sábado, 8 de junio de 2024

CONTACT

Por ahí los noventa, a Robert Zemeckis le entraron ganas de convertirse en un director serio y prestigioso. Harto de parir cine abiertamente palomitero, a pesar del gran éxito que ello le había supuesto durante su carrera previa (no lo digo solo por "Regreso al futuro", "Tras el corazón verde" o "¿Quién engañó a Roger Rabbit?", incluyo la divertidísima "Frenos rotos, coches locos" -titulazo español para "Used Cars" / "Coches Usados"- más como éxito creativo que comercial), en 1994 dio el cambiazo con "Forrest Gump", un drama que revisaba algunos de los momentos más trascendentes de la historia de los USA a través de los ojos de un entrañable retrasado mental. La jugada le salió estupendamente, funcionó a la perfección entre crítica y público, incorporó algunos chascarrillos a la cultura popular ("Corre, Forrest, corre" entre ellos) y se agenció numerosos Oscars, incluido el de mejor director.
Bien, tras semejante logro ¿a qué aspirar? ¿qué clase de película podría superar las ambiciones de todo un "Forrest Gump"? Pues una en la que se hablara del primer contacto entre humanos y vida alienígena. Lejos lejísimos de las formas del cine palomitero, es decir, de modo científico, hasta filosófico si lo prefieren. Ni marcianos llegando con sus ovnis, ni rayos destruyendo monumentos famosos, ni tan siquiera a través del filtro del lagrimeo como hiciera el apadrinador de Zemeckis -Steven Spielberg- en su día con "Encuentros en la tercera fase" o la maravillosa "E.T. El extraterrestre". Y el único modo de abordarlo era a lo grande, con actores de primera, gran presupuesto, etc. Al fin y al cabo, es esa una trama muy poco atractiva comercialmente por la mentada ausencia de elementos espectaculares. Y a las pruebas me remito: "Contact" nació a finales de los setenta como guion de largometraje fallido, escrito por la persona más adecuada posible, Carl Sagan, astrónomo tremendamente respetado, responsable de la famosa serie "Cosmos" e interesado en el asunto alienígena desde ese mismo ángulo trascendental. Ante la imposibilidad de llevarlo a la pantalla, Sagan y señora decidieron convertirlo en novela, publicándola el año 1985. Y esa misma fue la que terminó adaptando Robert Zemeckis. Por desgracia -ya lo adelanto- Carl Sagan palmó en plena producción, sin realizar el pequeño cameo que tenía previsto, sin, obvio, ver el film concluso y sin conocer la ansiada respuesta al gran enigma, ¿estamos solos en el universo?
Una astrónoma se pasa el puñetero día con los cascos puestos esperando recibir la ansiada señal from outer space. Terminará llegando y pondrá el planeta patas arriba. Oculto entre los ruidos rítmicos hay un mensaje, concretamente los planos de un artefacto supuestamente creado para vérselas con seres de otro mundo. Los países de la tierra deciden invertir un pastizal en construirlo.
¿Por dónde empiezo? Mmmmh... ¿creo en la vida extraterrestre? Sí, sin duda. Como aficionado a la astronomía que soy, estoy completamente convencido de que ahí fuera, en ese vasto manto oscuro repleto de miles y miles de planetas, hay seres vivos. Ahora bien, ¿nos han visitado? No, ni por el forro. Ustedes me perdonarán, pero para mí resulta del todo absurdo creerlo. Vamoh a ve simeplico. Habitando como habitamos un pedrusco diminuto en medio de una inmensidad negra como el carbón, cuyas fronteras -de haberlas- desconocemos, es muy propio de la arrogancia humana pensar que al(gu)ien, a miles y cientos de miles de kilómetros, se habrá tomado la molestia de buscarnos, localizarnos y visitarnos. Llevamos demasiados pocos años activos -en términos astronómicos- como para que otra civilización lo haya logrado. De ser así, ¿por qué pegarse ese viaje larguísimo y, una vez aquí, mantenerse ocultos entre las sombras, sacar unas fotos y largarse? ¡¡No hombre -dirán-, no tardan tanto porque usan un agujero de gusano!! vale... en tal caso, además de lo sospechoso de no haberlo detectado, está la cuestión pericia: Si disponen de semejante capacidad tecnológica y, por tanto, conocimientos superiores... ¿cómo es posible que, nada más entrar en nuestra atmósfera, se estrellen? En fin... es ridículo. NO creo en marcianos pilotando platillos volantes y, aunque me pese, opino que aún tardaremos eones en detectar esa supuesta vida inteligente + avanzada (otra cosa sería la de tipo microscópico)... si es que lo conseguimos.
