

Con tanto rollo había casi olvidado la atracción principal de “Profondo Rosso”, ¡¡su sótano!!, un museo dedicado a las creaciones del universo cinematográfico de Dario Argento. Pillamos las respectivas entradas (cinco euros por cabeza) y nos dispusimos a esperar que de el saliera un grupo de amiguitos que habían entrado previamente. Antes, mi señora me compró una taza a modo de recordatorio, en la que destaca el cartel de "Creepshow" mutado a promo del mismo museo. Teniendo en cuenta las colaboraciones que Argento y George Romero han desarrollado en el pasado, supongo que tal mangoneo era lícito.

Finalmente pudimos descender. El muchacho le dio al “play” del acompañamiento sonoro y hala. ¡Que comience el show!. El "museo degli orrori di Dario Argento”, que así se llama oficialmente, es algo parecido a una mazmorra muy bien ambientada con luces de colores y efectos de sonido terroríficos como gritos, truenos y aullidos que acompañan al paliqueo del narrador (puedes elegirlo en inglés o en italiano, en este segundo caso es el mismo Argento quien le da al pico). Vas andando por un pasillo y vas viendo el contenido de diferentes celdas, todas ellas dispuestas con supuesto material genuinamente usado en títulos como “Demons” y secuela, “Phenomena”, “Opera”, “El engendro del diablo” o “Los ojos del diablo”. He oído acusaciones de cutre y chapucero, pero ¿qué quieren que les diga?, a mi me encantó. En serio. Me lo pasé bomba, hice un porrón de fotos y videos (te dan previo y expreso permiso para ello) y disfruté como un enano reconociendo los respectivos títulos antes de que la voz esputada por megafonía los desvelara (cada vez más tenue a medida que te alejas de la entrada). Me encantó visitar tan emblemático lugar, y eso puedo extenderlo a toda la tienda en sí. Hacía años que sabía de ella, y conocía gente que había estado allí (nuestro Víctor mismo), por lo que, para mí, como fan del género, ex-fan del horror italiano y simpatizante de Argento, era casi tarea obligada. Ahora ya había cumplido y documentado el sueño convenientemente.
Lo celebramos parando a sorber un super-capuccino que me entró de mil maravillas. Si algún día van a Roma, no olviden incluir entre su lista de tareas echar un ojo a "Profondo Rosso” y especialmente su "museo degli orrori". ¡Vale mucho la pena!.
Fotos del menda, tomadas por Marichochel.