Estamos ante lo que, comúnmente, denomino -de forma muy apropiada- una reseña muerta. Inútil. ¿Por qué? Porque a estas alturas no voy a descubrir a nadie "La zona muerta". Y mucho menos convencer de algo que todos sabemos de sobras: lo cojonuda que es. Entonces, ¿por qué escribir? Por darme el gusto. Para disfrutar durante el proceso, recreándome en las muchísimas virtudes de un título -de 1983- que se ha ganado a pulso la etiqueta de clásico.
"La zona muerta" está basada en una novela de Stephen King. Produjo ejecutivamente Dino de Laurentiis, en la época que el novelista era materia recurrente porque siempre funcionaba en la taquilla a la hora de recaudar dineritos. Cosa que no sorprende considerando que, por entonces, vivía en continuo estado de gracia, chorreando ideas brillantes hasta por las orejas. Para rematarlo, De Laurentiis y su equipo terminaron de reunir a una serie de talentos en torno al proyecto, todos con la inspiración en un momento álgido, comenzando por el director, David Cronenberg (que venía de parir cosas más modestas en cuanto a presupuesto. Podría decirse que este fue su primer film netamente mainstream), el guionista / adaptador Jeffrey Boam (autor posteriormente de los libretos de "Jóvenes ocultos", "El chip prodigioso", "Indiana Jones y la última cruzada" o "Arma Letal 2 y 3"), la productora Debra Hill (fresca de sus colaboraciones con John Carpenter), y, por supuesto, los actores. O los actorazos. Menudo plantel: Christopher Walken, Brooke Adams, Tom Skerritt, Herbet Lom, Anthony Zerbe, Martin Sheen, Nicholas Campbell y dos habituales de Cronenberg, Peter Dvorsky + Leslie Carlson. Yo me quedo con Walken y Lom. Ambos sensacionales. El primero llevando todo el peso de la peli con una interpretación redonda, repleta de emociones. Según vi hace poco en un documental, Cronenberg le indicó a su dire de fotografía que se centrara en el rostro del actor, ya que iba a ser este el que narraría la historia. Una muy muy trágica.
Johnny es un pizpireto profesor enamorado hasta las trancas de su prometida. Una mala noche lluviosa se estrella con el coche y queda en coma. Pasan cinco años, despierta y se encuentra que, obviamente, la vida se le ha ido a pique, especialmente su pareja, que se ha casado con otro y ha tenido un hijo. Encima, para agravarlo más, Johnny ha regresado con un poder. Si agarra la mano de una persona, puede ver su futuro o pasado. El hombre, triste y desolado, se encierra en casa. Pero no paran de molestarle para pedir ayuda. También se reencuentra con su ex, lo que añade más leña al fuego. El momento álgido vendrá cuando, casi accidentalmente (¡pobre gafe!), descubra que un fanático e histriónico aspirante a presidente logrará su cargo e iniciará la guerra nuclear. Así las cosas, decide pararle los pies, aunque sea a lo bruto.
Sensacional y rico argumento, conducido por David Cronenberg con maestría, elegancia, sobriedad, centrado en los personajes, reduciendo los efectos especiales al mínimo. No perdemos el hilo porque todo lo que vemos nos gusta. Que maravilla y que trágica. "La zona muerta" no puede evitar ser tremendamente triste, pero en el buen sentido. No quiero ni pensar cómo se vería hoy con sus excesos infográficos y demás mandangas.
Tantas posibilidades tenía el personaje de Johnny (apellidado Smith, el nombre más común pegado al apellido más común) que en 2002 se parió una serie de televisión (precedida por un piloto). Aguantó hasta 2007, así que supongo no le fue demasiado mal. La verdad es que no me llama nada. Prefiero quedarme con la película... totalmente imprescindible.
Como regalito, les cedo completa la caratula del VHS que en su día pillé a cincuenta céntimos en el sucio suelo de un mercadillo (nótese el extraño detalle de situar a Martin Sheen por encima de Christopher Walken en cuanto a protagonismo se refiere)