“Dos por dos” es una extraña película noventera, deudora de
la comedia madrileña de los ochenta pero incorporando el estilo imperante en la
época, que pese a su estreno en cines (dónde tan solo la vieron 2.400 personas) y su posterior distribución
en VHS, se ha quedado en el limbo de la distribución siendo a día de hoy una de
las películas españolas más ignotas y difíciles de encontrar.
El caso es que yo recuerdo que en su momento fui a verla al
cine y me llamó la atención la austeridad de su ejecución; en 1997 el cine se
rodaba en 35 mm, pero al margen de esto, y rodada en escenarios naturales, da
la sensación de que se rodó con lo puesto, es decir, un par de pisos, los
actores y la cámara de 35mm. 21 años después vuelvo a verla y descubro que
aquellos elementos que en su momento me llamaron la atención, y me dejaron buen
recuerdo de la película, hoy no me dicen absolutamente nada y “Dos por dos” se
prodiga, para mí, como una películita sosa e insípida a la que su condición
misma la ha condenado al ostracismo. Más allá de la curiosidad que pueda
provocar su oscurantismo, no tiene nada mejor que ofrecer que cualquier
película más mainstream de aquellos años. Aunque despierta cierta simpatía su
falta de pretensiones.
En cuanto a la austeridad con la que está rodada y a la que
anteriormente hacía referencia, cuenta uno de sus protagonistas, Pablo Carbonell, en sus memorias, en las que habla muy por encima de esta película,
que se trató de un film lleno de problemas financieros. Quizás por eso tiene
ese aire tosco. Pero al querer contar al final una historia romántica, sin más,
la cosa tosca no compensa en absoluto.
Cuenta como un par de compañeros de piso pasan un verano
tonto observando con prismáticos a las dos jovencitas que se han mudado al piso
de enfrente. Por un lado uno de ellos, estudiante de psicología, hace
comparaciones entre el comportamiento sexual de las féminas con el de los
pájaros, catalogando a las mismas como si fuesen especies de aves, mientras que
el otro tan solo curra y ve el fútbol. Al principio piensan que son putas e
incluso piensan en contratar sus servicios, luego, simplemente comenzarán a
salir con ellas con los problemas conyugales que aquello acarrea.
Junto a Carbonell tenemos a Ernesto Alteiro, Álex Angulo y
un buen puñado de actores desconocidos.
Dirige Eduardo Mencos, que con otro film anterior a sus
espaldas se gana la vida como diseñador de jardines, como fotógrafo… con
montones de oficios pero no con la dirección cinematográfica.
“Dos por dos” sirve, al menos, para matar el gusanillo de la
curiosidad.