lunes, 23 de abril de 2012

EL SECRETO DEL IMPERIO DE LOS INCAS

Los años 80 llegaban a su fin, y el cine italiano de mentalidad exploitation daba sus últimos coletazos antes de desaparecer. Eran los tiempos en los que "Indiana Jones" mandaba en taquilla, y todo el mundo se apuntaba al cine de aventuras con regusto clasicorro. Evidentemente los italianos no iban a ser menos. De esta guisa, Gianfranco Parolini, oculto tras el obligatorio y sospechoso alias de rigor, en este caso Frank Kramer, se las pira al escenario ideal para parir productos selváticos a precios económicos, Filipinas, y vuelve con "El secreto del imperio de los incas" bajo el brazo.
Parolini/Kramer no era, ni por asomo, un novato en estas movidas. En su haber tiene tropecientos "peplums" y "espagueti westerns", aunque probablemente su película más famosa sea "Yeti, il gigante del 20 secolo" o la versión italiana del "King Kong" de los 70, absolutamente horrenda e infame. Lo sorprendente -o no debería serlo- de "El secreto del imperio de los incas" es que, viendo su torpeza y cutrismo, nadie pensaría que la dirige un señor con más de 30 años de profesión a sus espaldas. Sobra decir que este refrito de "En busca del arca perdida" (y consortes) fue el último film como director en la filmografía de Parolini. No me extraña.
La historia es tan simple y bobalicona como cabría esperar: Reino subterráneo repleto de tesoros, aventurero guaperas con barba de cuatro días y chica mona pero tonta van en su búsqueda, malos por aquí, malos por allí, cocodrilos, etc, etc... lo de siempre, pero peor. En favor de la peli debemos decir que su arranque es frenético, y durante un rato incluso da la sensación de que no te aburrirás. Como es natural, Parolini se muestra incapaz de mantener tal ritmo a lo largo del metraje, y el climax final se alarga y alarga hasta resultar genuinamente insufrible (viva el "fast forward"!!!). A falta de dinero y escenas espectaculares, opta por el humor, por explotar la supuesta química entre los dos protagonistas que, como buena imitación de "Indiana Jones", se pasan tooooda la peli discutiendo. Ella resulta totalmente cargante y torpe hasta el absurdo, no hace más que tropezar y en sus caídas descubrir entradas y pasadizos secretos (idea esta explotada sin descanso). Él suelta chascarrillos tan poco originales y divertidos como "Arnold Schwarzenegger me enseñó a pelear" o directamente "¡Que no soy Indiana Jones!". Al final lo más llamativo es el continuo desfilar de cutreces, destacando los cocodrilos, increíblemente mal paridos, el gurú con el casco lanza-rayos que se distrae tocando un órgano (muy muy zetoso), el aparatoso decorado de cartón piedra del desenlace o momentos para el descojoncio como cuando una cabaña estalla por efecto de un simple disparo.
En fin, supongo que los fans del exploit italiano le encontrarán alguna clase de encanto. Y sí, en un principio incluso parece que a lo mejor "El secreto del imperio de los incas", con su gráfica caratula española (en la que el prota va literalmente caracterizado de "Indiana Jones", sin disimulo alguno), no está tan, tan mal... pero a medida que avanza, la cruda realidad se impone y lo que acabamos teniendo ante nuestros castigados ojos es una simple, estupenda, llamativa y pestilente pedazo de caca.