza el rizo –en un alarde ya obvio, e incluso repetitivo y exagerado- en cuanto a los chistes de mal gusto. Esta vez se ampara bajo el personaje de dictador de un recóndito parís de por ahí, para soltar todos esos chistes que nadie se atreve a contar. Así, con sus gags, se pasa de racista, de misógino, hace mofas sobre la pederastia, juguetea con la necrofilia, y todo lo que os podáis imaginar, y quizás de manera más expresa que en sus anteriores películas, porque ya se sabe triunfador absoluto. No me malinterpreten, celebré en la sala de cine estos chistes como el que más, algunos incluso me parecen brillantes, y si no fuera por ellos, la película se quedaría en nada. Es decir, “El Dictador”, son sus chistes.
Ahora, como película, a diferencia que “Borat” o “Bruno”, deja bastante que desear. Y es que Baron Cohen, intentando hacer una comedia al uso, no funciona si no es por la sal gruesa. Es en la cámara oculta y en el falso documental donde es un autentico astro.
Bien, el argumento es simple; Un dictador acude a USA llamado por la ONU, para que de explicaciones de su manera de gobernar. Una vez allí le hacen una encerrona para matarle, y que un doble le suplante e instaure la democracia en su país. Al no salir bien la cosa, el dictador, intentará volver por todos los medios a la ONU, para instaurar la dictadura de nuevo. Entre tanto le pasan las cosas típicas de aquél que no está en su terreno de juego.
Secundado por Ben Kingsley, al que se le agradece ver en una pantomima de estás, Ana Faris, totalmente fea por culpa de la caracterización, y todo sea dicho de paso, por la cirugía estética, y con cameos de Megan Fox, Chris Elliot o Edward Norton, no estamos ante una de las películas de nuestras vidas… pero eso si, nos descojonamos viéndola.
martes, 5 de abril de 2011
MANIAC COP 3

domingo, 8 de febrero de 2009
MUERTO EL 4 DE JULIO

Lo triste es que partía de un material muy jugoso (si algo le sobra a Cohen, son buenas ideas). Un marine muere en Kuwait en manos de su propio ejército a causa de un error de cálculo. En lugar de quedarse muerto, revive gracias a la fe que su sobrino tiene en él, ya que el chaval lo admira profundamente. De nuevo en casa, el tipo, convertido en un zombie oculto tras un disfraz del Tio Sam, montará una escabechina entre anti-patriotas y ex-hippies... vamos, que todo aquel que no comparta su actitud patriotera acabará feneciendo de las más diversas formas (aunque ninguna especialmente ingeniosa).
El personaje contaba con un origen y un look lo suficientemente guapos como para ser un nuevo psycho-killer molón. Sin embargo, el problema que tiene es que no cae simpático. A fin de cuentas no deja de ser un puto militar con ideas ultra-conservadoras... y nadie es más enemigo del horror y el gore que ESA clase de personas. A lo mejor por eso mismo los fans potenciales no le encontraron demasiado atractivo.
Obviamente, el film es más de tirón anti-patriotero... pero tampoco os creáis que mucho. Se aferra en exceso a las convenciones del slasher más trillado, el gore es poco llamativo y, encima, se parece demasiado a la famosa "Deathdream" de Bob Clark (es como la versión para lerdos de aquella). Se deja ver, sí, pero con Lustig y Cohen detrás, uno espera bastante más (de hecho, el propio realizador no tiene demasiadas buenas palabras que decir de ella).
En el reparto destacan algunos nombres bastante conocidos, Robert Forster, P.J.Soles, Timothy Bottoms, Bo Hopkins, William Smith... aunque casi todos tienen papeles más bien escuetos, resaltando con mayor protagonismo tenemos el legendario Isaac Hayes. En el apartado técnico destaca Roy Knyrim (maquillajes), entonces futuro director de "Cemetery Gates", "Night Skies" y "Death Racers".
Después, Lustig se retiraría de la dirección hasta hoy (últimamente había oído por ahí que estaba pensando en unir fuerzas de nuevo con Cohen y retomar las aventuras del poli maniáco... pero puede que solo sea un rumor).
En realidad lo mejor son los títulos de crédito iniciales.
