martes, 2 de septiembre de 2025

FATSO

¡Ojo!, no confundir esta película con el debut como directora de Anne Bancroft de idéntico título en 1980. Se trataría de una tragicomedia igual que la presente, pero centrada en  la obesidad y la adicción a la comida. Esta, sin embargo, se centra en algo más divertido, pero también más injusto y triste: La vida no-sexual de los gordos.
Rino, traductor de Alemán de profesión y dibujante de cómics en su tiempo libre, se pasa la vida lamentándose, masturbándose y practicando sexo con alimentos. Su condición de gorderas le impide tener vida sexual. Pasa los días perdiendo el tiempo con un extraño individuo tan virgen como él. Hasta que un día, sus padres, que viven en la casa contigua a la suya, alquilan una de las habitaciones del hogar donde mora Rino —propiedad de ellos— a una estudiante sueca y veinteañera que le va a dar muy mala vida a nuestro protagonista. Su presencia generará toda una amalgama de situaciones cómicas, no tan cómicas, agrias y lamentables. No todo en “Fatso”está concebido para que el espectador se ría.
Esta película sería el granito de arena que aporta Noruega al concepto / subgénero de “vírgenes adultos”, a caballo entre la visión yanki del asunto y el dramatismo que, posteriormente, tan bien plasmó un país como Islandia con la muy dramática y excelente “Corazón gigante”. Una realidad  tan angustiosa como la de los miles de señores que, por timidez o cuestiones físicas, alcanzan la mediana edad conservando intacto el virgo y la inocencia. Muerta la autoestima y la esperanza, como toda situación dramática (y preocupante), la cosa da para risas.
“Fatso” entretiene sin ser el alma de la fiesta. Resulta irregular. Peca de ingenua en algunos aspectos y de muy transgresora en otros, mientras que las intenciones con las que ha sido concebida me resultan repugnantes. “Fatso”, con todos sus gags, toda su condescendencia,  juega a ganarse las simpatías de quienes cree su público potencial; los gordos “freaks” de granos purulentos que no ligan ni a la de tres y que, al igual que nuestro protagonista, lo más parecido que tendrán a un romance serán las cotidianas dosis de pagafantismo a las que les someterá la guapa de turno. Porque ¡anda que se enamoran de otra gorda purulenta! Normalmente este arquetipo suele siempre enamorarse del tipo de chica inalcanzable hasta para los más gallitos del gimnasio. En ese sentido la película se desenvuelve previsiblemente convirtiéndose en un muestrario de clichés. Por otro lado, juega con las emociones del espectador obeso dándole falsas esperanzas de conquista en la vida real. Hay un momento donde parece que la sensatez se va a imponer haciendo ver que, efectivamente, el gordo no va a follar. Y finalmente, folla. Ergo, la mala baba de la que hace alarde la película desde el principio se queda en agua de borrajas. Y disculpen ustedes el spoiler.
No obstante, como comedia para todos los públicos de corte comercial que al final es, lo cierto es que es muy amena y lleva a buen puerto su cometido;  también es un ejercicio artístico notable (el uso de la steady, los ángulos desde donde se ha colocado la cámara así como la utilización de transparencias en algunos planos, son de un pedante que asustan... pero no se nota demasiado).
¿Que podría pasar por una película "indie" americana? Yo diría que incluso se busca eso expresamente.
El director, como no podía ser de otra manera, es un noruego llamado Arild Fröhlich que, posteriormente, gozó de éxito en su país con sus siguientes trabajos. El  actor protagonista, Nils Jørgen Kaalstad, es famoso allí por las series televisivas que ha protagonizado y sus habilidades en el micro como cómico de “stand up”.
“Fatso” se editó en España directamente en DVD y como consecuencia del éxito en su país de origen. Sin embargo, la caratula ofrecía, en su frontal, la siguiente frase promocional: “Conozcan al "Torrente" de Noruega” ¡¡Por si alguien pica!!.