Cuenta la odisea de un matrimonio, gente bien que vive en su
chalet adosado, y cuya paz es alterada por la presencia de una pareja de nuevos
vecinos un tanto inquietantes, liberales y desquiciados. El como lidiar con
ellos por parte del aburrido hombre de clase media, sería el núcleo de la
película.
Esta película para lucimiento de Dan Aykroyd y John Belushi,
que desde el día que se estrenó y hasta hoy permanece un tanto ignota –le han
dado pases en televisión y ha salido en DVD, pero tanto una cosa como para la
otra, ha habido que estar atento siempre para poder verla- es probablemente la película que más
quebraderos de cabeza ha traído a sus responsables.
Tras su despido de la Fox y tras los triunfales éxitos de
las películas que los productores Robert D. Zanuck e Irving
Lazar habian producido al margen del estudio, querían volver a este por la
puerta grande, y que mejor manera de
hacerlo que dando pie a proyectos de películas que le gustaban a ellos, producir lo que realmente les
apetecía. Así, pusieron todo en marcha para hacer la adaptación de la novela “Neigborghs” de Thomas Berguer,
y que mejor que hacerla al servicio de una garantía de taquilla como eran Dan
Aykroyd y John Belushi, cuya fama quedaba fuera de todo precedente. Además en
la búsqueda de un director solvente, decidieron que el director sería John G.
Alvidsen, que venía de ganar un oscar por “Rocky”. No cuajó con Fox pero si
llegaron a un acuerdo con Columbia.
Por otro lado, el resto de productores y responsables de la
película decían que Alvidsen no podía dirigir comedia, pero eso dio igual, se
le contrató de igual modo.
Se decidió un intercambio de roles, Belushi sería la
víctima, el vecino apocado y de clase media que se vería acosado por el más
animal y excesivo que sería interpretado por Aykroyd. Lo normal sería que
hubiera sido al revés, pero era un alarde de originalidad por parte de todo el
equipo artístico.
Nada más comenzar el rodaje, Belushi, que a parte de su
estado mental por culpa del excesivo uso de cocaína, era un prepotente de
pelotas, cogió manía a Alvidsen porque
detectó que el prestigioso director no tenía ni puta idea de hacer una comedia
y propuso su despido; nadie le hizo caso, así que se tiró todo el rodaje boicoteándole,
exigiendo su despido. No lo consiguió. Entre tanto, por sus fosas nasales
circulaba la cocaína de tal manera que perdía el juicio con toda normalidad.
Cuando por fin los ejecutivos vieron el primer montaje de la
película quedaron petrificados, la película era sosa, aburrida y lo que es
peor, no hacía ninguna gracia. Intentaron remontarla. Por otro lado, Belushi se
emperró en que sonara en los títulos de crédito finales, una canción que en la
que había estado trabajando día y noche con el grupo “Fear”, por aquel entonces
Belushi se estaba metiendo de lleno en el punk, y los quería en la banda
sonora. El estudio, obviamente, se negó.
Los siguientes montajes no funcionaron tampoco, por lo que
optaron a cambiar la banda sonora y hacer otro montaje en el que Belushi al
final de la película destrozara un televisor, así se justificaría el incendio
que viene después.
Un poco más retocada, hicieron pases de prueba con público
para ver que opinaban sobre el film, entregaron folletos que el público debería
rellenar con sus impresiones. El resultado era desastroso, la película con
peores puntuaciones en la historia. Estaba abocada al fracaso. Además se trataba de una película de
presupuesto millonario, el propio Belushi se había embolsado un millón y pico
de Dólares, así que no solo la reputación de los productores estaba en juego. Y
no había forma de hacer funcionar a la película de ninguna manera.
Al final Jonn Belushi tenía razón, la peli no era graciosa y
Alvidsen no tenía ni puta idea de hacer comedia.
En un ataque de soberbia, despidieron al compositor inicial,
volcando sobre él toda la culpa de que la película no funcionase, y se decidió
contratar a Bill Conti para que escribiera una nueva partitura (luego la
crítica se cebaría sobre la composición de Conti, diciendo que era una
composición “caricaturesca”.
De manera que a otro de los productores asociados, David
Brown, y teniendo en cuenta que la popularidad de Belushi y Aykroyd era un aval
en taquilla, pero teniendo en cuenta también que la película era la mayor puta
mierda jamás filmada, trazó un plan perfecto gracias al cual no acabaron todos
en la más absoluta ruina; estrenarían justo la semana de Navidad de 1982 en
1900 salas de todo el país (lo normal para una película de estas características
es el estrenar en unas 800 salas) así, con el subidos , sin críticas que la
precediesen al estreno y demás, trincarían la pasta y adiós muy buenas. Y fue
bien el invento… durante la semana de Navidad recaudaron 6 millones de dólares
siendo la película más vista de aquellas Navidades… pero la semana siguiente,
con el boca a boca, ya no recaudó tanto, ni la siguiente, ni la siguiente… aún
así, con el tiempo que la película
permaneció en cartel, recuperaron el
dinero invertido e incluso ganaron algún que otro milloncejo… pero pronto la
película quedó relegada al ostracismo. Es como si no existiera. Salió en vídeo,
si… pero con una difusión ínfima.
Y es que efectivamente, la película es difícil de ver, pero
no por mala, ¡ojo! si no por, rara, por atípica a y distinta. A mí me gusta un
montón y me parece una comedia comedida, serena y extraña, con esa ambientación
de película de terror y ese agobio reinante que trasciende más allá de la
pantalla, con todas esas situaciones tan absurdas y extrañas y a la vez
inofensivas. Y con esos Belushi y Aykroyd, digan lo que digan, en estado de
gracia. Lo que pasa es que el americano medio es muy plano, y si les pones a
estos dos fuera del contexto que todo el mundo espera que, en este caso, era el
del “Saturday Night Live”, pues ponen el grito en el cielo, pero la verdad es
que se trata de una película cojonuda, con sus “Up & Downs”-desconcertantes, eso si- y su sentido
del humor tan particular. Está muy bien.
Belushi ya no haría más películas porque a los pocos meses
se metió un buco de speedball que se lo llevaría al otro barrio. Una pena
porque se fue uno de los mejores cómicos de la comedia USA, pero por otro lado,
a esas alturas de su adicción, ya estaba muy en las últimas, ya era un incordio
y su carrera estaba predestinada a acabar en un foso tan profundo como en el
que estaba metido él.
Aykroyd, continuó triunfal en su carrera, casi hasta el día de hoy y
Zanuck y Lazar continuaron en la brecha… pero esta película les costó un
disgustillo. Más disgusto se debió llevar John G. Alvidsen cuya carrera ya
nunca fue la misma.
Todo esto es una versión muuyyyyy resumida, de lo que de la
película se cuenta en “Como una moto, la vida galopante de John Belushi”.
Completan el reparto, Kathryn Walker, Cathy Moriarty y TimKazurinski.