Miñón, venía como director emergente del “Nuevo cine
español”, pero que tras esta basura, solo rodó una película más –si no es esa
pobre carrera posterior culpa de esta película, será por lo malo que era- y no
se convirtió, afortunadamente, en una figura reconocible del cine español.
Ahora, se marcó un gol en aquello del cine exótico. Pero no un gol que
concediera la victoria, sino, un pequeño gol que consigue que años después se
hable de él.
Para empezar, y aún siendo una película de los noventa, está
rodada al estilo de los ochenta, los de Álvaro Sáenz de Heredia y, aunque Miñón
decía inspirarse para esta película en el “Metropolis” de Fritz Lang, la verdad
es que el resultado es más cercano al “Aquí huele a muerto… pues yo no he sido”
del anteriormente citado, que de su supuesta inspiración.
Sin embargo, es una película sin subvenciones y pseudo
independiente. En producción lo tenían claro; Le dijeron a Miñón que rodara
rápido, gastando poco, pero haciéndolo parecer una súper producción, y así
trincar la pasta lo antes posible. A finales de la década anterior, las
películas para lucimiento de los “Hombres G”, habían sido un éxito. Marta
Sánchez tenía el mismo nivel de popularidad que el conjunto pijo, por lo que la
sola existencia de “Supernova”, ya tenía que dejar pingues beneficios. Sin
embargo, el público es gilipollas, pero no tanto como los productores creen, y
mientras que los “Hombres G” llevaban a millones de espectadores al cine, Marta
Sánchez solo congregó 86.000. No creo que fuera culpa de ella, sencillamente,
que la película apestaba a podrido desde el momento en que apareció anunciada
en los medios. Fue una de las campañas publicitarias más potentes de 1993, pero
las perdidas fueron tremendas.
En una sociedad
futurista, el Conde Nado (¡chiste de mierda!) está enamorado de la cantante
“Fénix”. Con la ayuda de un retrasado obeso, secuestra a una científica, a la
que obligará a fabricar un clon de la cantante
llamado “Supernova”, violento y
agresivo, que la suplantará en los conciertos y en la vida privada, así,
el conde, podrá penetrar a “Fénix” y tener descendencia con ella. Pero entre un
bombero deficiente y “Supernova” le girarán la tortilla al condenado conde
Nado.
Para que se hagan una idea: El conde es Javier Gurruchaga,
la científica Chus Lampreave y el bombero deficiente Gabino Diego.
Bien, Gurruchaga está haciendo de si mismo, completamente
desatado y dando un recital de sobreactuación que es lo que se espera de
él, lo mismo con Lampreave, pero Gabino
Diego, que es sorprendente comprobar como sobrevive dentro del cine español,
hace aquí una actuación de vergüenza ajena. Y es que ciertamente, es un muy mal
actor al que, en esta ocasión, se la ha dirigido muy por encima, por lo que
tenemos aquí una cosa vergonzante. Mejor no hablar de eso que hace delante de
la cámara Marta Sánchez, pero ella tiene excusa, ella no es actriz. Para
compensar, amigos de las pajas, la Sánchez muestra sus famosas tetas, y es
generosa con su anatomía todo el metraje. De hecho en su reciente visionado, he
descubierto que Marta Sánchez, conocida por sus tetas, lo que tiene, es un
portentoso culazo como pocos he visto yo en la gran pantalla.
Cerrando el “modo pajero”, pasaré a decir que la película es
un absoluto despropósito, un claro ejemplo de la dejadez y la desidia más
absoluta. A nadie, salvo a la Sánchez, le importaba un bledo esa película. Por
eso la dirección es casi inexistente, el montaje es incomprensible, y la historia
una chorrada. Cierto que la película es una pieza “Naïf” y con toques “Pulp”, pero
eso no es cosa de Juan Miñón, es cosa de la casualidad. El ritmo es una
autentica mierda. Cuando la película lleva veinte minutos de metraje, no solo
se nos ha presentado mal a los personajes, sino que no sabemos nada de ellos,
ni sabemos que es lo que va a pasar… ¡no se entiende un carajo! Luego, ya vemos
que el personaje de Gurruchaga ha creado
un clon, y podemos intuir que ocurre y por qué derroteros va la cosa, pero
nunca porque se nos explique bien. Luego la cosa va a trompicones con una
colección de gags que no hacen ninguna gracia, unos personajes estúpidos y una
serie de escenas que no aportan nada. Para colmo de males, una película
concebida como lucimiento de una cantante, y tan solo hay un numerito musical,
a medias, y no es de ninguna de las canciones famosas de “Olé, Olé” (grupo pop
dónde militaba la Sánchez por aquellos años), si no de un a canción horrorosa,
en Inglés, y creada en exclusiva para la película, por lo que imagino las caras
de decepción de los primeros fans que se acercaran al cine a ver una película
llena de vídeo clips de su cantante favorita (que es lo que realmente debía
haber sido esta película) y encontrarse con esa mierda de película en la que no
se entiende nada y dónde su ídolo –y todos los que aparecen en la película-
parece ser retrasada mental.
Ahora, yo se que en los circulos de cine “trash” de por estas tierras de dios
se la reivindica, cosa que entiendo a medias, porque, basándose esa gente en
que estas películas son ideales para verlas en parroquia con la finalidad de
pitorrearse de ella, la verdad es que “Supernova”, no tiene ni una sola escena
en la que el humor, ya sea voluntario o involuntario, nos haga esbozar,
siquiera, una sonrisilla. Es una absoluta mierda de las gordas. Ahora, como
digo siempre, hasta estas se merecen el visionado y que curioseemos por sus
aguas pútridas y pantanosas.
Total, que fue un fracaso que no se esperaban ni el
productor, ni el equipo de la película, ni mucho menos Marta Sánchez, que a día
de hoy reniega absolutamente de esta película, pero que mientras que la rodaba,
decía que “Es una película muy bien hecha y va a ser maravillosa”. Claro, que
ver a día de hoy las entrevistas de la Sánchez, dejan en evidencia como anda de
luces la artista. De hecho, por lo que fuera, no ha vuelto ha hacer nada para
cine.
Iba a decir, que la estética futurista, el diseño de
vestuario y demás, es bastante deudor de “Acción Mutante”, pero esta
apreciación es errónea porque “Acción Mutante” se estrenó tres semanas después
el mismo año, y “Supernova” comenzó su rodaje con anterioridad, lo que me lleva
a esta otra apreciación. Tanto “Acción Mutante” como “Supernova” son dos
películas de estética asquerosamente postmoderna y “noventera”.
Con todo, como curiosidad que es, hay que echarle un ojete
(lo mio fue peor, fui a verla en su momento al cine “Palacio de la Música” en
un pase en el que estaba, prácticamente, solo), e insisto en que merece la pena
descubrir ese enorme, redondo y carnoso culo que tiene Marta Sánchez.