martes, 7 de octubre de 2025

EL CANGURO

"El Canguro", inconfeso remake sui generis de la ochentera “Aventuras en la gran ciudad”, comienza con el ruidoso orgasmo de una jovencita a la que le están practicando un cunnilingus. Tras el clímax, asoma la cabeza un efervescente, ascendente y sonriente Jonah Hill satisfecho de haber realizado un buen trabajo. Ella le dice que cuanta razón tenía su madre, que hay que ver que bien comen el coño los chicos… simpáticos (por no llamarle gordo, asqueroso, o a saber). Hill dice que su secreto está en que en cada cunnilingus escribe un cuento con la lengua. A continuación, él exige su correspondiente fellatio. Ella se niega. Descubrimos que, eventualmente, la chavala le deja a él practicarle sexo oral aunque, por supuesto, ni siquiera le toca. Esa es la maravillosa puesta en escena de una película que pretende ser una comedia familiar con niños, un divertimento veraniego para toda la familia. A su modo homenajea lo que hacía un John Hughes, pero acaba convirtiéndose en una comedia de trazo muy grueso con sus chistes de pollas y cocaína. No hay ni una sola teta — algo ya normal en un film de 2011— pero sí un buen muestrario de actitudes políticamente incorrectas que es lo que más me llama la atención de la cinta porque, consumida hoy, hay que ver cómo ha cambiado la comedia y sus circunstancias en poco menos de 15 años.
La cosa va de un zángano que ha acabado la Universidad y está completamente desocupado viviendo con su madre separada. La noche que esta tiene una cita, le pide que vaya a hacer de canguro para los niños de una vecina, cosa a la que él accede a regañadientes ganándose así un dinero. Una vez en la casa, la chica que le deja comer el coño esporádicamente llama por teléfono. Está en una fiesta y precisa cocaína, por lo que nuestro protagonista coge el coche del padre de los chicos que cuida, los mete dentro del vehículo y parten a la gran ciudad en busca del camello que les proporcionará la droga. Durante el periplo, como a Elisabeth Shue y a sus chicos en el film mencionado arriba, les ocurrirán mil y una aventuras… solo que la Shue no buscaba cocaína.
Una muy divertida película concebida para el absoluto lucimiento de Jonah Hill, donde él se encuentra como pez en el agua siendo protagonista absoluto y donde hace todo un despliegue de sus capacidades cómicas para llevar a buen puerto una de las cintas más graciosas de la pasada década, previa de todo lo que le vendría después al actor (nominaciones a los Oscar, trabajar junto a consagrados directores como Tarantino o Scorsese...) que, sin embargo, a pesar de lo estupenda que es —moralina americana implícita en la comedia gamberra incluida, eso si— no contó con el beneplácito de público y crítica.
Michael De Luca en co-producción con la "20th Century Fox", muy inteligentemente, produjo un guion que estaba en la lista de los preferidos por los estudios de películas no realizadas en 2009. Se hizo con los derechos y dejó al director David Gordon Green y a Hill desmelenarse. Contaba con un presupuesto correcto que, si jugaba bien sus cartas, convertiría la película en un hit veraniego. Contó con 25 millones de dólares. Sin embargo, una vez terminada, tras un pase para los ejecutivos de la "Fox", no quedaron nada contentos con lo que vieron. Demasiado vocabulario vulgar y demasiada cocaína en una película que ellos creían infantil. Quisieron dejarla en las latas prácticamente. Y no se estrenó en verano por esos motivos. Tuvo que ser sometida a cortes.
Naturalmente, productor y actor pusieron el grito en el cielo, pero la "Fox" no pensaba llevar a los cines, bajo ningún concepto, una película en la que un menor roba un huevo con más de un kilo de cocaína en su interior, que se rompe dentro de un coche lleno de niños y, espolvoreada, acaba yendo a parar a la cara del personaje de Jonah Hill. Sin embargo, el estudio comprendía el estilo excesivo del humor del actor y llegarían a un acuerdo. Someterían la película a cortes, pero no serían demasiado severos dejando el montaje original del director intacto para comercializar en versión extendida en DVD. Hill y Gordon Green aceptaron. Al no haber llegado al verano, la siguiente fecha de estreno sería Navidades.
Como estrategia comercial a Jonah Hill se le ocurrió poner su número de teléfono personal en el pre-afiche que anunciaba la película. En él, aparece su fotografía y una inscripción que reza: “¿necesita un canguro?”, debajo, unas tiras con el teléfono: (917) 409-7838. Cuando alguien llamaba, podía encontrarse con un mensaje de contestador que ofrecía los servicios de Hill como canguro, o bien, lo cogía el propio actor y charlaba con su interlocutor, recomendándole que fuese a ver la película, el muy cachondo.
Se estrenó en Navidades coincidiendo en cartelera con otra comedia de temática festiva, “Noche de año nuevo” de Garry Marshall y el público prefirió esta ese fin de semana, con lo que “El Canguro” pasó un poco inadvertida. Al final de su carrera, había recaudado en todo el mundo 35 millones. No perdió dinero en absoluto, pero las ganancias tampoco fueron las suficientes como para que la "Fox" la considerase un éxito. Más bien la consideró un fracaso. Para más inri, las críticas fueron demoledoras. Y, con el tiempo, parecía que los fans iban a otorgarle estatus de culto, pero no. A día de hoy se trata de una película ya olvidada.
En España, por supuesto, pasó por salas y en formato doméstico sin pena ni gloria desde el día uno, solo se enteraron de su existencia los más interesados en el trabajo de Jonah Hill y, desde hace ya un tiempo, la comedia americana en todas sus vertientes languidece en la oferta cinematográfica.
Junto a Hill en el reparto, además de una serie de niños no demasiado insoportables, tenemos a un descacharrante Sam Rockwell que interpreta a un violento camello con serios problemas afectivos. También contamos con el cameo de uno de los raperos menos efectivos en el cine, Method Man de los "Wu-Tang Clan", que se cree más gracioso de lo que realmente es, que es poco.
Dirige David Gordon Green, responsable de cintas como “Superfumados” o “Caballeros, princesas y otras bestias” así como la última —y extraña— trilogía de “Halloween” o “El Exorcista: Creyente”. Si en la comedia resulta un autor bastante eficiente, en estos "reboots" de cine de terror es un "bluff".