Pues tras el visionado puedo decir que “Instinto Básico” ha
superado con creces el paso del tiempo, y que vista hoy en día, no se trata de
una grandísima película, pero pocas existen más entretenidas que esta. Con un
tempo y una atmósfera rarísima, unos diálogos –eso si- algo idiotas, y
sobretodo una iluminación soberbia que le otorga ese look que, una vez visto
por primera vez, ya no se va de tu retina y que vas rememorando según vas
viendo la película. Es como verla por enésima vez, pero dando la impresión de
que sea la primera. Una sensación rara.
Ya saben; un “Thriller” en el que un policía de oscuro y
reciente pasado, se ve inmerso en un caso de asesinato en el que la principal
sospechosa es una escritora la cual, en una de sus novelas, describe con pelos
y señales el asesinato que se acaba de cometer, por lo que es la principal
sospechosa. Cuanto más avanza el caso, compañeros y psicóloga –a la que el poli
se tira- van complicando la cosa, y más
se nos complica a nosotros, a la vez que se van dando pistas, falsas o no, para
que el espectador saque sus conclusiones, mientras que el poli cae en una
espiral de descarnado sexo con la sospechosa.
Una cosa simple pero efectiva, que como ya digo, se disfruta
más en la actualidad, en parte por cierto sabor anejo que acompaña a la
peli, en parte porque la película es una
máquina fabricada para combatir el aburrimiento. Y es que detrás de ella está el mejor Paul Verhoeven, el de los primeros noventa, al que precedían un montón de éxitos en
los ochenta (¿Hace falta que diga los títulos?).
Así que una película que recomiendo fervientemente, y que
está claro que, al tiempo, será recordada con el paso de este. Aunque quizás es
demasiado pronto para que se la reivindique.
La película fue un éxito mundial absolutamente rentable que
en nuestro país congregó a 4.000.000 de espectadores y que se convirtió en un
fenómeno social. Por aquél entonces, en cualquier parte se hablaba sobre “Instinto
Básico”, en el cole, en el banco, en la compra… raro será cualquiera que no
alquiló la película cuando esta salió en video, y más raro será cualquiera que
no se haya masturbado, bien con las escenas sexuales protagonizadas por la Stone, como las protagonizadas por Jeanne Tripplehorn (que debutaba
mostrándonos hasta las amígdalas). Y
bien merecido se tiene Sharon Stone el título de mito erótico, aunque, vista
ahora la película, podamos comprobar que sus duros pechines son operados.
Buscando algo de info, doy con algunos
datos curiosos, como los referentes a la versión final de la película.
Verhoeven, presentó a la censura tres versiones distintas. ¿El
motivo? Que cada vez que la presentaba se la clasificaban “X”, lo que afectaría
absolutamente su carrera comercial. Finalmente supo darle el toque, en el corte
final, para que resultase explosivamente erótica (a día de hoy,
este erotismo es nada) y no una vulgar película pornográfica.
Así mismo, la elección de Michael Douglas como duro
detective follador, papel que le viene que ni al pelo, no fue la primera. Hasta
que se decidió a que Douglas interpretara el papel, se barajaron los nombres de
Wesley Snipes, Bruce Willis, Charlie Sheen e incluso ¡Stallone! La verdad es
que cualquiera de ellos da bien el papel. Aunque las caras de gusto y gemidos
de placer que suelta el hijo de Kirk Douglas, creo que serían difíciles de
superar por cualquiera de estos.
Por otro lado, el papel de Sharon Stone, tiene unos toques
de homosexualismo.Vamos, que le da a las pollas, pero que también le da a los
coños. Bien, pues este hecho insignificante puso en alerta a los diversos
colectivos de lesbianas americanas, que tocando los huevos como los tocaron los
maricones en “A la caza”, las liaron pardas porque decían que el personaje de
la Stone, daba una mala imagen de ellas. Ya saben, fanatismos yankies.
La película ha dado pie a un montón del “exploitations” que,
curiosamente, se han dado más dentro del mainstream que dentro de la Serie B –o el cine italiano-
aunque estos fueran imposibles remedos de esta, con repartos marcianísimos; por
poner dos ejemplos, “Nunca hables con extraños” con Antonio Banderas y Rebeca de Mornay, o “La marca del asesino”
con James Belushi y Lorraine Bracco.
Y además la película contó con una absurda y tardía secuela,
a la cual dedicaré mi próxima reseña.
Y en fin. Hay mogollón de info por ahí acerca de la
película. Yo he reseñado aquí lo que más gracia me ha hecho, pero en cualquiera
de los libros dedicados a la figura de Verhoeven se habla largo y tendido sobre ella, así como algún que otro libro dedicado por entero
a la película, incluso, en nuestro país y en nuestro idioma.
Ha sido una buena experiencia el volver a verla.