sábado, 17 de junio de 2023

ROBOT NINJA

Si levantas la vista en plena noche y miras al cielo, verás estrellas. Siempre me fascinó saber que las que NO parpadean, son en realidad planetas de nuestro sistema solar. Pero la mayoría sí parpadean. Y cuando digo mayoría, me refiero a miles en el firmamento. Casi tantas como decepciones en este blog. He usado esa palabra infinidad de veces. Si la buscas en el diccionario de la Real Academia, sale mi jeto justo al lado de su definición. Son incontables las películas que he abordado con ilusión y me han dejado hecho trizas porque no eran lo que esperaba. Especialmente siendo jovencito, en plena efervescencia de mi curiosidad y aprendizaje. Pero puede que el podio lo encabece una sola, "Robot Ninja". ¿Por qué esta en particular? porque además de las obvias expectativas propias del inocente consumidor de cine que era cuando alquilé la edición patria cortesía de "Lauren Home Video", estaba el hecho de que conocía su existir, gracias a la prensa especializada franchute, y a parte del personal implicado, admiraba a su máximo responsable, J.R.Bookwalter... antes de ver nada genuinamente suyo, aunque dispusiera de una copia totalmente auto editada de su book(walter) "Attack of the B-Movie Makers". Al productor, David DeCoteau, sí lo tenía perfectamente ubicado, y ya me había dado unas cuantas sonoras castañas consumiendo sus ñordas, pero entonces aún sentía afecto por él. Llámenlo síndrome de Estocolmo. Resulta que en pleno apogeo de sus años encabezando el "top ten" de los exploiters modernos, a DeCoteau se le ocurre crear un sello dedicado a producir y distribuir basurilla directa a los estantes de los video-clubs, "Cinema Home Video". Y para rellenar las arcas, busca material a un nivel inferior del que él mismo transita. ¿Da miedo, eh? Claro, así, lo que se agencia son cosas prácticamente amateurs, muy muy zopencas. De entre el mogollón destaca su asociación con ¿el rey de todo ello? J.R.Bookwalter, que por entonces lo había "petado" con su largometraje de muertos vivientes en súper 8 "The dead next door" (me niego a mentar el título español) DeCoteau ficha al ilusionado aspirante y le encarga que de vida a una idea, un título y un póster super-chanante que tiene ahí, entre sus papeles, "Robot Ninja". Por supuesto, a cambio de cuatro reales, lo que le obligará a currar con una cámara de 16 mm y los colegas (muchos de los cuales, o casi todos, estaban en los créditos de la epopeya zombie superochera) A Bookwalter no le mola nada el título, le parece ridículo, pero acepta el encargo y, muy influenciado por "Robocop" -según él mismo ha declarado-, le da la vuelta a la idea, contando la historia de Leonard Miller, un dibujante de comics con mucho éxito, creador del mentado robot, que presencia el cruento asesinato de una inocente parejita en manos de una panda de delincuentes realmente malvados (con una latina por jefa, y a los que se tilda de "punks" en más de una ocasión) Ello motivará que Leonard decida convertirse en "Robot Ninja" para acabar con los villanos. Pero claro, la vida real no es como los comics, y correrá la sangre a borbotones.
Retomando el tema de las decepciones, les aseguro que la resultante de ver "Robot Ninja" en su día fue de órdago. La encontré tan cutre, oscura, tosca, chabacana, aburrida e incluso desagradable en su forma de abordar la violencia (el modo sádico y despiadado en el que los malos ejecutan a sus víctimas y como la cámara se recrea gustosamente en ello) A partir de ahí, no quise saber más de J.R.Bookwalter. De haber tenido un póster de su peli previa en mis paredes, lo habría arrancado con ira (en todo caso, lo que hice fue venderme su libro) Los años pasaron, pero mi opinión sobre "Robot Ninja" no cambió un ápice. Hasta que hace poco, y empujado por la siempre peligrosa nostalgia, Bookwalter, entonces "retirado" del "cine", la relanzó en Blu-Ray con un notable lavado de cara digital y sendas mejoras. Apelando no a la nostalgia sino a la más enfermiza curiosidad, decidí volver a consumirla.
Es cierto que, uno, sabiendo a lo que me exponía, no habría decepción. Dos, la mejora estético formal del film, ayuda. La imagen es mucho menos oscura, los colores brillan más, y los 16 mm cantan hermosamente. Consciente Bookwalter de que los títulos de crédito de la época eran especialmente horribles (los parió él mismo con ayuda de su Commodore Amiga 2000, convencido de que era lo más de lo más), estos han sido actualizados y ahora son "demasiado cool" para el tipo de película que parapetan. Aunque sigan contando con, probablemente, una de las mayores flaquezas del film, las viñetas del supuesto tebeo de "Robot Ninja", by la torpe mano de David Lange. Eran espantosos entonces, y lo siguen siendo hoy día, por mucha mariconada computeril que los acompañe. En cuanto al resto... pues bueno, siendo compasivos, y teniendo en cuenta todo lo que hay que tener en cuenta, la peli se erige como una cosilla simpática, maja, chapucera pero de buen corazón. Ves que había ilusión tras ella, y eso compensa. No mata de aburrimiento, no más que muchas otras de su misma catadura. Y, sobre todo, la historia que narra tiene un plus. He hablado mucho de cagadas en esta reseña, pero toca hacerlo de aciertos. El mayor de "Robot Ninja" es que se adelantó por completo a conceptos como los de "Kick-Ass" y "Super", es decir, el tipo normal que decide convertirse en superhéroe y descubre, a través del dolor y mucha sangre, que la realidad queda lejos de parecerse a los tebeos. Así que, un gallifante para J.R. por ser pionero en ese sentido y reconocerle también que, sí, entre interpretaciones malas, chorros de inverosimilitud, fallos de raccord e incongruencias narrativas, consigue que su pequeña película transmita algo de sordidez, de mal estar, logre desmitificar al superhéroe de tebeo y, oiga, eso tiene su mérito.
Podría doblar la longitud de la reseña llenándola de datos, fricadas y demás material pajero. Es algo que me gusta, y suelo hacer. Pero pal caso he decidido contenerme. La cantidad de guiños (chorromil posters de películas de género bien conocidas y -algunas- adoradas), homenajitos (todos los personajes llevan apellidos muy sonoros y reconocibles), citas y demás mandanga fan-osa (de fan, como una escena desarrollada en un video-club) son incontables. Interminables. Si les apetece, vean el film y jueguen al juego.
Entre los amigos de Bookwalter y demás peña, destacan unos pocos nombres. Papelitos para el "Robin" de la serie de los sesenta, Burt Ward, haciendo guasa de su propio legado. Linnea Quigley como rubia tonta. Scott Spiegel desplegando su vena más payasa. Y David DeCoteau + Kenneth J. Hall en una pantalla de televisión.
Déjenme rubricar la reseña anunciando que, tras años de parón, J.R.Bookwalter ha vuelto a la dirección con una cosa de estupenda + espantosa pinta titulada "Side Effects May Vary". La veré, por supuesto, porque, esperando nada de nada, se que esta vez no habrá decepción. Ventajas de la vejez.