Está dedicada a Lucio Fulci.
viernes, 10 de febrero de 2012
MIEDO Y ASCO EN LOS "ENCANTS"

INDIGNACIÓN: Nada más aterrizar, nos encontramos el poster original de la época de la mejor película de Larry Cohen, "La serpiente voladora", vilmente destruído y masacrado. Mal tirado en el suelo. Resultaba genuinamente doloroso ser testigo de cada pisotón que recibía. ¡Mecagontó!, de estar en condiciones, me lo hubiera comprado sin pestañear (bueno, vale, según el precio).

PERPLEJIDAD: ¿Qué otra reacción puede provocar este extraño, horrible, precioso e inquietante cuadro?. A saber de dónde lo sacó el amable caballero que lo tenía expuesto para la venta en su stand... su paradita... hum, bueno, su puta alfombra llena de mierda. ¿Quién lo pintó?, ¿por qué?, ¿qué pretendía?... terrorífico, ¿no?.

ALGARABÍA: A falta de cintas de vídeo, nos conformamos con hurgar en una caja llena de muñequitos. Y Norman localizó para mi este que véis, el de Fraga (muy oportuno, ¿era una señal?) perteneciente a la colección de los "Monclis". La gracia de todo esto es que, tal y como contaba en la entrada que hice dedicada a tales muñecos hace unas semanas atrás, el de Fraga era mi favorito, y por algún extraño motivo, lo extravié... por eso, volver a disponer de el, en un estado de conservación perfecto, y por solo 1 euro, fue toda una alegría.
viernes, 26 de agosto de 2011
AMERICAN GRINDHOUSE

martes, 3 de julio de 2018
EL REPUBLICANO
El hecho de que su adolescencia transcurriera en el nucleo más duro de la era Reagan unido a la relación de amistad que mantuvo años después con Wes Craven, merced a su colaboración en la saga protagonizada por ghostface, hicieron el resto a la hora de decidir el tema de su debut tras las cámaras. Tan dispares elementos confluirían un día en la cabeza de Arquette mientras éste se encontraba asistiendo a un concierto de reggae que se celebraba en plena naturaleza con motivo de la conmemoración de "el día de la marihuana", también conocido como "el día internacional de la fumada de porros" (¿?) que se celebra todos los años el 20 de abril. Según recordaba Arquette: "Debido a la desorganización que imperaba en aquel festival empecé a emparanoiarme. Tenía la sensación de que todo estaba fuera de control. Luego, y para empeorar aún más las cosas, cuando se hizo de noche estaba todo tan oscuro que no era capaz de encontrar a mis amigos, ya que a ninguno de nosotros se nos ocurrió llevar una linterna al evento. Justo en ese momento me dio por pensar, "¿No sería genial que a alguien se le fuera la pinza y comenzara a cargarse a todos estos hippies?" De esta manera, a partir de la idea de realizar un body count protagonizado por un asesino en serie de ideas conservadoras, y teniendo como mayor punto de referencia a la propia saga "Scream" y su desmitificador sentido del humor, Arquette y el guionista Joe Harris ("Darkness Falls") pergeñaron un slasher de manual que incluye absolutamente todas las constantes que caracterizan al subgénero: de esta forma, aquí no faltan el psychokiller enmascarado que oculta un trauma de niñez, el grupito de neohippies que viaja en una furgoneta, y que tendrán el inevitable encontronazo con un grupo de rednecks de camino al concierto, así como el viejo que alerta de la amenaza que se oculta en el bosque o la consabida final girl, interpretada en esta ocasión por la deliciosa Jaime King ("Sin City").
Lo mejor, y a la vez lo peor, de esta película es que a pesar de incluir referencias postmodernas a "El equipo A" o a "El exorcista" sus responsables se atienen de una manera tan estricta a las reglas del slasher que "The Tripper" acaba siendo exactamente igual de coñazo que los títulos más representativos del género, con el agravante de que éste que nos ocupa ni siquiera es tan original (en lo que respecta al slasher con connotaciones políticas, Larry Cohen ya se les adelantó unos años antes con "Muerto el 4 de julio") ni tampoco tan gracioso como se pretende, por mucho que cuente con el plus de presentar a un sosias de Reagan que, hacha en mano, se dedica a desmembrar jipiosos.
