Y esta “Bruce Linito, agente 003 y ½” sería su película más
famosa. A nuestro país llegó directamente en vídeo, pero lo cierto es que fue una rompetaquillas en el tercer mundo. Cualquier país en el que se pase
hambre, pero que, sin embargo, disponga de salas de cine, tuvo esta película en
sus salas, y en todas ellas hubo llenos continuos. Hacer una parodia de una
saga de películas ya clásicas en 1980 como son las de James Bond, que el
protagonista sea un repugnante enano y mezclar todo esto con las artes
marciales, viviendo por entonces su mejor momento, y unas buenas dosis de
acción y humor, era algo que no podía fallar, como muy bien sabía el productor, Dick Randall, quien con pocos duros y con protagonistas,
digamos, estrafalarios, supo hacerse millonario. Y esta película es una de las
que más pasta le dio.
Obviamente, supo jugar con los elementos de los que disponía;
el enano Weng Weng vestido todo de blanco (si te fijas bien, podrás comprobar que tanto los vaqueros blancos que luce, como las
botitas que calza, están pintados con Tintanlux), y un título de lo
más sugerente, que sea, además, un juego de palabras con algún título de la
franquicia Bond original. En este caso, la película se llama “For your height only” (“Solo
para su altura”) en referencia a “For your eyes only” (“Solo para sus ojos”). Así que triunfó.
Y por si el carácter de la película por si mismo fuera poco
“exploitation”, su aterrizaje en los vídeo clubs españoles la convirtieron en
un “brucexploitation” no oficial, con el estúpido pero simpático título que le encalomaron aquí. Se ve que estaban más en
auge las películas de Bruce Lee que las de
James Bond, y como Weng Weng era asiático y hacía algo de artes
marciales… “Blanco y en botella" debieron pensar.
La película tiene un argumento ínfimo: Las “fuerzas del mal”, que son unos señores
filipinos con sombreretes, patillazas y camisas de lunares, pretenden dominar
el mundo a través de la obtención de la bomba “H” (??), pero claro, el agente Weng (ni siquiera le llaman Bruce Linito
en la versión castellana) desarticula todos sus planes, y se va cargando sin
remilgo alguno a todos los miembros de esta organización, lo que cabrea
sobremanera a “Mister Gigante”, al que nunca le vemos la cara, y resultará ser otro enano. Mientras,
Weng Weng se liga a la chica, y además tiene tiempo para comerle el morro,
también, a una negra de dos metros, fea como una mala cosa y con aspecto de
travelo, que le ayuda en un momento de la película.
El Agente 00, al igual que James Bond, tiene a su propio
“Q”, en esta ocasión un filipino que habla a tiempos, y que, en lugar de un “Aston
Martin”, le entregará a Weng toda suerte de cachivaches inútiles, pero que a
ojos del espectador son mortíferas armas o útiles utensilios, como por ejemplo,
la pluma que no escribe, pero que mata, la hebilla del cinturón que le
servirá para abrir puertas de hierro y, sobretodo, el sombrero volador cuya
visera es una cuchilla giratoria, que al ser lanzado podrá cortar la cabeza de
sus enemigos. Por si esto fuera poco,
se puede controlar a través del control remoto que tiene instalado
en su reloj. Sencillamente, delirante.
Obviamente, la película con intencionalidad de comedia,
resulta harto graciosa, no solo por sus gags –que en este caso hacen gracia por
la poca que tienen- sino también por el bendito humor involuntario del que
siempre hacen gala estas películas asiáticas de bajo presupuesto. Los diálogos
son la cosa más tronchante que he podido escuchar en una película. Pero a lo
que voy es, si la película no tuviera tanto humor involuntario, si no fuera
tan cutre y chabacana ¡también funcionaría! Porque la verdad es que es la
hostia de entretenida, no para, sus escenas de acción no dan tregua al
espectador, y aunque no sean muy espectaculares, la verdad es que hacen
que la película pase como un vaso de agua. Muy de agradecer, obviamente.
Y por si todo esto fuera poco, tiene un final rompedor,
dramático y de los de, después de estar hora y veinte riéndole las gracias al
“jodío enano” (así le llaman de forma
despectiva en la versión doblada los malos, en inglés le llaman “Little
Stinki”), te quedas bocas por la mala leche que se gasta. No digo más, el solo
hecho de comentarlo aquí ya es un spolier…
Así que, en definitiva, estamos ante una película muy disfrutable,
todo un clásico del cine “trash” y la única del pequeño Weng Weng que, vía descarga ilegal,
podemos disfrutar en castellano… aunque esto da igual…
para las cuatro chorradas que dicen…
Dirige el tinglado, sorprendentemente, con un pelin de
solvencia, Eddie Nicart, actor del cine filipino, que tiene un buen puñado de
títulos de similares características a sus espaldas, ya sea actuando o
dirigiendo.
El experto en cine exótico Pete Tombs, con su sello “Mondo
Macabro”, tuvo la feliz idea de sacar en
DVD (eso si, de importación) en sesiones dobles, un buen puñado de las
películas de Dick Randall. Esta vendría acompañada de “Duelo del Dragón y el tigre” que, aún divertida, no lo es tanto como esta. Ni tan mítica.
Yo creo que para un no iniciado en cine chungo “Bruce
Linito, agente 00 y ½” sería una buena opción.