sábado, 11 de octubre de 2025

DIRECTORES ESPAÑOLES MALDITOS

"Siempre me han fascinado los perdedores, los que fracasan en una actividad, pero quizá triunfan en otra, los que intentan algo y no lo consiguen o, al menos, no lo logran del todo. Mientras no soporto a los triunfadores, aquellos a quienes todo los sale bien, a pesar del esfuerzo que les cuesta conseguirlo", así de brutamente arranca el autor, Augusto M. Torres, con este libro a priori tan interesante. Y remarco lo de "a priori".
Torres ha dirigido y producido mucho corto y largo (siendo "Arrebato" de Iván Zulueta su gran logro), ha escrito libros y, como todo aquel que se dedica al cine pero no consigue sobresalir ni convertirlo en su sustento, ha ejercido de crítico. Él mismo se considera uno de esos "directores malditos". Lo que nos lleva a la pregunta: ¿estaría igualmente fascinado por perdedores y fracasados si el éxito -comercial- le hubiese tocado con su varita mágica? ¿y por qué aquellos le fascinan y a los triunfadores no los soporta? Quiero decir, mientras los primeros le resultan atractivos desde un aspecto, digamos, sociológico, a los otros les tiene, directamente, inquina personal, una perfectamente entendible como envidia. Sin embargo, no solo es a los triunfadores a los que Augusto M. Torres desprecia, también a los directores malditos que lo son porque, según él, no han hecho, o no saben hacer, ni una película buena. Su libro se centra, tal y como expone, en los malditos por cuestiones de mala suerte -o incomprensión por parte de "nos", ignorantes mortales- y aquellos que buscan y quieren serlo. Pero desecha cruelmente a los que él considera no tienen talento (una visión, después de todo, muy subjetiva) ¡Cojones! que un libro orgullosamente dedicado a reivindicar cineastas malditos evite morrocotudamente a los MÁS malditos de todos, pues ya me dirán si no es injusto y, después de todo, una contradicción. Pero claro, es que leyendo, rápidamente descubres la preferencia del autor por ese cine pretencioso y artístico que aburre a las cabras. Supongo que todo lo que sea de género y, más específicamente, fantástico lo debe considerar de baja estofa. Y a las pruebas me remito, él mismo comenta que no le gustan los efectos especiales. ¡Acabáramos!. Así que, sí, estamos con lo de siempre, el crítico rancio y apolillado que, además, gasta un ego de aúpa y demuestra un narcisismo a prueba de bombas incluyéndose en su propio tochito (cuando escribe la frase "los que fracasan en una actividad, pero quizá triunfan en otra" ¿estará pensando en su propia reconversión a crítico de cine? ¿dándose ánimos? ¿haciéndole entender al lector que, aunque guste de fracasados e incapaces, y se llame maldito, él es un hombre de éxito?) Resumiendo: Augusto M. Torres ha escrito un libro terapéutico -para él mismo, digo-.
Los textos dedicados a esos supuestos directores malditos (no lo olviden, los que ejercen por injusticia o voluntad guerrillera, a los otros que les den) son escasamente sucosos, muy superficiales y poco interesante aportan. Primero Torres habla así como "desde lejos", periodísticamente. Y luego lo hace basándose en experiencias, criterios y observaciones propia/os, sobre todo respecto a aquellos que conoció personalmente. A veces ambos textos repiten los cuatro datos de rigor, por lo que la sensación de escasez aumenta unos cuantos grados.
Mi interés a la hora de agarrar la obra de la biblioteca fue para ver qué decía sobre ciertos cineastas por los que siento moderada curiosidad, Adolfo Arrieta, Antoni Padrós, Carlos Benpar, Luciano Berriatúa (del que evita su "famosa" película de horror grabada en vídeo), Chumy-Chúmez, Jesús Garay o el propio Zulueta (personalmente he echado de menos a J.A.Salgot... ¿estará en la revisión y ampliación de "Directores Españoles Malditos"?, porque sí, la hay, ¿o será uno de esos malditos porque les escasea el talento?), sin embrago, como digo, la info obtenida es poca, así que, en fins, casi mejor ni se molesten.
Lo que me molaría es preguntarle al elevado Augusto M. Torres qué directores malditos considera no merecedores de sus atenciones, más que nada porque, tal vez, así podríamos dedicarles nosotros el justo libro que merecen. Seguramente sería mucho más ameno e interesante que esta paja a un miembro en estado morcillón.
Por lo visto el amigo tiene otro compendio de hojas más o menos parecido, "Cineastas Insólitos". Me llama echarle un ojo, sabiendo que cuenta con una entrevista a un cineasta tan ajeno a su universo elitista como Jesús Franco, aunque tras sufrir "Directores Españoles Malditos" me enfrentaría al asunto con suma precaución.