De todas formas, y a pesar de sus puntuales aciertos, es una pena que Arquette no muestre aquí el talento suficiente para llevar el género un poco más allá como sí lo hizo en cambio a lo largo de su carrera, y en más de una ocasión, su mentor Wes Craven: así las cosas, la sátira y el metacine se desestiman en favor de los consabidos chistes de fumetas y la oportunidad de crear a un nuevo icono del terror a partir de la figura de este "The Tripper" se desaprovecha al mostrarse Arquette incapaz de otorgarle una personalidad propia que defina y distinga a su protagonista de los Michael Myers, Jason Vorhees y compañía. Al menos sus responsables no escatiman a la hora de desplegar a lo largo del metraje un gore bastante burro y escatológico y de mostrar sin ningún tipo de tapujos culos, felpudos, tetas y pollas hippies: algo es algo.
En su magnífico reparto, y junto al propio director, nos podemos encontrar con un Thomas Jane que por aquella época estaba casado con Patricia Arquette, y que acababa de encarnar a "El castigador", Lukas Haas ("Unico testigo"), Balthazar Getty ("Carretera perdida"), Paul Reubens (¡el mismísimo Pee-Wee Herman!), así como los cameos de Wes Craven y Courteney Cox (esposa por aquella época de Arquette) o a un Jason Mewes ("Clerks") que aquí, y para variar, también interpreta a un fumeta que va durante toda la peli más puesto que Maradona en una rave, seguramente tanto delante como detrás de las cámaras.
Aunque como ya apuntábamos sea un poco aburrida y previsible y falle asimismo a la hora de seguir los pasos de los superiores modelos en los que se mira, gracias a lo atractivo de su premisa y a su falta de pretensiones "El republicano" resulta ser al final, y a pesar de su mediocridad, una serie B inevitablemente simpatica. Así las cosas, si eres un fan curtido del género su visionado ni te cambiará la vida ni tampoco te defraudará en exceso. Una peli del montón, en definitiva.
martes, 29 de diciembre de 2009
TORRE DE CRISTAL (DARK TOWER)

En un imponente rascacielos de oficinas comienzan a pasar cosas raras y, peor aún, mortales. El limpia cristales cae desde su tarima previo inexplicable empujón.... un segurata queda atrapado en un ascensor que se precipita al vacío... un poli saca su pistola y comienza a disparar al personal, aunque el blanco de sus intereses es una mujer, arquitecta responsable de la edificación y viuda reciente. ¿Podría tratarse de su marido que, desde el mas allá, intenta acabar con ella?... pues podría, sí.
Centrándonos en cuestiones puramente turísticas y sentimentales, el papel que tiene Barcelona en "Dark Tower" es como mero telón de fondo. Podemos ver algunos puntos clave de la urbe (entre ellos el Arco de Triunfo, lugar donde se concentran todas las tiendas de contenido, digamos, "fricoso"... ya saben: comics, cine, rol, etc) y otros algo menos transitados (¿mostrar la degradada zona del casco antiguo?). En fin... ¡ya ven cómo han empeorado las cosas!, en los 80 teníamos "Dark Tower" y en la actualidad ¡a Woody Allen y su troupe!, que lástima.
En cuanto a la peli en sí, pues... bueno, hace falta un poco de paciencia para verla. Casi parece un telefilm, es sosilla, plana, sin garra, sin "color", no se... muy insípida, todo cristo habla mucho (incluso cuando están solos) y no hay excesos del tipo interesante, especialmente truculentos. Es rutina pura. Llaman la atención la aparición final de un espectro / zombie, entre molón y patético y el "Interviu" que uno de los seguratas tiene en su mesa. Dado que la vi en versión original (no teman, pillo el inglés lo suficiente), me hizo especial gracia descubrir que, en el doblaje posterior, y para poner voz a los extras, se buscaron dobladores sudamericanos.
Centrándonos en el reparto, destacan Michael Moriarty (en los créditos bautizado como Moriarity ¿?, musa de Larry Cohen), Jenny Aguter (la enfermera de "Un hombre lobo Americano en Londres"), Carol Lynley (estuvo en "Vigilante" de William Lustig), Anne Lockhart ("Al filo de la medianoche" y "Troll") y el entrañable Kevin McCarthy en un rol muy segundón (prota del "Invasion of the Body Snatchers" original y habitual en los repartos de Joe Dante). En el apartado patrio están Ramiro Oliveros (en su curriculum encontramos "Viaje al mas allá" y el "Virus" italiano), Ricardo Azulay (luego en "Angustia") y el productor Paco Poch.
