miércoles, 21 de junio de 2023

MINUTOS MUSICALES 14: UNA ENTRE MUCHAS

Hoy vengo con varias bandas que comparten una misma característica: todas surgieron oportunamente durante el respectivo auge de su respectivo "movimiento". Fueron una más del montonazo, y tampoco hicieron mucho ni por destacar, ni por durar... salvo una canción o dos o tres. En el caso de "The Members", combo número un millar aparecido a consecuencia del bombazo punk inglés del 77, hablamos de "The Sound of the Suburbs", su clásico, "Solitary Confinement" -también muy potable- y la no tan popular pero, a mi juicio superior, "GLC"...

Si una tendencia destacó durante la eclosión del punk británico de los ochenta más estándar (no cabe aquí el anarco-punk), fue la absoluta despersonalización de los respectivos grupos. Todos sonaban igual, de machacones, monocordes, elementales, tirando de las mismas temáticas para sus letras, etc, etc. Unos parecían clones de otros (básicamente vestían y peinaban igual) y, en general, aburrían hasta las cabras. De entre la morralla, y sin salirse de lo predecible, destacaría a los "English Dogs". Tan dogmáticos en su "nada" que, superada la fiebre del punk crestudo, hicieron lo que muchos otros, pasarse al metal. Dicen que para mejor, pero no sabría yo.
Puede que sus éxitos más reconocibles sean "The Fall of Max" y "Left me for dead", pero yo prefiero "Never Die", perteneciente a su primer lp de gracioso nombre -y graciosa cubierta- "Invasion of the porky men"...

Seguimos con "más de lo mismo". En pleno boom de la escena punk USA situada entre finales de los setenta e inicios de los ochenta, aparecen bandas como setas. Ninguna sobresale demasiado, salvo por un acierto. Y, en este caso, ese acierto se titula "Hightime", canción de los "Zero Boys" localizable en su primer lp, "Vicious Circle". Dicen que se formaron tras escuchar a "Germs" -combo al que aborrezco-, y dijeron "Queremos sonar así". Por suerte suenan mejor... ahí va la prueba...

"The Lewd" fueron la primera banda punk rock -conocida- surgida de la hoy mitificada Seattle, a finales de los 70, a la par con el auge del imperdible. Sacaron sendas grabaciones, tocaron en sendos escenarios, pero nunca abandonaron la oscura segunda, incluso tercera división. Y como muchos de aquellos, escuchados hoy suenan casi perfectos. Ni una velocidad desbocada, ni ruido ensordecedor, simplemente crudos, intensos, rockanroleros, honestos y molones. Disponen de un puñado de muy buenas canciones pero, a gusto personal, entre todas ellas sobresale "Trash Can Baby", de -según creo entender- despiadada letra (sobre un bebé que acaba abandonado en el cubo de la basura), algo muy propio del estereotipo punk impuesto por el amarillista y elemental Media...