Claro que su espectáculo apenas duraba cincuenta minutos,
con lo que no llegaba a la duración estándar para estrenar en cines, con lo que
la completó con una serie de sketchs interpretados por si mismo, en los que nos
cuenta como fue su vida hasta convertirse en “The Dice”. Para ello, asume el
rol de un retrasado mental – en realidad imita a Jerry Lewis- al que le van
sucediendo una serie de cosas en su día a día,
hasta que por fin se pone la chupa de cuero de “The Dice” y con ella
puesta, comienza el show. También aparecerá él, entre sketch y sketch
comentando lo que acabamos de ver, usando la gorra más grande que he visto en
mi vida.
Por otro lado tenemos, durante los títulos de crédito
iniciales, un numerito musical
interpretado por él mismo, que vemos claramente, por el local donde está
filmado y por el vestuario del cómico, que es un extracto descartado de “Las
aventuras de Ford Fairlane”, que le vino de perilla para rellenarle minutos a
esta.
Así, tenemos una película atípica, rara y extraña, en la que
lo que cuenta es el show del cómico que no empieza hasta pasada media hora.
Hasta ese momento, vemos las gilipolleces que acabo de comentar.
La película fue un fracaso absoluto y, dicen, que el
principio del meteórico declive de Andrew Dice Clay, que, prácticamente, dura
hasta nuestros días en los que la rumorología dice que tiene que trabajar en un
gimnasio para poder subsistir. O al menos, hasta que lo rescató Woody Allen
para darle un papel en “Blue Jasmine”.
La película, además, está considerada una de las peores de
la historia, y se llevó nosecuantos
premios Razzies. Pero es que allá dónde estuviera Clay, estaba esta
asociación acechando, gustosa de darle sus anti-premios. Ya lo hicieron con
“Las aventuras de Ford Fairlane”.
En cuanto al show de Clay, no gustó a la sociedad
bienpensante, que le criticó el hecho de que sus chistes y gags fueran de corte
machista, homófono, racista y, en definitiva, todas esas cosas graciosas
–huelga decir, que comparto y uso el humor de Clay- que tanto molestan a los
americanos, según quien las use.
La crítica, calificó a Dice de misógino y de usar un humor
de “Matón de patio de recreo”, y afirmó no hacerle puta gracia como en la
película “The Dice”, se ríe de un traqueotomizado, de los paralíticos y de las
mujeres.
Por otro lado, Roger Ebert, su eterno enemigo, lo llama acomplejado y “assholer”.
Rotundo, Ebert, termina diciendo que, a juzgar por el tipo de
público de Andrew Dice Clay, al cual podemos ver en la película, eso parece,
más que un show cómico, un mitin fascista, con todos esos garrulos levantando
el puño y coreando como brutos el nombre del cómico.
Y es que efectivamente, el público de Clay, al menos en ese
show, está compuesto de blancos de la “White Trash”, que ríen sin parar todas
las gracietas de Clay, y dónde predominan individuos desdentados luciendo
bonitos “Mullets”. Ni un solo negro en el público. Acojonante. Aunque por otro
lado, es sabido que Clay, en su vida personal, se mueve con famosos raperos
(obviamente, negros) con los que, incluso, colabora en sus canciones.
Pero, que quieren que les diga, a mí Andrew Dice Clay me cae
bien, me gusta mucho el humor que hace, me gustan sus películas, y esta, aunque
entiendo perfectamente que esté considerada una de las peores de la historia
(los treinta minutos previos al show de Clay, son una absoluta vergüenza…
graciosa, si, pero de pena) es una película, que a pesar de que, dentro de su
show, se me escapan montones de expresiones, jerga y juegos de palabras debido
a que la visioné con la única ayuda de unos defectuosos subtítulos en Inglés, me
gusta mucho y lo que pude entender me hizo mucha gracia, al igual que reconozco
que la imitaciones que Clay hace de Stallone, De Niro, Pacino, Eric Roberts y
John Travolta, son unas imitaciones horrorosas ejecutadas, no obstante, dentro
de un magnifico gag en el que estos imitados, deciden ir juntos al zoo, donde
no ven una puta cebra (¿).
Especialmente celebrado el momento en el que recita, a la
vez que su entregado público le ovaciona, el famoso “Moother Goose”; una serie
de rimas ofensivas inspiradas en canciones populares, que le valieron el veto
de por vida en la Mtv.
“La madre que os parió, hijos de puta”.
En fin, tengo debilidad por este cómico, que les voy a
contar. Buenísimo.