sábado, 29 de abril de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "LA MÁSCARA"

Esta semana que termina no he visto ninguna película que valiera la pena. Pero a pesar de ello, la idea de dejar al blog huérfano de una reseña en sábado no me dejaba dormir, así que como alternativa decidí retomar la vieja costumbre de actualizar con fotocromos. Algo ligero y simpático, algo que no me suponga obligarme a ver la peli que representan porque la tengo fresca en la memoria. Y, qué duda cabe, "La Máscara" era la candidata ideal.
En su momento supuso la confirmación de Jim Carrey como estrella. El descubrimiento de Cameron Diaz. Y, desde luego, la definitiva integración de Chuck (firmando Charles) Russell en el mainstream... lástima que no le supo sacar partido (en estos momentos trabaja en el remake de “Witchboard”!!).
Vi "La Máscara" en su pase por el Festival de Sitges. Aquella noche iba con tantas prisas que compré el billete pero olvidé validarlo. A mitad de camino, subió el revisor, me lo pidió y al entender que no había malicia en mi descuido me dijo "Bájate en la próxima estación, picas y esperas al siguiente". No tuve más remedio que obedecer, aunque ello supusiera llegar tarde al pase de "La Máscara".
Encima, eran ya los tiempos en los que lo más notorio del festival se celebraba en el Melià, un cine enorme y muy moderno que... en fin, estaba a las afueras del hermoso pueblo. Ya suelen fletar autobuses del mismo a la estación y viceversa para que la peña no se deje la salud en el generoso camino. Pero cuando llegué era ya demasiado tarde y no había transporte alguno, dicho de otro modo, tuve que subir a pata y a la velocidad de la luz. Aterricé jadeante y dolorido justo unos minutos antes de que se cerraran las luces.
¿Valió la pena todo el drama?, pues en su momento sí, ciertamente. Me reí muchísimo con "La Máscara". Yo y la mayoría de la muy numerosa audiencia. Luego se estrenó, fue todo un éxito, generó dibujos animados y una secuela horrible de la que nadie se acuerda (como nadie se acuerda que la peli de Russell está basada muy de aquella manera en un comic). Pasado un tiempo la vería más veces, y a cada nuevo deglutamiento menos me reía y menos me gustaba. Supongo que es un film destinado a envejecer mal. No sé, tal vez la revise algún día y ya les diré.
De momento, y usando la clásica coletilla en estos casos, les dejo los fotocromos, incompletos me temo.








viernes, 28 de abril de 2017

¡QUÉ PELO MÁS GUAY!

“Sexpeare” una pequeña compañía de teatro alternativo formada por Rulo Pardo, Santiago Molero y David Tenreiro (el más interesante de los tres que luego abandonó la compañía), que a finales de los noventa y primeros de dos mil tuvieron muchísima aceptación en las tarimas –sobretodo la del madrileño teatro Alfil- y a los que yo me aficioné en aquella época hasta que a mediados de dos mil ya dejaron de interesarme, montaban obritas la mar de simpáticas que resultaban cuanto menos hilarantes y divertidas. “Sexketchs, Amor de color mayonesa”, “Hipo” o “H, El pequeño niño obeso quiere ser cineasta” son un buen ejemplo del humor que cultivaron, al igual que “¡Qué pelo más guay!”, el primer gran éxito de la compañía, que se tiró en cartel ni se sabe cuanto tiempo.
Consecuencia de este éxito surge la película del mismo título que nos ocupa.
Cuenta la historia de dos individuos de aspecto setentero que  acuden a una peluquería a vender una maleta de cocaína. Una vez allí, se monta un pifostio de viajes en el tiempo, e incluso metaviajes a través de la película, que contando con un solo escenario y dos actores, se convierte en una paradoja: Si dejamos al margen todo el trillado rollo postmoderno que se gasta, todo ese rollo cool impostado (que quizás no lo era tanto en la obra de teatro en 2002) que tanta grima me da a día de hoy, está claro que lo que funciona a la perfección en el teatro, no lo hace en absoluto en el cine. La obra era divertida; la adaptación al cine, con los diálogos prácticamente calcados, es un espanto. Una falta de ritmo, un diseño de producción pauperrimo, y unos actores con prisa por soltar los diálogos, hartos ya de soltarlos cientos de veces en los escenarios, convierten esta película en una de las peores y menos divertidas que he visto en mi vida. En serio, una obrita más o menos divertida con la que sales del teatro con una sonrisilla, se torna peste absoluta llevada al cine con tan poca pericia y tan pocas ganas. Un desastre. Claro, que sus artífices siempre pueden decir que la culpa es del corto presupuesto con el que contaban.
La culpa es de los actores y sobretodo del director, incapaz de adaptar bien el material con el que contaba, que dicho sea de paso, tampoco es que fuera muy cinematográfico. Su nombre: Borja Echevarría, que escribe para televisión (“¡Vaya Semanita”!) y  dirige toda suerte de cortos.
Quizás esta película le sirva de escarmiento a “Sexpeare” para no salir de los escenarios en pro del cine, porque dudo mucho que ellos opinen que esta película esté ni medio bien.

miércoles, 26 de abril de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "ESCÚCHAME"

Antes de convertirse en pastor de su propia iglésia, y abanderdado del cine católico estadounidense, Kirk Cameron aspiraba a estrella de Hollywood... y por poco llega. Hasta que protagonizó  esta "Escúchame" a principios de los 90, que recuerdo que en su momento se estrenó en nuestros cines, pero que no llamó en absoluto mi atención. Ni la mía, ni la de nadie.
Y como supongo que muy pocos se acordarán de la existencia de esta película, aquí dejamos constancia de ella con sus fotocromos.








