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sábado, 17 de octubre de 2020

BOSQUE TENEBROSO 2

Cuando, hace cuatro años, escribí la reseña de la película noruega de terror "Bosque Tenebroso 1", también conocida como "Dark Woods" o, sobre todo, "Villmark", noté ciertos puntos en común con la estupenda "Session 9". Por ello, me sorprendió gratamente poder reafirmar mis sospechas al descubrir que disponía de una segunda parte en la que su conexión con la película de Brad Anderson pasaba de sutil a descarada, repitiendo en esencia la misma trama de base. Entonces me quedé con las ganas de verla, porque no había llegado a estos lares, ni existía una versión mal subtitulada por las redes. Inesperadamente, hace unos días di con ella en "Amazon Prime", perfectamente doblada al castellano.
Como decía, la deuda de "Bosque Tenebroso 2" con "Session 9" es tan cantona que hay quien podría gritar "plagio!" y se quedaría tan ancho: Un grupo de currelas acuden a hacer limpieza en un siniestro manicomio abandonado que va a ser derribado. Una vez allí, descubrirán oscuros secretos ocultos entre las paredes del viejo edificio y, poco a poco, una presencia extraña, o dos (o tres!) irá acabando con la vida de todos y cada uno de ellos. El movidón tiene que ver con ciertos y absurdos experimentos perpetrados por el hijo de un nazi.
"Bosque Tenebroso 1" puede que no fuese gran cosa. Era una peli sencillita y más bien aburrida, pero chorreaba estilo. En el caso de esta segunda entrega, el director, Pål Øie, cuenta con evidentes más medios, y aunque hace poco defendía que no por ello una secuela debe ser necesariamente peor que su film precedente (aquí), en este caso sí se cumple tal teoría. "Bosque Tenebroso 2" es más convencional y muy muy coñazo. No te enteras de mucho, la verdad, y los personajes te importan un pimiento, ergo no te metes en la peli ni a hostias. Creo que hay algunas citas a la primera parte, pero se me escaparon. Imaginen cuán de grueso era el lío, que incluso en medio del sopor llegué a preguntarme si aquello no sería una precuela. Terrible.
Si este culebrón hubiese ocurrido hace treinta años, algún distribuidor listo habría estrenado el film reseñado con el título de "Session 9 2" o "Session 10" o... ponga aquí su mejor ocurrencia. El más insultante y acertado modo de definirla sería decir que, de no haber atinado como atinó Brad Anderson con su película, el resultado se hubiese parecido demasiado a "Villmark 2".

jueves, 23 de abril de 2009

EL ESTRÉPITO DEL VACÍO

Una de las cosas que más llaman, o llamaron en el momento de su lanzamiento, la atención de la serie "Masters of Horror" es su actitud nada mojigata frente a la truculencia. De hecho, resulta chocante que toda una leyenda del terror como John Carpenter haya tenido que esperar a la televisión para desmadrarse con el gore (su estupenda "El fin del mundo en 35mm"). Sin embargo, y a pesar de las locuras que organiza Dario Argento, no todo en "Masters of Horror" es sangre y vísceras. El propio creador de la serie, Mick Garris, nos lo demostró en su aburridísimo e insufrible episodio, "Chocolat". Después de pasar por tal trance, no me apetecía nada volver a gastar 60 minutos de mi tiempo en otra muestra de actitud "light". Ese es el motivo por el que tardé bastante en zamparme este "El estrépito del vacío". Ayer noche lo hice, y fue toda una sorpresa.
Su director, Brad Anderson, ya demostró estar más que dotado para el terror psicológico, a base de sonido y montaje, en su más que buena película "Session 9". Con su aportación a "Masters of Horror" reincide en el mismo terreno, y sale airoso. Un tipo con la capacidad de escuchar a gran volumen hasta el sonido más insignificante comienza a perder el juicio. A ello contribuye la reciente muerte de su adorado hijo y la verborrea imparable de su mujer, que tampoco está muy fina del coco. Naturalmente, el hombre terminará estallando... lo que precipitará los hechos hasta un final diferente y original.
Básicamente lo que "El estrépito del vacío" (título pretencioso, pero chulo. Nada que ver con el original, "Sounds like") cuenta es, simplemente, el descenso a la locura de un ser humano. Y lo hace de puta madre, jugando -lógicamente- con el sonido, pero dotando a la historia de ritmo, tensión y escenas francamente poderosas a nivel visual, incrementadas por la capacidad de su actor protagonista, Chris Bauer.
No esperéis sangre a cholón... ni monstruos... ni asesinos psicópatas... ni nada de todo eso. Esto es puro terror psicológico, y aunque los elementos antes citados son maravillosos y los gozo como una puta bien remunerada cuando los consumo, de vez en cuando tirar por la otra senda, y más de la mano de alguien tan capacitado como Anderson, es altamente estimulante.

