Una chorrada de las que hacen época perpetrada según una historia de Fred Olen Ray. Desde luego, sus pupilos se aprendieron bien la lección porque, que quieren que les diga, entre esto y cualquier producción de Olen Ray de la época no hay la más mínima diferencia.
Sentándose en la silla del director tenemos a Grant Austin Waldman, que firmando la producción de un buen puñado de películas de baja estofa, y habiendo dirigido tres o cuatro chuflas de escaso interés (como esta) ha acabado escribiendo libros de autoayuda que, por lo visto, van muy bien.
Waldman también fue productor del “Beverly Hills Vamp” de Olen Ray, por eso no es de extrañar que, en cierto modo, “Teenage Exorcist” guarde cierta deuda estética y formal con aquella, amén de la presencia del eterno nerd, Eddie Deezen. Por otro lado, Deezen, sería el principal reclamo de la película, el exorcista adolescente del título, sin embargo, este no hace acto de presencia hasta casi entrada la hora de película para quedarse su intervención casi, casi en una anécdota. El otro reclamo, bien presente en el póster, sería Michael Berryman que aparece un rato al principio interpretando a un agente inmobiliario. El resto de la película la solucionan con Brinke Stevens correteando para arriba y para abajo mostrando modelitos o siendo poseída. La gracia de la película también radica en que está escrita por su propia protagonista, la Stevens, scream queen mítica de films como “Esclavas del espacio” o “Slumber Party Massacre” que, además de mostrar palmito en toda suerte de películas de serie B, también tenía este tipo de inquietudes artísticas relacionadas con la máquina de escribir.
Curiosamente, en el guion inicial, el rol de exorcista adolescente estaba concebido para alguna escultural actriz que hiciera uso de sus atributos eróticos a la vez que se enfrenta a los demonios, pero, a última hora y sin aviso previo, esa hipotética actriz fue sustituida por Eddie Deezen, siempre efectivo, cuando la película llevaba ya un buen cacho rodada. La Stevens, tuvo que reescribir el texto en el mismo set de rodaje deprisa y corriendo para poder adaptar el mismo, no ya a un rol masculino, sino a la idiosincrasia de Deezen que, con su particular físico, además tenía que ser rematadamente gracioso. Una vez adaptado, se comenzaron a rodar sus partes… y así quedó la cosa.
Una atractiva universitaria acaba de adquirir un enorme caserón que fijará como residencia. Lo que ella no sabe es que la casa está habitada por demonios que harán acto de presencia para poseer el cuerpo de la estudiante, despojarle de sus ropajes y sustituirlos por ropa interior de cuero. La muchacha, obviamente, comienza a hacer cosas raras con el demonio en el cuerpo. Unos familiares que van a visitarla llegan a la conclusión de que, por su comportamiento, la muchacha está poseída (además de vérselas con zombis y otros entes inexplicables que van apareciendo ante ellos durante la estancia), así que llaman a un cura. El cura ve la situación complicada, por lo que decide llamar a un exorcista con tan mala suerte que se equivoca marcando el número de teléfono de una pizzería, haciendo, en consecuencia, un pedido especial. De este modo, a la casa endemoniada llegará un pizzero medio retrasado mental que, tomado por exorcista, tendrá que lidiar con la situación, exorcizar a la chica y vérselas con un espantoso demonio surgidodo del averno.
Lo dicho al principio; una chorrada. Una comedia horrorífica al estilo de Olen Ray, de aquellas en las que se mete un montón de gente en una casa y apenas salen de ella, vemos carne femenina —aquí, poquita— y entre unas cosas y otras se enfrentan a algún tipo de ser maligno (“El diablillo caliente”, la anteriormente mentada “Bervely Hills Vamp”…) sin que nada en ningún momento acabe de funcionar nunca. Es un peñazo. Además estamos a principios de los 90 con los consiguientes cambios de textura en los negativos con los que se filmaba en la época y esa imagen que parece registrada a través de un velo. Eso ayuda poco.
Ocurre que, aunque sea un coñazo, “Teenage Exorcist” acaba por resultar simpática, así que vencemos al aburrimiento con tal de llegar al final y agradecemos el par de gags resultones que posee. Y poco más… una vez vista, pasará a ser olvidada para siempre.
Por otro lado, completada en 1991, no llegó al mercado del vídeo hasta bien entrado 1994. A saber por qué demonios…