lunes, 24 de abril de 2017

OSCAR, KINA Y EL LASER

Basada en un relato del mismo título firmado Carmen Kurtz, “Óscar, Kina y el Láser” es una verdadera película de culto española, en cuanto a que, aunque no fue un taquillazo en nuestro país, si se ha exportado a más de medio mundo, cosechando en el trasiego considerables buenas críticas. Por otro lado, siempre quedó envuelta en cierto malditismo ya que, hasta que un usuario ruso la ha subido a Youtube, era bastante difícil de localizar en formato domestico alguno.
Narra la historia de Óscar, un muchacho que, fascinado ante la explicación de lo que es un láser, se fabrica uno que, no sabemos por qué, cobra autonomía propia; Habla y piensa por si mismo, así como tiene ciertos poderes mágicos. Por otro lado, el chaval escucha en televisión que un niño llamado Tony ha sido secuestrado y nadie puede localizarlo, por lo que con la ayuda del láser mágico, embutido en su chubasquero amarillo y acompañado por una Oca, Kina -¡qué incluso se enamora de otra oca en un momento de la película!- decidirá emprender un viaje por toda Galicia, en busca de ese niño secuestrado, viviendo, asimismo, innumerables y peligrosas aventuras.
Verdaderamente, y aún con los casi 40 años que pesan sobre ella, me ha sorprendido gratamente el visionado que recientemente le he dedicado. En mi recuerdo, ya que vi “Óscar, Kina y el laser” en repetidas ocasiones, fueran las matinales de mi cine habitual, fueran los pases del cine en el salón de actos de la parroquia, me resultaba un coñazo insoportable, de niño no me gustaba nada. Y vista hoy lo entiendo porque, aún en su condición de producto infantil, resulta demasiado adulta como para que los niños de entre 5 y 10 años la disfrutasen. La edad ideal para gozar al 100% de ella es la comprendida entre los 12 y 16.
Como fuere, me ha parecido muy entretenida, bien contada y sencilla, que por otro lado, solventa con eficacia unos claros problemas presupuestarios. Podemos decir, sin temor a despeinarnos, que “Óscar, Kina y el láser” consigue sumergir al espectador en un ambiente de ciencia ficción, cuando apenas hay efectos especiales. Por otro lado, evita a toda costa la ñoñería que a priori pueda parecer que contenga, así como los sentimentalismos baratos.
En la parte cómica, la Oca que acompaña al niño, se lleva buena parte de los vítores.
La película fue en su momento laureada en el festival de cine juvenil de Gijón en el año 1978, y goza de buena prensa a lo largo y ancho del mundo. De hecho, IMDB, le da siete estrellas sobre diez. Muy buena puntuación.
El reparto está plagado de actores desconocidos, así como para muchas escenas se utilizaban lugareños (mención especial, en este aspecto, merece la escena en la que Óscar, Kina y el láser se encuentran en el interior de un autobús en formato invisible, y al sentirlos en las nalgas una oronda señora gallega, esta propina un fuerte bofetón a otro gañan, intuyo, perteneciente al pueblo donde se rodase).
Dirige José María Blanco, que si bien solo firmó una película más 10 años después, “Bueno y tierno como un Ángel”, si tiene una dilatada, aunque poco prestigiosa, carrera como actor, habiendo aparecido en películas como “99 Mujeres” de Jess Franco, “Made in China” de John Liu, “El Enigma del Yate” de Carlos Aured, “Perras Callejeras”  y “Tres Días de Libertad” de José Antonio dela Loma o “Corsarios del Chip”, entre otras muchas. ¡Menuda carrera! De hecho, a día de hoy sigue muy activo.

sábado, 22 de abril de 2017

UNA HISTORIA DE VENGANZA (AFTERMATH)

Hace ahora quince años, dos aviones comerciales chocaron en pleno vuelo. Se culpó de ello al controlador aéreo, que descuidó por unos segundos su labor -para atender otro encargo-. En uno de esos aviones iban la mujer y la hija de un tipo que, lógicamente, se derrumbó cuando tuvo noticia de lo acontecido. Consideró un insulto a su dolor la compensación que le ofrecía la compañía y lo único que exigía es que pidieran perdón, pero nadie lo hacía. Pasado un tiempo, y sin haberlo podido superar, decidió culpar de todo al controlador aéreo. Así que lo buscó, lo encontró y le pidió que se disculpara. La mala respuesta de este volvió loco al hombre que en un ataque de ira lo apuñaló hasta matarlo.
Esta historia ocurrió de verdad. Y es la base sobre la que se apoltrona la trama de "Aftermath", producto que si ha alcanzado cotas de curiosidad se debe a que su co-productor es el prestigioso Darren Aronofsky, asociado nada menos que a Arnold Schwarzenegger, quien también se reserva el papel del padre de familia vengativo. Arnie está mayor, y no sé si porque nadie le quiere ya o por deseo propio, ha decidido refugiarse en productos algo más modestos de los que solía protagonizar y, sobre todo, más dramáticos, en los que se le exige un registro al que no nos tiene acostumbrados y que para él, de naturaleza pétrea, debe ser toda una aventura (incluido llorar). Eso y enseñar el culo, cosa que hace en esta película.
"Aftermath" se toma algunas leves licencias con respecto a los hechos auténticos. Digamos que son una excusa para contar su propia historia. Con todo, no esperen deslices propios de Hollywood. Ni, obviamente, al "chuache" sacando su lado de justiciero a lo "John Matrix" (aunque no pueda evitar recurrir a algunas de sus muecas clásicas), algo que, tal vez, nos intenta hacer creer el soso título español. Lo que aquí tenemos es un mega-dramón la mar de sobrio con un Arnold humano, sufriente y atormentado. ¡¿Que qué tal lo hace?!, no demasiado mal, la verdad.
Por si acaso, el director, Elliott Lester, rodea al ex-"Terminator" de actores muy solventes (en especial Scoot McNairy, interpretando al controlador aéreo) y un modo reposado de rodar que enfatice sensaciones, sentimientos y demás. En esta historia no hay buenos y malos, hay personas reales que dudan, lo pasan putas y el destino conduce hasta un trágico final.
Curiosamente, el guión corre a cargo de un españolo, Javier Gullón, que en su haber tiene cosas como "El rey de la montaña", "Agnosia" y "Hierro".
No sé si será que me hago vieja y me entran mejor esta clase de productos (aunque no incluya secuencias espectaculares del accidente, solo un ala desmontándose como imagen onírica a la que se recurre dos o tres veces), pero el caso es que "Aftermath" me ha sentado bien. Y me gusta esta nueva faceta de Arnold Schwarzenegger... que siga por ahí y olvide posibles intentos de recuperar la gloria perdida (lo que sí es un dramón en toda regla, y de los sórdidos).