jueves, 16 de agosto de 2012

THE 8TH PLAGUE

Mi único interés real con respecto a esta película es que se trataba del debút en la dirección de Franklin Guerrero Jr., responsable del visible y truculento "slasher" "Carver". Me preguntaba si el muchacho se habría explayado tan a gusto en cuestiones sanguinolentas como hiciera en aquella. Y sí, "The 8th Plague" va cargadica de gore, de sangre roja, roja, de salpicaduras mil, mutilaciones, cortes profundos y otras guarreridas, aunque de un modo menos mal intencionado que en "Carver", donde directamente apostaba por el sadismo más vil. Tal vez ello se deba, en parte, a que esta octava plaga es esencialmente una historia de terror sobrenatural, mientras que la otra apostaba por un tono más realista. Pero vamos, si me centro en hablar de gore es porque, por lo demás, "The 8th Plague" no vale demasiado.
Una pava anda preocupada porque su hermana se largó de acampada y no ha vuelto. Así que pilla a unos amigos y van en su búsqueda. Allí se enteran de que la chavala y sus colegas fueron a visitar una cárcel abandonada que atemoriza al borracho del pueblo. Lo que encontrarán será a la hermana y sus amigos convertidos en una especie de demonios salvajes y hambrientos a los que tendrán que combatir.
Un poco de "Posesión Infernal" (poseídos habladores troceados con hacha), un poco de "Demons" (no se por qué, los maquillajes y las expresiones de los "mostros" me recuerdan a los de la peli italiana) y algo de terror asiático fantasmal, mezclado todo ello con una atmósfera que intenta aproximarse a la de "Session 9", por aquello de estar situada en una gran edificación abandonada que en el pasado albergaba "gente peligrosa". Y no deliro, en lo musical y en el "tempo" es evidente que Franklin Guerrero Jr. tomó nota del estupendo trabajo de Brad Anderson. Sin embargo, todas estas buenas intenciones se ven lastradas por un guión/argumento tan lineal y previsible que, en fin, el conjunto únicamente logra aburrir. Demasiado. Que sí, que cuando hay gore y tal saltas un poco, pero nada que te haga olvidar lo plomizo de la propuesta.
En realidad la única idea potable en "The 8th Plague" es que es un especie de texto escrito en las paredes lo que te convierte en demonio, si cometes el error de mirarlo. Uno de los protas lo sabe y cuando se percata de que la ha cagado, se saca los ojos en un gozoso primerísimo primer plano, repleto de líquido rojo y efectos de sonido asquerosos. Sin embargo, es demasiada poca cosa como para salvar la peli.
Actualmente Franklin Guerrero Jr. está esperando que llegue el 5 de Septiembre para estrenar su nuevo largometraje ¡en salas!, un thriller situado en los años 50. Errrr... ¡no interesa, gracias!.

sábado, 19 de noviembre de 2016

DARK WOODS (BOSQUE TENEBROSO)

El día que la nostalgia de principios de los 2000 sea un mal inevitable (¡que lo será!), y los que entonces eran jovenzuelos comiencen a recordar con cariño los últimos coletazos del video-clubismo, saldrán a relucir esas compañías modestas como "DePlaneta" o "Selecta Visión", por decir un par, que llenaban los estantes de productos de segunda. Justamente "Dark Woods (Bosque tenebroso)" (producción Noruega originalmente conocida como "Villmark"), que fue distribuida por la segunda mentada con una de esas habituales y características carátulas tan sosas y feas como atractivas, encaja muy bien en el grupo. De esta guisa es como yo la alquilé en su día desconociendo lo que me llevaba a casa, y reconozco que tuve algunos escalofríos viéndola. Pasé algo de miedo. Convencido de que era buena en lo suyo, unos años después lié a mi pareja de entonces para verla. Esa vez los dos nos aburrimos mortalmente. ¡¿Qué coño había pasado?!. Hace poco la localicé y me dije, voy a verla por tercera vez y así saco una conclusión definitiva al respecto. Lo peor que puede pasar es que ni me dé tanto miedo como la primera, ni me aburra tanto como la segunda. ¿Que cual es el veredicto?... poco a poco....
Un productor de televisión, que anda buscando al equipo perfecto, se lleva de finde a la montaña
a aquellos que aspiran a formar parte del clan con la intención de crear vínculos y acrecentar capacidades colaborativas. Una vez asentados en una cabaña, comienza el mal rollo entre ellos. Cosa esta que se desmadra cuando acuden a un gran y bonito lago que cae cerca, localizan un equipo de acampada abandonado y el cadáver de una chica hundido en el agua.
A partir de aquí los aspirantes comenzarán a emparanoiarse con, por un lado lo que parece una misteriosa figura que se mueve entre árboles y, por otro, las neuras de su futuro jefe. Al final todo estallará de modo racional, pero no por ello menos melodramático.
"Dark Woods" está ambientada en tan lúgubres como bellos parajes, algo que, quieras que no, hace que se me tenga ganado desde buen principio. Así mismo, se rodó en vídeo de alta definición, cosa que comenzaba a ser normal entonces. La influencia de "El proyecto de la bruja de Blair" es palpable, aunque de un modo más superficial o conceptual si quieren. También aquí podemos hablar de las inevitables pelis de cabañas en el bosque o asesinos entre árboles. ¿Slasher?, no. Tanto no. La influencia que considero genuinamente determinante es nada menos que la estupenda "Session 9" con la que "Dark Woods" guarda bastantes puntos en común tanto narrativos (el conflicto entre los personajes), de estilo (el tempo reposado, la música minimalista, la atmósfera opresiva) como técnicos (ambas están rodadas con el mismo formato y sacan partido de este para dar un mayor naturalismo a las secuencias desarrolladas en la oscuridad). No es una idea la mía para nada descabellada si tenemos en cuenta que en 2015 el director de "
Villmark", Pål Øie, estrenó una secuela tardía que narraba lo siguiente: Cinco trabajadores reciben el encargo de acudir a un manicomio abandonado para limpiarlo de posible material dañino antes de demolerlo. Naturalmente descubrirán que el lugar oculta oscuros secretos. Resumiendo, que Øie no quedó satisfecho con el nivel de semejanzas de la primera parte y pasó directamente al plagio a la hora de abordar "Villmark 2" que no me negarán es argumentalmente idéntica al film de Brad Anderson... y aunque no la he visto, fijo que ese parecido no se limita a la sinopsis. Si algún día me la zampo, serán debidamente informados.
Volviendo a "Dark Woods"... ¿que cual es mi veredicto?, pues justo lo que me temía: No me dio nada de miedo, pero tampoco fue un suplicio verla. Pasable. Lástima porque las herramientas con las que cuenta suelen ser muy eficaces conmigo a la hora del "jiñismo", pero hay algo en ella que me sacaba de la peli... creo que era el doblaje... o tal vez los actores jóvenes, que parecen cromitos y no acabo de conectar con sus personajes. No sé. En cualquier caso se deja ver y no ofende, pero hay que tener paciencia y, no sé, tal vez enfrentarse virgen a la experiencia sea más efectivo si lo que buscas son escalofríos.

