lunes, 5 de julio de 2021

DEATH SHOCK

“Death Shock”, SOV  británico del año 1981, deja en entredicho la autoría de “Agresión en la casa del terror” como primera película de corte comercial filmada enteramente en formato vídeo. Aunque en realidad es difícil determinar, en aquellos años convulsos entre finales de los 70 y primeros 80, cual sería la primera película en ostentar el título de pionera, lo que está claro es que, de alguna forma, “Death Shock” es al menos una de las primeras.
Se trata de un soft perpetrado por gente del porno que, en su afán por coquetear con géneros cinematográficos comerciales, le dan  unas pinceladitas de terror al asunto. No muchas, pero las suficientes para que los fanáticos recuerden a día de hoy esta película y la acojan en su seno sin demasiados prejuicios.
En realidad es un experimento llevado a cabo por el señor Frank Thring, un actor de formación clásica que, tras aparecer en un sinfín de películas de Hollywood en calidad de secundario (aparecía, por ejemplo, en “Ben-Hur”) decide darle un vuelco a su carrera metiéndose de lleno en la producción de cine para adultos. Para ello, se estrena en la dirección con este “Death Shock” en la que filmaría escenas de sexo no explícitas. Por otro lado tenemos a Lindsay Honey, antiguo aspirante a estrella de Glam-Rock y stripper masculino, que tras fracasar en el mundo de la música prueba suerte como modelo para revistas pornográficas, campo este en el que le va algo mejor y que le lleva, irremediablemente, al nicho del cine para adultos. En su transición hacia este campo, en el que con el tiempo se convertiría en un director premiado y relevante, se topa con Frank Thring y sus 5000 Libras de presupuesto para hacer una película de corte fantástico para adultos, y es contratado como asistente del director. Sin embargo, al ver el resultado final de la película una vez rodada, Thring, avergonzado, se negó a  firmarla cediéndole este honor a Honey quien, visto lo visto, aceptaría la autoría de la película, pero adoptando un nuevo pseudónimo para ello, el de Ben Dover. Así aparecería el muchacho acreditado en la cinta. Finalmente, se le reconoce la autoría de la misma a los dos, y Thring decidió acreditarse bajo el sobrenombre de Bill Wright. En adelante, haría carrera en el porno como director, utilizando este nombre en varias ocasiones.
Protagonizada por Linzy Drew, que posteriormente desarrollaría una carrera como actriz porno que compaginaría con sus apariciones en el cine convencional —apareció en “Un hombre lobo americano en Londres” y en unas cuantas películas de Ken Russell como por ejemplo, “La guarida del gusano blanco”—, la cosa va sobre un grupo de parejas liberadas sexualmente que acuden a la campiña de Nortwich a tener sexo al aire libre. Lo que no saben es que por la zona ha habido recientemente sacrificios humanos ejecutados por lo que intuimos que es una secta satánica. Al caer la noche, este grupo de divertidos amigos, acaba dando con sus huesos en una enorme casa  en la que son recibidos con los brazos abiertos. Una vez instalados, se ponen a follar alegremente asumiendo todas las combinaciones posibles entre ellos, con tan mala pata que resulta que la casa a la que han ido a parar es propiedad de esa secta demoníaca que pulula por la zona y que preparará un sacrificio con una de las chicas.
Básicamente, “Death Shock” es una peli porno en la que hay mucho, mucho sexo, pero en la que, por su naturaleza soft —el gobierno británico se tomaba muy a pecho la ley contra la obscenidad en el cine y los productores no querían pasar a mayores para evitar líos— no se ven ni penetraciones ni corridas. Pero los actores tienen la boca muy sucia… los “chúpame la polla” y los “mira que tetas tengo” no paran de escucharse durante toda la película. Del mismo modo, los ramalazos fantásticos parece que había que meterlos con calzador, pero que molestaban a sus directores que se los ventilan en un visto y no visto. Así, tan solo vemos una especie de sacrificio humano al principio de la película, en la que un grupo de tíos en pelotas ponen a una tipa en un altar junto a una calavera feísima (la de la carátula, of course) y, fuera de plano, se supone que la matan. Después, una escena de tortura a mitad de la película en la que un mayordomo feísimo le hace perrerías a una de las muchachas y, finalmente, la escena de sacrificio final en otro altar, que se combina con escenas de folleteo de lo más cutre. Nada de sangre, ningún efecto especial. Solo intencionalidad de desarrollar todo en un contexto fantástico que  en verdad no existe. Esta película está adscrita al terror porque sus artífices así lo dicen, pero podría pasar por cualquier otro género; la comedia, también valdría. Y el drama. Y el thriller. Si me apuran, incluso la animación.
En definitiva, no he encontrado nada en “Death Shock”, más allá de su condición de SOV primigenio, que justifique el visionado completo de la película. Tampoco se justifica un visionado parcial… No sirve para entretenerse, no sirve para pajearse, no sientes miedo y ni tan siquiera funciona como comedia involuntaria. Es la nada más absoluta. Por suerte tan solo dura 45 minutos y la agonía se hace corta.
Con todo, las frases que sueltan cuando están follando, a poco que te haga gracia el caca-culo-pedo-pis, te harán esbozar una leve sonrisilla, como es mi caso. Por lo demás…visionado testimonial.