viernes, 21 de abril de 2017

EL VIOLADOR Y SUS MUJERES A LA SOMBRA DE UN RECUERDO

Más conocida, por aquello de la corrección política con el título de “La sombra de un recuerdo” – No confundir con la novelucha de Corín Tellado del mismo título-, yo he preferido referirme a esta película con el título bajo el que se estrenó en salas comerciales que no es otro que “El violador y sus mujeres a la sobra de un recuerdo”. Se trata de una sensacionalista película producida por los inefables Hermanos Balcazar, cuya existencia serviría para engrosar la escueta lista de films españoles centrados en la figura del  Psycho-Killer.
Un individuo de mediana edad se dedica a seducir bellas muchachas para luego asesinarlas, ya sea durante el coito, ya sea después de este, operando en  cualquier lugar donde a nuestro protagonista se le cruce un cable. Mientras, la policía investiga, y el Psycho-Killer se dedica a vivir su día a día junto a su prima con la que también cohabita, y sin mayores estridencias.
Se trata de un producto clasificado “S” con algo más de enjundia  de lo que suele ser habitual -al menos, más que todas esas comedietas tan horrorosas adscritas al género-, con una historia y un guion más o menos desarrollados, y dónde se nos vende el morbo que supone ver a Manuel Tejada, que da vida al asesino, violando a todas esas chavalas, asesinándolas durante el acto sexual y, una vez muertas, continuar con su cópula como si nada. Se supone que eso, además de ser vendible, debe resultarnos perturbador, sin embargo, la poca pericia del director Jose Antonio Barrero, director de un par de cortos y de otra película anterior a esta –y que ya no volvería a dirigir más después- hace que, en lugar de causarnos mal rollo, las escenas de violación y asesinato nos causen risa.
Por lo demás, lo de siempre; una película con comunes problemas de tempo, de torpe narración, que para ver mientras estamos trasteando con el móvil, vale, pero que por lo demás, es un absoluto rollazo carente de interés alguno, más allá del exótico título original, o su interés histórico.
Congregó a 131.000 espectadores en las salas en el momento de su estreno, y en los gloriosos pases televisivos de madrugada en nuestras televisiones, en los años 90, cuando se emitió en la segunda cadena de televisión Española, la crítica de “El País” se cebaba –no sin razón- con ella diciendo: “Otra de las películas supuestamente malditas que nos ofrece La 2. Nuevamente todo apunta a que este filme es maldito por puro malo y no por otra oscura razón. La historia gira entorno a un psicópata que viola y asesina a mujeres”. Mejor crítica que esta, no la encontrarán.
Por lo demás, nada de nada.
Junto a Manuel Tejada, tenemos en el reparto a actores tan comunes en cualquier tipo de filme alimenticio de los setenta y ochenta como puedan ser Emilio Gutierrez-Caba, Mirta Miller, Paloma Cela o Adriana Vega.

lunes, 17 de abril de 2017

EL HOMBRE OCULTO

Cuando en esos libros añejos que hablan de la existencia de un cine Underground Madrileño encabezado por la llamada “Escuela de Argüelles”,  citan títulos como este “El Hombre Oculto”, película genuinamente vanguardista y que en los setenta logró congregar en salas comerciales 5.387 espectadores, me pregunto hasta que punto es Underground el Underground cuando van al cine a verlo casi seis mil personas.
Como fuere, en cierto modo si que estamos ante una propuesta marginal para la España de 1970, más centrada en el cine de corte popular y con una platea poco dada a propuestas antiacadémicas, críticas y de corte surrealista –e intelectualoide- como la que nos propone Alfonso Ungría. Pero tal y como lo veo yo, ese número de espectadores, si aceptamos pulpo como animal de compañía, ínfimo para una película de los setenta adscrita al Landismo, si que es una cifra  como para que para una película a los márgenes de la industria haya significado un éxito. Un éxito dentro de lo que desde el momento de su concepción es un fracaso, sí, pero un éxito al fin y al cabo.
Sin embargo, yo creo que el Underground no debería existir con fines comerciales ni debe triunfar a mayor o menor escala; debe quedar aislado, oculto. En ese sentido, si que la obra de Alfonso Ungría es genuinamente Underground; después de su estreno, sus películas han sido absolutamente ilocalizables. Ni editadas en formato domestico alguno, ni  casi programadas en las televisiones, a no ser en algún pase golfo sin previo aviso. Al menos hasta entrados los noventa. Ha tenido que llegar la era de Internet, para que los curiosos podamos echarle un ojo a esas obras, en ripeos provenientes de infectas copias Italianas con subtítulos insertados.
“El Hombre Oculto”, su primer largometraje, quizás sea también su mejor película. El argumento es escueto; Un individuo, decide quedarse encerrado en su zulo después de la Guerra Civil, por miedo a lo que pueda pasar. Esa premisa le sirve a Ungría para hacer un alarde visual hasta entonces nunca visto en el cine Español, donde el abuso de una narrativa confusa, el recrearse con los macros y un lenguaje tan cinematográfico que casi prescinde de la historia para centrarse en el aspecto visua, son los elementos más destacables de esta cinta. Paneos locos y sin sentido, ángulos imposibles y un trabajo de dirección innovador pasaron inadvertidos incluso para los amantes de cine de arte, y sitúan a Alfonso Ungría como uno de los directores malditos de la historia del cine español. Su siguiente película “Tirarse al Monte” no pasó la censura y no llegó a estrenarse, para luego buscarse las habichuelas en la televisión, y posteriormente volver al cine esporádicamente en producciones mediocres y estándar, que no le llegan ni a la suela del zapato a esta “El Hombre Oculto”. Es dura de ver, como casi todo el cine experimental en el que al final lo interesante suele ser el concepto, efectivamente, pero muy sugestiva y estimulante. Y muy surrealista. Demasiado quizás. En cualquier caso, “El Hombre Oculto” sí me ha parecido una película valiente, osada y rara para el tiempo y época en que fue concebida. Si esta película se hubiera rodado en los ochenta, cuando ser Underground, vanguardisa – y/o heroinómano- era algo “cool”, quizás ya le habrían editado a Ungría un pack con su obra al completo por parte de Avalon o Cameo, como a sus coetaneos Arrieta o Portabella. Pero hasta ese punto es maldito Ungría. Ni por esas.
Como protagonistas, siendo todos semidesconocidos en aquél momento, tenemos a Carlos Otero, Mario Gas, Luis Ciges y unas jovencitas y guapas Julieta Serrano y Carmen Maura, cuando aún ni sabían en que se convertirían a posteriori, y con un aspecto muy deprimente, obviamente, por exigencias del extraño guion.
Para curiosos del cine y sus márgenes.

