Richard Kern, uno de los caraduras del underground y uno de los que se adscribieron a aquella moda que fue el cinema of transgression, es un claro ejemplo de individuo al que se le considera artista, que es venerado por las élites intelectuales, más preocupadas de trincar canapé en la expo de turno que de otra cosa, pero que en realidad tiene el mismo talento que podamos tener usted o yo si nos dejan una cámara de vídeo o una de fotos, solo que él lo camufla con una pátina de pedantería muy obvia por otra parte.
Quizá en el campo fotográfico Kern sí tiene algo más de ojo y, con los debidos retoques posteriores, yo no tendría demasiado que objetar ante sus libros de fotografía, del mismo modo que tampoco lo habría viendo sus cortometrajes en Super 8 y en blanco y negro, en los que adoptaba estéticas verdaderamente arties y visualmente impactantes. Aunque siempre dudé si esa estética era consecuencia de la visión del artista o del look que el celuloide y la poca iluminación trae consigo por defecto.
Como fuere, en 2007, Kern fue alabado por un libro de fotografía titulado “Action” en el que el fotógrafo retrataba a una serie de pizpiretas muchachitas que posaban en ropa interior o desnudas, entre muchos colorines y texturas que, inofensivas, sirvieron para engrosar el catálogo de libros de Taschen (que son para intelectuales a los que no les gusta leer).
Al mismo tiempo, Kern editaba en DVD una película basada en su libro de fotografías bajo el título de “Extra Action (And Extra Hardcore)". En esencia la cosa era la misma. Esta vez se limitaba a grabar, con una cámara digital (yo creo que Mini-DV de la época), a una serie de desprejuiciadas señoritas que se ponían lencería de corte erótico y posaban en actitud concupiscente. Y unas se masturbaban a coño abierto, otras chupaban pollas de goma, otras se enrollaban entre ellas. De vez en cuando aparecía algún plano impactante con una fémina embadurnada en sangre, o disfrazada de cheerleader en una cancha de baloncesto que serían las menos, pero en esencia, esto era una colección de señoritas tocándose. Y no es que acuse a una supuesta película artística de vulgar pornografía (que lo hago…), es que cualquier persona en el mundo con una vídeo cámara y una selección de señoritas dispuestas a posar, podría hacer un vídeo exactamente igual al que hizo Kern. Una cosa totalmente carente de estilo, montada con cortes abruptos, una secuencia detrás de otra y haciéndose acompañar por música del momento tipo Sonic Youth y esas mandangas (concretamente, con Sonic Youth colaboró en el pasado haciéndoles algún video-clip y la portada de su disco "Evol")
Una hora en la que vemos una chica detrás de otra, frotándose, metiéndose los dedos, sonriendo y mostrando todo tipo de lencería fina. Eso es todo. Mal grabado, mal iluminado… no hay mucha diferencia entre esta película de Kern y un vídeo de Torbe. Al contrario, no obstante, que el libro de fotografía en el que se basa la película, que es todo colorido como si de un catálogo de Breska se tratase, el vídeo es tosco, crudo y prácticamente amateur, lo que me lleva a pensar que, quizás, fuera una respuesta opuesta a las imágenes de su propio libro, todas ellas tan tratadas y vistosas. Puede que la fealdad del vídeo sea una cuestión estética. En ese caso lo único que puedo decir es que, con el cine de Kern, no llego a conectar del todo. Y por supuesto, el que busque pornografía, aquí no encontrará nada que le lleve a un onanismo exacerbado.
En cualquier caso ¡que se yo sobre arte!
Como fuera, lo que vengo a decir es que, como fotógrafo igual el individuo si tiene su rollo y le da duro al photoshop, pero, la sensación que me ha dado como videoasta es la de ser un auténtico negado. Lo cierto es que más allá de la pertinente curiosidad, su producto, bonito o feo, no me interesa lo más mínimo una vez echado el vistazo.
Y no se dejen engañar por la colorida y vistosa carátula de “Extra Action (And Extra Hardcore)”, el contenido es mucho más crudo y feo.