Pero lo realmente singular lo hallamos en las tareas de director. Un tal Ken Barnett se responsabiliza de ello, aunque se trata de dos mentes distintas, por un lado el prestigioso Freddie Francis (realizador de algunos clásicos del horror inglés, incluida la "Hammer", y ganador de dos Oscars como director de fotografía) y por otro Ken Wiederhorn (responsable de cosillas del calibre de "Ondas de choque", "Los ojos de un extraño", "Desmadre en la universidad", "Los Albóndigas atacan de nuevo" o "La divertida noche de los zombis"). En "Dark Tower" Wiederhorn ejerce de co-guionista y co-productor. Aunque el culebrón no está muy claro, por lo visto acabó siendo sustituido por Freddie Francis a mitad de rodaje... de ahí la combinación de nombres y el seudónimo común (especialmente porque el veterano cineasta británico no quedó nada contento con el resultado final).
Curiosa pero prescindible hasta las trancas.
sábado, 7 de marzo de 2020
TRUE INDIE
Pero Don Coscarelli quiere dejar claro que, a pesar de todo, es un tipo feliz y enfoca todos los episodios de su vida con alegría. Incluso los más miserables, como la ocasión en la que se lió a producir de forma totalmente amateur la infame "Phantasm: Ravager". Para otro hubiese sido el último clavo del ataúd, pero no para él, que lo tomó como un regreso a sus felices tiempos de estudiante. Entre medias, pues nos da envidia explicando lo bien que se lo pasó cenando junto a Carpenter, John Landis, Stuart Gordon o Larry Cohen en un encuentro coleguero. Cómo se reunía con Sam Raimi para intercambiar anécdotas. O recurre al socorrido Quentin Tarantino para explicarnos que lo conoció cuando era un pipiolo y aconsejó sabiamente... hasta que el dire de "Malditos Bastardos" alcanzó cotas demasiado elevadas como para seguir tratando con el bueno de Don Coscarelli. Un cineasta sencillo, que ha sufrido constantemente el rechazo de grandes productoras y, puntualmente, algún festival de renombre, viéndose obligado a buscarse las habichuelas, conseguir la pasta por su cuenta (aunque siempre contó con el apoyo -económico y anímico- de sus generosos padres), tragarse el orgullo innumerables veces, arrastrarse otras tantas y rodar películas desde la independencia más absoluta que, no obstante, suelen tener un acabado harto profesional (un buen título alternativo para el libro, teniendo en cuenta todo lo dicho, sería "True Indie... porque no me quedan más cojones").
Por fortuna, Coscarelli no pierde el tiempo con chorradas. Desde buen principio el libro se centra en la confección de sus películas, de la primera a la última, usando para ello una prosa super-sencilla, sin florituras, ni absolutamente nada que complique o enturbie la lectura. Es cierto que no detalla mucho algunos aspectos de sus rodajes que podrían ser interesantes, pero se centra en otros nada desdeñables y que despiertan una sonrisa. No tenía ni idea que "Beastmaster" himself, Marc Singer, era un auténtico capullo que hizo la vida imposible a su director. Y se/te pone tierno cada vez que habla de sus inseparables Michael Baldwin, Reggie Bannister, Bill Thornbury y Angus Scrimm, al que dedica un muy sentido capítulo. Los llama "phamilia" y, visto lo visto + leído lo leído, no es para menos.
Recomendable.
miércoles, 23 de septiembre de 2020
MIS FOTOGRUMOS FAVORITOS 2- POPURRÍ
Un anuncio de los famosos libros de "Campo de batalla: La tierra", esos que inspiraron una película de magro recuerdo y que firma el inventor de aquella famosa secta.
Vale, el siguiente recorte es trampa, porque no pertenece a ningún "Fotogrumos". En realidad salía en la revista "Pronto". Pero la ocasión era perfecta y decidí colarlo ahí, con dos cojones... y dos tetas. Algunos podrían escandalizarse porque Sabrina lo enseña todo y Don Johnson no, pero si lo miras bien, las tetas de él también están al aire, así que nada que objetar.
Y para terminar, tenemos una crítica BUENA! de "La serpiente voladora". Si la escaneé y puse aquí se debe a que, mientras hoy es de lo más normal leer una parrafada positiva sobre el clásico de Larry Cohen, hacerlo en la misma época de su estreno se antoja como algo tan raro que, en fin, merecía la pena destacarse.