sábado, 15 de abril de 2017

THE EVIL DEAD, TREASURES FROM THE CUTTING ROOM FLOOR

Concebido originalmente como parte de los extras de otra de las macro-ediciones del film homónimo en formato digital vía Anchor Bay, "The Evil Dead, Treasures from the cutting room floor" es un auténtico regalo para los devotos de la franquicia de Sam Raimi pero, muy especialmente, los fans de la original. No ya aquellos que la adoren por ser el clásico moderno que es, si no a los que tengan en cuenta, y lo consideren parte de su inestimable encanto y valor, el cómo se hizo y de qué manera. No sé si el amigo Rubén Pardo tenía eso presente cuando tuvo el detallísimo de enviármelo para que lo gozara, y desde aquí le estoy agradecido de pies a cabeza porque, efectivamente, me lo pasé teta (si quieren tienen el documento audiovisual a cachos en youtube, pero yo prefiero verlo de un tirón y a calidad solvente en la tele).
Decía que el fan del "Posesión Infernal" primigenio disfrutará mucho viendo "The Evil Dead, Treasures from the cutting room floor" y remarcaba que más si valora el film por su condición ultra-independiente, casi amateur y de pura artesanía. Como la labor de unos chavales entusiastas y un poco inocentes. Si es así, deglutir este compendio de tomas falsas, escenas eliminadas, secuencias descartadas y otro material extraído de, como reza el subtítulo, el suelo de la sala de montaje, editado además en orden cronológico, es decir, siguiendo la lógica narrativa de la película (faltan algunas escenas, por desgracia, de ahí que el show se prolongue únicamente una horita), será para el creyente como acceder a la Meca, terminar el camino de Santiago o dejarse chupar la polla por Elena Anaya (no la de ahora, la de hace unos años).
Imagínense el percal: Asistir a la confección de este clásico, rodado en lustrosos y añorados 16 mm, sin música, sin adornos, tal cual, a lo bestia. Ver a todos ejerciendo de claqueta (Sam Raimi, Robert Tapert o una de las actrices). Descubrir que cuando no disponían de la misma por algún descuido, como sustitutivo tiraban de la caja en la que se guarda la cámara, cerrándola violentamente para obtener el "clack" deseado. Encontrarse cara a cara con escenas no incluidas en la versión final (y con toda razón, algunas son genuinamente ridículas, como esa descarga lámpara mediante que “Ash” propina en la barbilla a uno de los poseídos), los actores descojonándose de risa con sus estúpidos diálogos, maldiciendo los momentos incómodos, dándose piños (el mejor de todos se guarda para el final, ¡sublime!) y sufriendo lo indecible, como ese frío cruel que hace notar el continuo vaho de unos intérpretes no lo suficientemente abrigados (al revés que el resto del equipo) y las muy desagradables sustancias que deben deglutir para escupir cuando el joven y pizpireto director grite "Acción!".
Naturalmente lo más divertido es descubrir cómo resolvieron el tema de los efectos especiales. Destacan en este apartado aquellos que salieron mal, tanto como para descartarlos de la peli (el primer tobillo agredido con un lápiz es de risa) o los de la parte final, con todos los poseídos derritiéndose y soltando chorrazos de pus. En ocasiones bastaba el humo del cigarro para fingir pelo quemado. Y es fascinante presenciar cómo parieron las manos demoníacas surgiendo del torso de un endemoniado. Resumiendo, que este "The Evil Dead, Treasures from the cutting room floor" es una puta maravilla. Una puta maravilla que se erige como guiño, como homenaje final a una forma de hacer cine que... bueno, no se ha perdido del todo por fortuna (ahí seguimos muchos aguerridos amateurs luchando por la causa), pero sí está ya al borde de la extinción, sobre todo si hablamos de cine independiente con ambición de labrarse un hueco en el mercado convencional.
Lo que me parece un poco jevi es que el tipo que se ha encargado de compilar el material firme con un "Directed by". No sé, creo que un "Compiled by" sería más lógico. Y es que ese es, justamente, el mal que hoy abunda en el mundo del audiovisual de medio o pequeño alcance, las ganas de hacerse notar, de engordar curriculum con lo que sea y como sea, incluso si es mediante hurto. Mal este que en los tiempos en los que Raimi y amigos se dejaron la salud rodando su insuperable obra maestra no se daba (o se daba menos)... y por eso, entre otras cosas, los añoro tantísimo.

