domingo, 25 de julio de 2010

LA MUERTE ATACA EN NEW YORK

Hay veces que, por alguna extraña razón, uno se siente más predispuesto a visionar/soportar un tipo de películas que, en otros momentos y ejes temporales, serían una auténtica tortura. Hoy mismo me ha pasado eso con "La muerte ataca en New York", copia original del VHS editado en estos lares por "Video Screen" -víctima de la humedad-, regalo del bueno de Víctor, y que he visto de un tirón sin avance rápido. Increíble.
La última vez que había intentado visionar este film fue hace bastantes años, cuando era un adolescente granuloso en busca de series Z que llevarme al buche. Gracias a las páginas de "Mad Movies" (mi verdadera biblia en aquellos tiempos) supe de la existencia de Tim Kincaid, uno de los realizadores habituales de la cantera de la "Empire", división "ultra-chungueces video-cluberas". El caso es que Kincaid venía del porno, del de temática homosexual concretamente, donde había triunfado usando el alias de Joe Gage. Por lo visto se le antojó meterse a hacer cine fantástico y tal y el bueno de Charles Band le abrió los brazos, proporcionándole escaso dinero para parir cosas del calibre de "Cazador de mutantes" (mi favorita durante mucho tiempo), "Robot Holocaust" o, por decir una más, "The Occultist". Ahora estas pelis hay quien las ve con afecto, pero en aquellos tiempos se consideraban basura de la más baja estofa, por lo que Kincaid se vió obligado a volver al terreno del porno-gay y no le va tan mal.
El caso es que a mi "La muerte ataca en New York" (o "Breeders", su título original) no me moló nada. Sin embargo hoy, tan víctima como los demás de la vil nostalgia, me ha parecido un pelín menos horrenda y hasta me ha caído en gracia. A ver, que es lo que es, la peli se lo toma con calma, abunda el diálogo, los decorados austeros... en fin, el acartonamiento habitual de toda Z-movie que se precie (y en especial si la firma Kincaid), pero bueno, no se, se trata de una clase de producto irrepetible, lo que siempre es beneficioso, y más con esos efectos de maquillaje un pelín cutres, pero lo suficientemente majos como para disfrutarlos, especialidad del mítico Sr.Ed French (habitual por entonces del clan Kincaid y reputado artista de los FX a día de hoy) que, además, se marca un papelillo bastante destacado.
La cosa va de un extraterrestre que llega a la tierra dispuesto a procrear a base de violar a mozas de buen ver. Da la puta casualidad de que todas son vírgenes, algo especialmente difícil de creer más si tenemos en cuenta que casi viven en comunidad (vamos, según esta peli en los 80 había más vírgenes por metro cuadrado en Nueva York que cholos en Valencia), que están muy buenas, que son modelos, que se meten farlopa y, en fin... que no, macho, que eso sí es ciencia ficción y lo demás tonterías. Ponen la guinda un buen montón de tetillas y algo de gore básico.
Una caquita entrañable.