jueves, 6 de diciembre de 2018

POPATOPOLIS

Damos por sentado que si eres asiduo de este blog conoces perfectamente quien es Jim Wynorski. Y los autores del documental que a continuación pasaré a reseñar, también. De ahí que limiten unos veinte minutos iniciales a narrarnos la vida y obra del individuo, sin duda uno de los reyes del actual cine de segunda y tercera regional, o del moderno exploitation si así lo prefieren. Wynorski ha dirigido un sinfin de películas (más que Martin SCORCESE, como afirma un texto nada más arrancar el film donde, sí, el apellido del célebre cineasta está así de mal escrito), y la mayoría de ellas no se pueden ver de un tirón sin bostezar indiscriminadamente. Tras una primera época más o menos digna con títulos como "Kill bots", "Deathstalker 2", "Vampiros del espacio" o "Transylvania Twist", las últimas décadas el muchacho se ha visto condenado a la realización de aburridos telefilms de monstruos costrosos para Syfy Channel o, mucho peor, softcores barriobajeros grabados en vídeo y que apenas estaban vivos antes de nacer. Justamente, el actor y realizador Clay Westervelt pensó que sería mazo de interesante centrar un documental en la confección de una de estas infra-películas, con el aliciente de que Wynorski pretendía facturarla en únicamente tres días. ¿El título?, "The Witches of Breastwick".
Aquellos que hayan visto el documental "Serie B: El lado oculto de Hollywood" ("Some Nudity Required" en v.o.) recordarán su enfermizo tono feminista y que, por ende, Jim Wynorski quedaba retratado como el auténtico villano de la función, un cineasta machista únicamente interesado en las ubres colosales. Pues bien, eso volvemos a verlo en "Popatopolis", solo que esta vez sin manipulacion vaginal intermedia, aquí es algo que queda gráficamente retratado cuando el tipo da los buenos días a una de sus escotadas actrices con un "Buenas tetas!" o tortura a algunas de ellas con discutibles métodos de dirección, presionándolas para que repitan al dedillo las absurdas frases del guión parido por un siniestro individuo que ronda el plató y que, según afirman las ultra-maquilladas y operadas actrices, "Esto lo ha escrito alguien que odia a las mujeres". Probablemente.
Y así van pasando los minutos, presenciando cómo Jim Wynorski, su actor guaperas, sus chicas quemadísimas (una de ellas dejó el "cine" tras esta experiencia) y un equipo técnico reducido a dos o tres tipejos y una cámara de vídeo profesional, ruedan 
a toda pastilla su absurda película. Pelean, ríen con las escenas eróticas y se meten de noche y sin permiso en un parque nacional montando una hoguera donde está totalmente prohibido encender ningún fuego.
Todo ello retratado de manera directa, cruda, honesta y sin evitar traqueteos. Montado con ritmo y logrando un documento que, además de interesante e hilarante, resulta bastante entretenido.
Al terminar se nos explica que "The Witches of Breastwick" recuperó la inversión y generó beneficios al distribuirse en dvd por diferentes países (lo que no me extraña dada su precariedad). No obstante, la sensación final que nos queda es triste, incluso deprimente, al ser testigos de esa decadencia creativa de la que hablaba al inicio de la reseña.
Asoman los caretos Roger Corman, un sorprendente Tom Savini y la madre de Jim Wynorski, que nos explica cómo el chaval pasó la adolescencia siendo un tipo solitario que leía mucha ciencia ficción y no lograba tener novia, características estas típicamente "nerds" y que no casan demasiado bien con el carácter irascible, borde, seguro de sí mismo y cruel que vemos desplegar al Wynorski adulto... claro que entre medias estuvo liado, por increíble que parezca, con Monique Gabrielle, y supongo que esas cosas le cambian a uno (también podríamos considerar dichas maneras encabronadas una "venganza" tardía del ex marginado, ahora poderoso, contra aquellas que le rechazaron en su día -porque mira que Jimmy es feo-, a saber).