viernes, 14 de abril de 2017

EL EXTRAÑO AMOR DE LOS VAMPIROS

Con un título internacional tan “Exploitation” y tan vigente como es “The Night of the Living Dead”, “El Extraño Amor de los Vampiros” es una de la peores muestras del cine patrio sobre vampiros, y por ende, del Fanta-Terror Español.
Cuando acabé de ver este suplicio me quedé perplejo, ya que como en otras muchas ocasiones, no sabría redactar una sinopsis que nos cuente la película a grandes rasgos. Porque es que no hay un argumento que sea detectable. Y consultando Internet, la cosa no mejora; las sinopsis escritas son igual de confusas que la misma película. Haciendo un esfuerzo: En un pueblo se suceden unas misteriosas muertes, las cuales, los habitantes del lugar, achacan a los moradores de un castillo próximo al pueblo. Una mujer con una enfermedad mortal, acaba enamorándose  del conde del castillo, el cual resulta ser un Vampiro, como el resto de los que le acompañan. El pueblo quiere acabar con ellos, pero como la enferma está moribunda, no sabe en que bando posicionarse, si en el de los humanos o los vampiros.
Un argumento romántico y hasta en cierto punto interesante, que nada tiene que ver con las imágenes que nos muestra la película.
Dirigida por el sobrevalorado León Klimovski, que nunca fue bueno pero aquí está especialmente incompetente, lo que instó a que yo viera la película con especial interés, fue lo siguiente: De adolescente, cuando escuchaba el “Polvo de Estrellas” radiofonico de Carlos Pumares, el crítico siempre hablaba de los guiones que había escrito para el cine, entre ellos “La Casa de las Chivas”. Sin embargo, había una película que de especialmente mala hablaba de ella siempre en tono despectivo, decía que era espantosa y, por vergüenza, nunca decía el título, pero no tenía problema en especificar Pumares, que se trataba de una película de Vampiros. Y me quedé con las ganas de saber cual era, y con el paso del tiempo, también mi interés por verla. Así que con la era de Internet, ni me acordé de esa película de terror cuyo guión firmó Pumares. Según IMDB, los firma en paternidad con Juan José Daza.
Sin embargo, recientemente, que Pumares ofreció una entrevista a su ya avanzada edad, más sabio, y sobre su dilatada carrera, no tuvo ningún problema en reconocer que, efectivamente, los críticos –él incluido- suelen ser directores de cine frustrados que no saben hacer las películas como ellos mismos dicen que han de ser, y como ejemplo puso las escrituras de sus guiones, revelando para mí, cual era aquella película sobre vampiros que escribió: La que nos ocupa. También  reveló que aunque el guión está firmado por él y por Juan José Daza, en realidad Daza no escribió ni una sola palabra del mismo, y que se le añadió a créditos por temas meramente burocráticos, pero que a la vista de los resultados, tanto da.
En cualquier caso, es más la anécdota del guión de la película, que la propia película lo que nos interesa, porque ¡demonios! Hacía muchísimo que no me aburría tanto con una película. Una incapacidad absoluta no solo a la hora de dirigir, sino también de iluminar y encuadrar, amén de que lo que estamos viendo es una sucesión de escenas, sin orden ni concierto, en los que vemos a una serie de buenos actores divagar y soltar absurdos diálogos escritos por Pumares. Tela. Efectivamente, se trata de una cinta insoportable. Directamente, no se puede ver. Hay que ser muy masoca. Una puta mierda.
Naturalmente, la pasión de los fans del Fanta-Terror, les hará encontrar en ella puntos positivos, incluso habrá quién la endiose y la tilde de obra maestra; Vayan a buscar a sus blogs, porque aquí no van a encontrar nada de eso. Amamos el cine de terror, pero no decimos que estas mierdas sean buenas por el mero hecho de que son de terror.
En fín, un despropósito de los de verdad. Véanla, y háganlo por eso, por ser un despropósito.
En el reparto destacan las presencias de Emma Cohen, Carlos Ballesteros o José Lifante haciendo de Vampiro por enésima vez. Todos, por el contrario, estupendos actores.

miércoles, 12 de abril de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "ENCERRADO"

Está bien ver a Stallone haciendo una película de corte carcelario. Pero a los fans no les gusta que Stallone sea un vulgar delincuente. ¿Como hacer que un presidiario sea el héroe de la función? ¡vean "Encerrado"!
La verdad es que esta película se mantiene muy fresca, e incluso diría que es de las pocas del Stallone de los 90 que ha mejorado con los años.
Aquí, sus fotocromos. Por desgracia, el juego no está completo.








