Clásico de la animación franco-belga para adultos que en su momento, 1975, desató polémica debido a su contenido erótico y violento, siendo prohibido en infinidad de países, retenido en otros y censurado en la mayoría de ellos. En los USA fue la primera película de dibujos animados calificada con una “X”, del mismo modo que en España, prohibida el año de su lanzamiento, tuvo a bien ser estrenada años después, en 1979, con Franco ya muerto y clasificada “S”. El nombre de su creador, animador y director, no puede ser más descacharrante; se llama Picha.
Se trata de una serie de segmentos cortos de contenido semi pornográfico enlazados a través de un fino hilo argumental en los que Tarzoon —una versión animada y pornográfica de Tarzán— regresa a la jungla tras no adaptarse a las modernidades de la gran ciudad. Allí, en lo hondo del follaje, dentro de unas plantas con forma de coño, vive una maquiavélica reina que tiene un serio problema de alopecia. Debido a esto, decidirá hacerse un implante con la cabellera de la novia de Tarzoon, así que la secuestra, y la vergüenza de la jungla tendrá que ir a rescatarla. Por el camino se topará con infinidad de monos que se masturban, negros bien dotados y, sobre todo, un ejército de penes con vida propia y sin dueño generados en un laboratorio (la forma en la que son creados es una salvajada inexplicable… si deciden ver la película, verán a qué me refiero). Un argumento muy cafre, sin embargo, resulta todo muy light en términos pornográficos si la comparamos con otras películas de animación de la época también europeas (como aquellas cosas provenientes de Alemania tipo “La isla de las perversiones”), ya que aquí no hay penetraciones ni apenas relaciones sexuales con féminas, y sí un montón de penes chocando y atacando a todo lo que se meneé. En todo caso, lo que sí que tiene “La vergüenza de la jungla” son toneladas ingentes de violencia y racismo. Aquí hay personas gráficamente partidas en dos, patas de elefante cortadas con hacha y, sobre todo, montones de negritos que responden al estereotipo coon. Sin embargo, la película sembró la polémica por lo referente al sexo, nunca por estas otras cuestiones.
En el festival de Cannes del 74, lugar donde la cosa cayó especialmente bien, se presentó un avance de 15 minutos que propició que los herederos de E.R. Burroughs, creador de Tarzán, denunciaran a la Fox, que se encargó de su distribución en Europa, por plagiar al personaje que obraba en poder de la familia. Obviamente, se trataba de una parodia, ni tan siquiera usaba el mismo nombre, por lo que el juez falló a favor de los productores sin que hubiera una sentencia al respecto. Esto, más que un impedimento supuso publicidad gratuita y, gracias a eso, “Tarzoon, la vergüenza de la jungla” fue inmediatamente exportada a otros países como el nuestro, o a los USA, con algún que otro aliciente; para la versión americana, los yankees, efectistas como ya suelen ser, la remontaron a gusto del público norteamericano y nombraron al gato Fritz en los carteles con el fin de darse publicidad, amén de haber contado para el doblaje con la flor y nata de la comedia USA, así, dando vida a los personajes y a todas esas pollas vivientes tenemos a gente como John Belushi, Bill Murray, su hermano Brian Doyle y, como Tarzoon, tenemos nada menos que a Johnny Weissmuller Jr. hijo de quien diera vida a Tarzán en las míticas películas de la Metro. Naturalmente, las versiones europeas nos perdemos esa gracia. No obstante la versión americana, al ser calificada con una “X”, reducía el número de salas a exhibir considerablemente, Fox no supo sacar partido a la película estrellándose en la taquilla pese a que, sólo en San Francisco, esta había funcionado de perlas.
Para acabar de liar la madeja, se estrenó una nueva versión recalificada y que eliminaba el “Tarzoon” del título, debido a una nueva demanda de los herederos de Burroughs por manchar el nombre de la obra original. Esta vez el juez falló a favor de los herederos quedando el título acortado a “The Shame of the Jungle”, lo que originó que esta versión más light, generara aún menos dinero que la hardcore. Curiosamente, a su paso por cines en España, quizás porque la exportación de la película llegara directamente de los USA y no de Francia, la película se llamó inicialmente “La vergüenza de la jungla”, si bien, posteriormente se la conoció popularmente como “Tarzoon, la vergüenza de la jungla” o, sin ningún tipo de pudor, como “Tarzán, la vergüenza de la jungla”.
Yo llevaba años detrás de esta película, quizás desde adolescente, y jamás di con ella. Cuando por fin doy con una copia gracias a Internet y al altruismo de los usuarios, me encuentro con un coñazo de padre y muy señor mío que, quizás sea por los tiempos que corren, pero resulta de lo menos sugerente. No tiene ni gracia la cosa. Ahora, curiosa, es un rato largo, sobre todo por todo esto que les cuento.
El tal Picha es una eminencia de la animación para adultos en Bélgica y, quizás, su obra más popular sea la serie “Animalimpycs” de la que también hay un resumen en forma de largo y que, si algún día me encuentro con el cuerpo golfo, quizá la vea y hasta la reseñe. Pero eso no será a corto plazo. Adjunto aquí, a modo de curiosidad, un recorte de prensa que anunciaba el estreno de la película que nos ocupa, en un céntrico cine madrileño.