Lógicamente, este descubrimiento se vuelve un acontecimiento
para los francófilos y la película se estrena en Febrero de 2019, con todos los
honores, como uno más de los actos de celebración de los 30 años en activo del
madrileño cine Doré como sede de la filmoteca Española. Y poco después de un
año, y coincidiendo con el estado de alarma por coronavirus que ha dejado a la
mitad de los españoles confinados en sus hogares, la filmoteca pone en su canal
de Vimeo la película para su visionado gratuito, de manera temporal, para
deleite de propios y extraños.
El caso es que cuando se encontró la película esta estaba en
perfecto estado, y aunque se desconocen los motivos de porqué permaneció oculta
todo este tiempo, se especula que el laboratorio donde se reveló el negativo,
Fotofilm, secuestró la película por impago de facturas por parte de Franco y
sus productores. Todo esto no deja de ser más que una especulación, máxime,
cuando se encuentra también un documento que prueba su envío para exhibición a
un cine de Barcelona. Sin embargo, no se encuentra ni una sola prueba de que
“Vaya luna de miel” llegara a estrenarse.
Como fuera, el privilegio de poder verla ya pasó a mejor
vida en el momento en que se compartió en Internet y cientos de usuarios
tiraron de páginas de descargas de vídeo para quedarse con su copia personal de
la película.
Al margen de esta historia, lo cierto es que “Vaya luna de
miel” no ofrece nada excepcional. Se trata de una de las primeras películas de
la etapa ochentera de Franco, etapa esta durante la cual rodó mil locuras y se
rodeó de un equipo de habituales compuesto de Lina Romay, Antonio Mayans y
otros tantos, y durante la cual se desata el Franco más loco y guerrillero.
Así, tenemos a una mujer que, tras un seguimiento, selecciona al muchacho más
rico de los que se encuentra en la playa y le seduce con malas artes. Se casan,
y se van de vacaciones a Bananas —exótico lugar que se soluciona aquí, poco
menos que filmando una costrosa feria o parque de atracciones de Alicante—. Allí,
y debido a un equívoco, el muchacho es confundido con un tal Simón con el que
comparte nombre, y en un enredo de padre y muy señor mío (para los
protagonistas y para el espectador) se meten en una trifulca de mafiosos,
tesoros, y un escarabajo de oro, en una comedieta medio slapstick, medio de
aventuras, que se convirtió en todo un antecedente accidental de cintas de
aventuras románticas al estilo de “Tras el corazón verde”, eso sí, rodada con el
presupuesto que tuvo Michael Douglas para tinte del pelo en aquella película.
Se trata de un título muy del montón en la filmografía de
Jess Franco, en el sentido que, ni es de las malas, malas (lo cual siempre
sería un motivo de festejo), ni es de las buenas (lo cual también merecería ser
festejado), si no todo lo contrario. Es una “de las otras” que diría Franco, de
aquellas que poseen planteamiento, nudo y desenlace y que por ser más convencionales, resultan a
todas luces mediocres.
La comedia funciona cuando es involuntaria (porque cuando es
voluntaria da vergüenza ajena) y, en general, tampoco es especialmente
aburrida, pero, desde luego, es uno de los títulos más insípidos de cuantos
rodó. Luego, escarabajos y joyas compradas en el chino, chinos interpretados
por españoles sin apenas maquillaje, esqueletos de plástico y mucha cochambre,
podredumbre y tercermundismo, aderezado por las carnes magras de una Lina Romay
ya fondona, que se lo pasa teta rodando este tipo de películas.
No posee nada especial,
de no ser porque ha aparecido en sus latas cuarenta años después de ser rodada.
Por lo demás, ni fu, ni fa.
Junto a Lina Romay en el reparto, tenemos a Max B. ("Cazar alnegro") doblado para la ocasión por, creo reconocer en la voz a Ricardo Palacios, Emilio Álvarez, que salía en “El fascista, la beata y su noviadesvirgada”, Antonio Mayans, o Susy Boulois (También presente en “Cazar al
negro”).
Los completistas la agradecerán.