lunes, 10 de abril de 2017

ACE VENTURA JR. DETECTIVE DE MASCOTAS

No soy yo muy entusiasta de las películas de Ace Ventura, y por supuesto no tenía previsto ver este “Ace Ventura Jr. Detective de Mascotas”, pero Naxo me propuso verla y reseñarla puesto que él no tenía el valor suficiente para hacer ninguna de las dos cosas. Y yo, que soy un tío echado para adelante, sufro el calvario por él, con todas las consecuencias. Y estas son, que no hay consecuencias, que las diferencias entre ver o no ver esta película son mínimas, porque es una película que antes de haber terminado ya se esfuma de tu mente. Una peli que te deja indiferente, es peor –mucho peor- que una mala película. Y eso es exactamente lo que es “Ace Ventura Jr. Detective de Mascotas”.
Se trata de un telefilme que existe, a parte de para rebañar los posibles rescoldos que dejaran las dos películas para cine interpretadas por Jim Carrey, para cerrar una trilogía aprovechando que Carrey ya nunca más volverá a interpretar a Ace Ventura, y para llenar esos huecos muertos entre programa y programa de los canales infantiles de las televisiones por cable de los USA. Posiblemente sea más una cuestión de conservación de derechos del personaje por parte de la Warner, que un interés real en que las aventuras del detective de mascotas sean  continuadas por el hijo de este.
Aquí la gracia –y la mala hostia- están en que Ace Ventura está muerto. Murió en el triángulo de las Bermudas en una mala ejecución de su profesión. Sin embargo, antes, le dio tiempo a echar un polvo a su novia, dejarla preñada, y que de esa relación saliera un niño obeso y repelente que continuaría con su estirpe (aunque este parezca más hijo de Chris Farley que de Jim Carrey). Así, Ace Ventura Jr., obsesionado con proteger y encontrar mascotas, el día que decide ser un niño normal, se percata de que un oso Panda del zoo ha sido robado, y que la principal sospechosa es su mamaíta. Así pues,  se pone manos a la obra para poder sacar de la cárcel a su progenitora, y de paso, rescatar al osito.
Menuda chorrada más grande y estúpida.
No menos estúpida es la idea de inventarle al niño todo un árbol genealógico de la familia Ventura, en el que abuelos y tatarabuelos se dedicaron a lo mismo que él y su padre, y todos tenían la pinta y peinado característico de los Ventura; esto es, pantalón de pirata, camisa Hawaiana y ese tupé, que le sale al niño como por arte de magia a mitad de la película –literalmente; no tiene tupé, de repente le aparece, y se convierte en el primer sorprendido- y que le queda al jodio niño como una patada en los cojones. Y poco más, por lo demás es tan sosita, que recién vista apenas la recuerdo. Y sí, me he aburrido bastante.
El niño gordo, repelente y en absoluto gracioso –cualquier otro lo hubiera hecho exactamente igual-, qué a día de hoy es un machote de 22 años, se crió delante de la pantalla y le hemos podido ver, además de en esta chufla, en “¡Olvídate de mí!”, paradójicamente, junto a Jim Carrey, “Hasta que el cura nos separe” junto a Robin Williams, y ahora que es mayor, se prodiga cada vez menos. Da un poco igual, la verdad.
En cuanto al director, David Mickey Evans, es el responsable de las secuelas más chungas de “Bethoveen” (la 3 y la 4) directas a vídeo, de la película Disney para lucimiento del cómico Sinbad “Un negro en la Casa Blanca” y mierdas por el estilo. Sin embargo, hay una película muy bonita “La fuerza de la Ilusión” con Elijah Wood de pequeñín, cuyos créditos dan la autoría de la dirección a Richard Donner. Dícen las malas lenguas, que el 70% de esa película la dirigió el propio Evans, quién además firma el libreto. Sin embargo, en la película no se le acredita como es debido en las labores de dirección. Simplemente, no sale. Aunque da un poco lo mismo: David Mickey Evans, así como su carrera, son lo más mediocre que puede dar el cine de las dos últimas décadas.

sábado, 8 de abril de 2017

EX MACHINA

No suelo fiarme mucho cuando una película arrastra un "hype" demasiado ruidoso. Al verla posteriormente me encuentro, por norma general, con un mojón considerable ("Déjame entrar", "Babadook" o "It Follows" serían ejemplos de peso). Aunque, en escasas ocasiones, sí que se cumplen las expectativas (más ejemplos: "La casa del diablo", "Bone Tomahawk", "La invitación" o "Todavía estamos aquí" fueron un "yes sir" redondo), por ello sigo dándoles una oportunidad a pesar de posibles miedos atávicos. "Ex Machina" entraba en ese grupo. Todo dios diciendo que era cojonuda y bla, bla. Coño, si hasta fue nominada al mejor guión original en los Oscars de la época (no se lo llevó, pero sí ganó merecidamente el de mejores efectos visuales). La diferencia es que esta vez el personal implicado tras su confección era de mi confianza. A saber, Alex Garland, guionista de "Dredd", dirigiendo y escribiendo el libreto. La factoría "DNA Films" apadrinando, en cuyo curriculum encontramos algunos títulos de peso para el que suscribe siendo "Sunshine" (y con permiso de la mentada "Dredd") el mayor de todos ellos (también con guión de Garland. ¡Menuda joya!). Además, todas sus aportaciones a la ciencia ficción, como era el caso, lucen acabados plásticos realmente espectaculares.
Así pues, tras varios intentos infructuosos de hacerme con "Ex Machina" ilegalmente, y a altas horas de la madrugada, la conseguí y decidí echarle un justo ojal.
Un programador gana un concurso en la empresa donde curra que le permite pasar una semana en la lujosa mansión de su excéntrico jefe. Aunque lo desconoce, el fin consiste en someterse a un experimento: Mantener distendidas charlas con la primera muestra palpable de inteligencia artificial. Esta responde a las formas de una jovencita la mar de atractiva y encantadora, lo que poco a poco irá despertando sensaciones en nuestro protagonista más profundas que la simple curiosidad científica. Y, por ende, problemillas varios.
"Ex Machina" se vendía como "ciencia ficción de la de antes", es decir, como la de los años 70: adulta, pesimista, con mensaje y no exenta de crítica. Incluyamos aquí el término "de ritmo reposado". La película es mu tranquilita... pero para el caso va que ni pintado, porque no había otra manera de contarla. Garland sabe mantenerte interesado durante las poco menos de dos horas que dura. Nunca bajas la guardia porque la historia jamás pierde fuelle. Algo a lo que ayudan las estupendas interpretaciones, y el carisma de los personajes, cortesía de gente tan válida como Oscar Isaac, Domhnall Gleeson y Alicia Vikander.
Tanto diseño de producción como banda sonora contribuyen, junto a una atmósfera opresiva y asfixiante, a la continua sensación de intranquilidad que destila "Ex Machina". Vamos, que está muy chula. Me moló un rato. Y me hizo mucha gracia la coña que suelta Isaac en referencia a los "Cazafantasmas".
El final es... mmmmh, ¿un poco previsible?. Depende. Sí, pero no. En cualquier caso, "Ex Machina" podría considerarse como una película sobre los peligros de la inteligencia artificial, pero también una metáfora sobre la maldad femenina que pondría palote a más de un misógino.
En cualquier caso, estupendo debut del amigo Garland. El tipo de peli que agradezco a estas alturas de mi vida: Género, sobriedad, inteligencia, efectos especiales justos y necesarios, diálogos bordados y sapiencia visual. Esperaré su siguiente proyecto con sumo interés (y con razón, se titula "Annihiliation" y pinta estupendo).