Enjoy...
lunes, 13 de abril de 2020
SEX AND THE COLLEGE GIRL

miércoles, 14 de febrero de 2024
GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 34 (MARICONADAS VARIAS E)
Y siendo hoy 14 de Febrero... con más razón aún.
En una reciente ocasión, el irritante pijillo de flequillo nervioso que se dedica a verborrear sobre libros ignotos (o de sus amiguitos) en "Cuarto Milenio", calificó al "Capitán América" de Albert Pyun, sin ápice de duda, como "la peor película de superhéroes de la historia". ¡Aaaaayyy el puto mainstream! como me cabrea cuando estos papanatas aseveran sobre materias que desconocen y atontan -aún más, si cabe- a su audiencia. Unos meses antes, Iker había mentado de pasada "Supersonic Man". Es decir, la conocía. Entonces, ¿por qué no interrumpir a su interlocutor para aclarar que hay pelis de superhéroes peores que la de Pyun? ¿pa qué? supongo que el ser española la libró de recibir tal desprecio (ya sabemos lo mucho que le pone la marcasssssspaññññña al rechoncho Don Jiménez), pero sería lo justo... y al lado que sitúen a "El hombre puma" o... "Thor: Love & Thunder" (jajajaaa!! y no, no es que nos apuntemos al linchamiento público de "Marvel Studios" -ya saben cómo es la gentuza-, pero esa era mala a rabiar). Independientemente de la más que discutible calidad del film de Albert Pyun, lo cierto es que siempre me han hecho mucha gracia cómo el Capi y su eterno enemigo Cráneo Rojo lucían en sus grumosos fotogramas.
Del griego de oro Nico Mastorakis hemos hablado ya unas cuantas veces por estos lares. Su historia no tiene desperdicio. Salió de las islas para hacer las Américas y lo consiguió. Eso sí, a base de subproductos y explotación... pero dentro de cierta categoría. Pudo contar con medios razonables y algún rostro más que popular. Sin embargo, superados los noventa, comenzó a rebajar el ritmo y, hoy, casi podría decirse que ha semidesaparecido. Por todo ello, valga la foto del hombre en acción en plenos ochenta junto a una cámara tocha de 35mm, nada menos. De cuando estos mercenarios aún podían permitírselas.
Debajo, una sugerente instantánea de uno de sus films más populares -y reconocible caratula para aquellos adictos al vídeo-club-, "Cita Ciega", en la que se delatan sus maneras y se aclara diáfanamente por qué Mastorakis nunca abandonó el panteón de los exploiters, por mucho que lo intentó (la moza no es otra que Marina Sirtis, entonces futura fantasía pajera de trekkies).
En "The man who loved Hitchcock" el maestro del suspense in person (al que da vida el gran Peter Ustinov) es acosado por un fan obsesivo y peligroso, uno que comienza a cometer crímenes inspirándose en las películas de su héroe. Alfred abandonará la masiva ingestión de donuts para detenerle.
¿A que suena bien? pues entonces les disgustará saber que esta película jamás llegó a realizarse. Fue uno de los muchos proyectos chispeantes pero sin producir del legendario Larry Cohen. Si eso, por un lado, incrementa el dolor, saber que el tono iba a ser de comedia lo suaviza. Cada vez que el director de "La serpiente voladora" ha tirado de humor, le han salido churros considerables. ¿Recuerdan aquella cosa horrible titulada "Regreso a Full Moon"? ¿y no eran los pasajes graciosos de "The Stuff/In-Natural" altamente irritantes? Poseso.
Y hablando de poseso... de posesión... de... hummm.
Eventualmente nos da mucho gustito recurrir a imágenes de películas explotadísimas pero por las que sentimos distintos grados de estima. Si, además, dicha estampa no está demasiado sobada, pues entonces ¡¡cojonudo, oiga!! Es el caso aquí presente, con tía Henrieta (es decir, Ted Raimi) asomando por el sótano en "Terroríficamente Muertos" a la manera que lo hacía Cheryl en "Posesión Infernal". Una foto de naturaleza puramente promocional -o incluso nostálgica- ya que, asíN, no sale en la peli. "Mad Movies" la publicó en su día, cuando el estreno del film estaba aún pendiente, al menos en España. Así que, ¡se imaginan el subidón! ver un instante tan icónico actualizado resultó altamente regocijante.
Quien me iba a decir entonces que, con el paso de los años, lo vería recreado chorromil veces más, a cada cual con menos gracia.