Por todo ello, me parece tan válida la opción que nos plantean Sagan y Zemeckis. Que dicho contacto se realice del modo que se muestra en el film y, como quien dice, no haya un final final. "Contact" visualiza ese primer "tête à tête" como un "hola que tal, hasta la próxima" muy poco satisfactorio para la audiencia. Pero totalmente verosímil. Igual que sacarse de la manga que los alienígenas "se disfracen" del padre muerto de la prota para no espantarla. Sí, lo sé, en su época fue todo un chasco. Vi "Contact" en el cine y recuerdo la sensación de frustración cuando el ansiado marciano adquiere la forma del gran David Morse, soltando eso de "Hola chispita" para mayor descojone de la platea al completo. Incluso "South Park" hizo guasa al respecto, no sin razón. Pero, visto ahora, más sabio e informado, repito, era lo único viable y científicamente razonable. Las ambiciones del proyecto no casaban con la idea de mostrar una criatura extra fantasiosa semi humanoide. De haber osado dar tal paso, la película entera habría terminado hecha añicos.
Podemos aplicar dicha agradecida sobriedad al resto de lo que muestra / cuenta "Contact". La paranoia de los altos mandatarios, especialmente aquellos situados en defensa. El modo tan hilarante en el que la estúpida y ridícula raza humana reacciona ante la noticia. La terrorífica respuesta de los fanáticos religiosos, con resultados catastróficos. Porque sí, la religión tiene un papel preponderante en la trama. Claro, ya sabemos, es Hollywood. Son los norteamericanos. Era inevitable que ello apareciera por algún lado, tocando los cojones. En un principio, la protagonista es descartada como viajera intergaláctica al declararse no creyente (y, por cierto, en la novela no es una astronauta, sino un grupo de distintas nacionalidades, pero el presupuesto no daba para más) Si lo piensas bien (y, como decía, abordas el film con la sabiduría del paso de los años) entiendes que lo de la religión era un asunto ineludible, porque sí, descubrir vida en otros mundos pondría en jaque muchísimas cosas, incluida la absurda existencia de un todopoderoso creador.
Lo grande de "Contact" es que, por lo expuesto, ha quedado como la única representante de su especie. A menos que se curren un remake / readaptación (Actualización 29/06/24: ya hay anunciado uno para 2026 con Jennifer Lawrence y Andrew Garfield), o una serie, no tendría mucho sentido volver a contar esa movida, porque no se puede hacer mejor y porque, eso, tampoco da para mucho más. Ha habido intentos posteriores de aproximarse un poquito. Lo más parecido serían "La llegada", que termina cayendo en clichés y no puede evitar mostrar a los supuestos alienígenas, o "Interstellar", protagonizada justo por uno de los actores principales de "Contact", un Matthew McConaughey desesperado por deshacerse de su encasillamiento en la comedia romántica -sin lograrlo, eso vendría más tarde-. Ninguna ha conseguido superar al film de Zemeckis (y la de Nolan me mola un rato) que, por cierto, cuenta con unos CGI aún algo primigenios pero muy bien explotados y aplicados.
Tal vez solo hay una cosa que me chirría, su protagonista, Jodie Foster. No me gustó en 1997, y tampoco lo ha hecho en mi más reciente visionado. Resulta irritante, un personaje antipático. Sus muecas distraen y el doblaje no ayuda. Suerte que el resto del personal lo compensa de sobras, Morse y McConaughey aparte, tenemos un fabuloso Tom Skerritt (maravilloso ver a su personaje jugándole el juego a los poderosos y -en un principio- ganando la partida con toda INjusticia. No menos maravilloso es el diálogo donde él mismo así lo reconoce), James Woods, John Hurt, William Fichtner, Angela Bassett, un Rob Lowe visto y no visto y una jovencita Jena Malone.