viernes, 7 de abril de 2017

TEEN WOLF 2

La secuela de “Teen wolf (De pelo en pecho)” probablemente sea una de las secuelas más odiadas de la historia del cine. Los fans de la primera odian esta segunda, los fans de Michael J. Fox, odian esta segunda película y Jason Bateman odia este “Teen Wolf Too”. Es unánime; todo el mundo odia esta “Teen Wolf 2”. Yo incluido. De hecho, en todas las webs de referencia, “Teen Wolf 2” tiene las puntuaciones más bajas, lo que según  las medias, la posiciona como una de las peores películas de la historia. No sería para menos, desde luego.
Y es que ante el éxito de “Teen Wolf (de pelo en pecho)”, se puso en marcha una secuela, por lo que se escribió un primer guion que se le mostró al elenco original de la primera parte. Michael J. Fox, rechazó volver a interpretar a Scott Howard, cosa que tiene su lógica, si tenemos en cuenta que ya era una megaestrella gracias a “Regreso al futuro” y que es normal que el actor decidiera asumir roles más ambiciosos y no peliculitas de 3 millones de presupuesto – Dos más que el “Teen Wolf” original-.
Pero quizás la producción no debería haberse llevado a cabo jamás cuando vieron que no solo J. Fox rechazaba el papel, sino que el co-protagonista de la primera, Jerry Levine, actor de segunda categoría que tampoco es que tuviera una agenda de los más apretada, también rechazaba el volver a interpretar al mítico Stiles, el amigo juerguista de J. Fox en la primera. El guión era una absoluta puta mierda.
Eso no impidió que se llevara a cabo la secuela, ya que llegados a ese punto, el padre de Jason Bateman, Kent Bateman, entra a formar parte de la producción con la idea de hacer que su hijo, con un perfil actoral muy similar al de Michael J. Fox, y que al igual que este, triunfaba en ese momento en la televisión protagonizando la serie “The Hogan Family”, protagonizara la película y esto impulsara su carrera. Craso error; “Teen Wolf 2” arruinó la carrera de Jason Bateman, quién ya no se repondría de este revés en 20 años, que retomaría su carrera siendo una estrella del cine independiente. Sin embargo, a nivel mundial, sigue siendo tristemente famoso como el actor protagonista de “Teen Wolf 2”. Por suerte, mientras escribo esto, Jason Bateman goza de su momento de mayor prestigio.
El caso es que con Jason Bateman a bordo de la producción, se retocó el guion –ni tan siquiera lo rescribieron- para adaptarlo al nuevo protagonista. Si en un principio la idea era tener a Scott Howard en la Universidad, esta vez practicando boxeo, ahora sería sustituido por su primo, Todd Howard, y teniendo ese pequeño detalle ya presente, desarrollar la película como estaba previsto en un principio. Del elenco principal tan solo repiten James Hampton como el padre de Scott y Mark Holtom como Chubby, su compañero obeso en el equipo de baloncesto. Para hacer de Stiles, contrataron al actor Stuart Fratkin que resulta más grimoso que otra cosa.
“Teen Wolf 2” es una secuela estúpida que lo único que hace es repetir el esquema de la primera, pero sin gracia alguna, sin brío, sin carisma, resultando una cosa anodina y extremadamente tediosa que no consigue que el espectador se enganche con lo que ocurre en pantalla. Más de lo mismo, pero infinitamente peor.
Cuenta como el primo de Scott, Todd,  ingresa en la Universidad, dónde se le ha concedido, por error, una beca de Boxeo, cuando este no tiene noción ninguna de este deporte. Todd sabe que proviene de una familia de hombres lobo, pero como la maldición no le ha afectado ni a su padre ni a su madre, cree que el tampoco está afectado por ese mal, hasta que un día, saliendo al ring a boxear, con el subidón de adrenalina, se convierte en hombre lobo, y a partir de ahí, en consecuencia a la popularidad que esto le acarrea,  Todd se vuelve vanidoso, temido por sus amigos, y rechazado por la mujer que de verdad le conviene, cuando este se hace acompañar de las más arrastradas zorrascas del campus. Cosas que, al final de la peli, le harán cambiar con respeto a su estatus de lobo.
Huelga decir, que por otro lado, la película está especialmente mal rodada, haciendo un uso muy extraño de las elipsis y  escenas de transición, haciendo uso muy ruidoso de la música de la banda sonora, como para tapar que a estas escenas de las que hablo, les falta el sonido ambiente. Es como si hubieran solucionado con música, el hecho de que hayan perdido el audio de las mismas. Si lo perdieron o no, en verdad lo desconozco, pero que parece, eso es un hecho.
Un absoluto desastre, una comedia en la que en ningún momento nos divertimos, una historia totalmente payasa, y una secuela que justifica la existencia del termino “innecesario”.
Jason Bateman, en una entrevista, declaró que si él no había llegado a ser nunca una estrella de Hollywood, fue sin lugar a dudas por culpa de “Teen Wolf 2”, que si podía haber aspirado a algún papel importante, esta candidatura fue lastrada por la morralla que significó esta película, y que si en ese 1987 hubiera debutado en el cine con cualquier otra película, y no con esta, otro gallo le hubiera cantado. Que no se queje, que al final no le ha ido mal del todo.
El director que fue contratado para que tomara buena nota de la manera de dirigir de Rod Daniel, director de “Teen Wolf (De pelo en pecho)” y la imitara en esta secuela, es Christopher Leitch, que si luego le fue bien firmando el guión de “Soldado Universal”, dirigiría en 1990 la película “Más allá de la Aventura”, una desagradable adaptación de “Heidi” sin mucha repercusión, para después hacerse fuerte en la televisión, y no volver a dirigir una película en su vida.
Hay películas que de tan malas son buenas, y películas que simplemente son malas de solemnidad, y nunca se les podrá ver nada positivo, ni tan siquiera con el paso del tiempo a su favor; “Teen Wolf 2” es una de esas. Sencillamente espantosa.

miércoles, 5 de abril de 2017

LOS FOTOCROMOS DE "HIJOS DE UN DIOS MENOR"