Una tragedia y de las tochas.
jueves, 22 de septiembre de 2011
EL PODER DE LAS ARMAS
Dos detectives contratados por la mafia japonesa la lían parda en un intercambio de intereses. El uno traiciona al otro. Este segundo, muere, por lo que su familia al completo decide tomarse la revancha.
Llevo tantos años viendo ponzoñas firmadas por Fred Olen Ray que había olvidado lo placentero que resulta, para variar, encontrarse con una realmente visible. "El poder de las armas" es un thriller de acción sencillito, correcto, pero sobre todo, que no aburre y pasa relativamente rápido (además dura 80 minutos). Bien facturado técnicamente, con las justas dosis de explosiones y tiros y un reparto muy carismático y simpático que, esencialmente, contribuye también al buen regusto que deja. Acompañando a los astros David Carradine y Lee Van Cleef (este segundo especialmente gracioso), nos encontramos un montón de rostros de serie B como los de Dick Miller (un clásico en el cine de Roger Corman y Joe Dante), Laurene Landon (musa de Larry Cohen), Brent Huff (trabajó en más de una ocasión para Bruno Mattei) o el mítico Michael Berryman (el feo de "Las colinas tienen ojos" original) en el rol de un simpático matón al que le encanta repartir galletas de la fortuna. En el lado de los malotes (bueno, Berryman también entra), mucho rostro asiático reconocible de mucha peli videoclubera, destacando el jefe de todos ellos, Mako, que has visto en tropecientos títulos (realmente, "El poder de las armas" parece un regreso a la época en la que la serie B de Hollywood estaba volcada en explotar el "terror amarillo", dato este evidenciado por el visionado de uno de esos añejos films en un televisor). Y claro está, no podemos olvidar a la escudería Olen Ray, que salvo Ross Hagen (otro de los malos), se limita a papeles muy pequeños o minúsculos: Susan Stokey, David O´Hara, Dawn Wildsmith (ex-señora Ray), Bobbie Bresee, Fox Harris y Michelle Bauer... enseñando teta, cómo no. El propio Ray se reserva su papelito como soldado amigo de Carradine en los flash-backs situados en Vietnam (donde muere acribillado). El guión corre a cargo de otro clásico de la casa, T.L.Lankford (suyos son también los de "El misterio de la pirámide", "Cyclone", "Hollywood Chainsaw Hookers" o "Espacio Profundo").
Vale, hay algun momento que descarrila un poco (el tiroteo del clímax final es bastante torpe), pero acostumbrados a las ñordas haituales de Fred Olen Ray, "El poder de las armas" vendría a ser el "Ciudadano Kane" de su carrera. En serio.
miércoles, 12 de febrero de 2020
IN SEARCH OF DARKNESS
Sin duda, el plato fuerte del documental está en la presencia de los rostros y talentos de Tom Atkins, Doug Bradley, Lori Cardille, John Carpenter, Larry Cohen, Jeffrey Combs, Barbara Crampton, Sean S. Cunningham, Joe Dante (impagable cuando opina sobre "Aullidos 2"), Mick Garris, Stuart Gordon, Kane Hodder, Tom Holland, el ilustrador Graham Humphreys, Bill Moseley, Alex Winter, Brian Yuzna, el inevitable Lloyd Kaufman y unos cuantos más. Claro, ¿qué pasa? que con semejante plantel, y unas ambiciones tan épicas en plan "documento definitivo sobre la década de los 80", se echa mucho de menos a más gente, especialmente si son de los que se suelen dejar ver en toda suerte de documentos audiovisuales, y que van desde Bruce Campbell a John Landis, pasando por Linnea Quigley o Tom Savini. Aunque nada desentona más que los discursos políticamente correctos pro-feminismo, pro-integración, pro-blablabla y demás mierdas tan engorrosas y tan típicamente yankis (porque eso son el 90% de los entrevistados). Pero no es algo a lo que se recurra en exceso y, teniendo en consideración la duración del mamotreto, los minutos desperdiciados son pocos. Gracias a dios.
Al final, paparruchas aparte, hay que reconocer que la cosa se soporta perfectamente, tiene ritmo y, obviamente, apela a la nostalgia y la ternura de todos aquellos cuarentones (y +) que vivieron esos films de manera intensa y apasionada, así que ¡recomendable!.
Actualmente David A. Weiner trabaja en otro documental de idéntica naturaleza/intenciones, solo que versado en la ciencia ficción.