"Hijos de un dios menor", "Protección a un ser menor", "Violación a una menor"... ¿Qué es un ser menor? en este caso, el dios menor sería el que representa a los sordomudos. Esta película en su momento fue un verdadero bombazo que permitío a su protagonista femenina, Marlee Matlin, sordomuda en la vida real, protagonizar después un par de películas más. Pero claro, no hay muchas pelis con protagonistas sordomudos, así que...
La revisaré un día de estos. De momento, les dejo con los fotocromos de la peli.














lunes, 3 de abril de 2017

MATA Y MATA OTRA VEZ

Tras el éxito de la cinta de artes marciales “Lucha o Muere”, película Sudafricana prácticamente pionera  en Occidente en lo que a películas de artes marciales se refiere,  Estados Unidos decide poner pasta en la secuela de esta, y teniendo en cuenta una especie de fiebre que comenzaba en los USA con la cosa de las artes Marciales, ponen en marcha esta “Mata y Mata otra vez” en 1981,  que  de poco no les sale una comedia involuntaria.
Y es que en esta película está todo metido a capón y porque si, con la excusa de presenciar unas peleas que muchas veces no vienen ni a cuento.
En ella, el campeón del mundo Steve Chase –interpretado por James Ryan-  es contratado por alguna organización gubernamental para rescatar al premio Nobel de química que ha sido secuestrado por un megalómano. Este caballero quiere que el premio nobel cree una medicina que permita doblegar la voluntad de unos
super-luchadores que han de dominar el mundo.
Para ello, Steve Chase, como si de un Equipo A chabacano se tratara, reune a sus viejos amigos de batallas, para juntos rescatar al premio novel de química. Por el camino, se las verán con luchadores de todo tipo.
El argumento parece sacado de algún patético, autocomplaciente y postmoderno cortometraje amateur intentando parecer mainstream, o peor aún, de un “Kung Fury” cualquiera, pero no se equivoquen; este delirio es genuino, y es en lo que se mal inspiran estos productos que he mencionado. ¿La diferencia? Pues que mientras que estas postmodernidades son en extremo coloridas y alegres, y el cachondeo circula a sus anchas, aquí la sordidez, los negativos de mala calidad y cierta incapacidad técnica por parte de sus artífices, impregnan todo el producto de un olor a mierda que, una vez olido, lo mejor es quitárselo de las narices lo antes posible. Pura mierda, señores, aunque no tanto como esos cortos del nuevo mileno a los que antes me refería y que dicen inspirarse en estas Series B de la época.
Con alguna exageración de las que contiene te ríes –sin que el director tenga la intención de hacer reír- pero por lo demás, aburrimiento y tedio hasta límites extremos, y zetosismo en algo que dista mucho de ser un producto fardón. Ni que decir, que las coreografías de esta película están a años luz de la más infame película Taiwanesa de artes marciales.
Sin embargo esta película es popular entre los aficionados por tratarse de la primera película que utiliza el efecto llamado “Time Bullet” en el que la cámara sigue a una bala que acaba de ser disparada, efecto este que popularizaría muchos años después la saga de “Matrix” con la ayuda de los efectos digitales, pero que en esta película es rodado en total artesanía con mucho ingenio y oficio. Si les soy sincero, mirando la película este efecto tan revolucionario, pasa inadvertido ante mis ojos y solo soy consciente de ello buscando info sobre la peli.
Por otro lado, con la mayoría del cast Sudafricano, a los actores les doblaron  la voz en los USA con acento Americano, así como en las escenas en las que sale dinero, se les filma usando dólares Americanos, ya que la producción Estadounidense quería hacer pasar la película por Americana a toda costa. Yo creo que ahí si que nadie diría que la peli es Sudafricana.
Dirige la cinta Iván Hall quién tiene en estas dos películas “Lucha o Muere” y “Mata y Mata otra vez” los momentos más álgidos de su correcta y artesanal carrera.

sábado, 1 de abril de 2017

HANGMAN

Cuando me puse "Hangman" y me topé de morros con su traqueteo de cámara y su efecto infrarrojo, maldije a todos los demonios y le di al "stop". Un poco lo mismo que la semana pasada les contaba con respecto a "Creep". E igual que en ese caso, y en parte por el regusto positivo que me dejó aquella, hace un par de noches decidí darle una oportunidad a esta.
Un tipo misterioso, siniestro y desperado, se cuela en las casas de familias que se van de vacaciones. Instala cámaras en cada una de las habitaciones y se encierra en el desván donde monta su centro de operaciones. Así, cuando la familia regresa al hogar, siguen haciendo sus vidas sin saber que un extraño y perturbado comparte paredes con ellos. Les vigila, les observa mientras duermen, come su comida, escupe en sus bebidas y, poco a poco, se va enamorando de la madre, tanto que decide intervenir para romper el matrimonio. Primero por la vía sutil, luego a lo bruto.
¿Inquietante, verdad?. Bueno, inquietante si tienes una casa enorme con desván y un montón de recovecos en los que esconderse. Los demás, lo tenemos crudo para identificarnos con las angustias que sufre la familia en cuestión. No obstante, y ahí quería yo llegar, "Hangman" se ve incapaz de sacarle verdadero jugo a tan atractivo concepto. El miedo es nulo, el suspense muy modesto, los sustos inexistentes y la violencia escasa. En realidad, la peli resulta bastante monótona, aburrida, y casi acaba convertida involuntariamente en un documental sobre las inocuas cotidianidades de una familia de clase media/alta norteamericana. Como "Gran Hermano" pero sin mongolismos. Tal vez lo mejor sea cuando el padre descubre que su hija adolescente esconde un consolador. Pero poco más.
Sus responsables, Adam Mason y Simon Boyes, han compartido o no capacidades creativas en otros títulos reconocibles como "Broken" o "Pig". Del reparto, que está todo él muy bien, destaca por conocido Jeremy Sisto.
"Hangman" es un "found footage" prescindible y que no aporta nada. Un paso atrás en mi cura por intentar aceptar de nuevo el formato, pero no uno definitivo.