martes, 3 de julio de 2012

SESSION 9

La primera vez que vi "Session 9" fue en el Festival de Sitges. No tenía ni idea de a qué me enfrentaba, y me gustó, me impactó. Compré el dvd y desde entonces la habré visto unas cuantas veces más. Incluso se la he puesto a alguna ex esperando que la disfrutara tanto como yo. Aunque "Session 9" no siempre funciona, es de esas películas que te tiene que pillar en el momento adecuado. La penúltima vez me resultó un poco más pesada, sin embargo, ayer noche, la última de momento, fue a través de un inesperado pase en la televisión y me entró cojonudamente bien, puede que incluso mejor de lo que lo hizo la primera vez, en Sitges. ¿Por qué pasa eso?, seguramente porque "Session 9" sea, ante todo, una película de atmósfera, pura y dura, que se toma su lógico y necesario tiempo, un paso este ineludible y obligado si quieres que el público se empape de sus sensaciones. A veces funciona mejor, a veces peor, pero cuando lo hace, es tremendo.
Un grupo de currelas es contratado para limpiar las corroídas estancias de un imponente manicomio abandonado. Pronto, comenzarán a surgir asperezas entre ellos, incrementadas por el extraño comportamiento del patrón y el descubrimiento de nueve cintas que contienen la entrevista con un escalofriante paciente y obsesionarán a uno de los trabajadores. Algo se oculta en el manicomio... pero ¿qué?.
¿Por dónde empiezo?. Existe una palabra en inglés ideal para describir "Session 9", pero que no tiene una traducción adecuada, y es "creepy". Nosotros podríamos decir macabra, angustiosa... pero sobre todo inquietante. A pesar de su reparto realmente cojonudo (David Caruso, Stephen Gevedon, Paul Guilfoyle, Josh Lucas, Peter Mullan y un papelillo para el actor/director Larry Fessenden. La demostración definitiva de que, lo único que necesitas para que una peli de miedo funcione, son buenas interpretaciones. No hay ninguna mujer en un papel relevante, ¿por qué?, sencillamente porque no hacen falta en esta historia), el auténtico protagonista es el fabulosamente siniestro manicomio abandonado, totalmente real y que necesitó de muy pocos retoques posteriores por parte del decorador. De ahí que "Session 9" fuera una de las primeras películas "oficiales" rodada en vídeo de alta definición. Ti West, cuando hizo "The Roost", dijo que la filmaba en 16mm porque era el único modo de recrearse en la oscuridad como algo tenebroso y misterioso. Estoy de acuerdo a medias. El vídeo, que no necesita de excesivas alteraciones lumínicas para funcionar correctamente, es el formato ideal para rodar a oscuras y que no parezca artificial. Cientos de pelis del palo "found footage" lo demuestran. La estética visual de "Session 9" es fabulosa y aporta mucho a su atmósfera. Al ser tan clara y cristalina, le da un rollo que funciona muy bien, especialmente en las secuencias situadas en los más siniestros recovecos del lugar. 
También resulta brillante el montaje. Hay secuencias que realmente funcionan como un reloj gracias a la combinación de planos y sonido (esto segundo es esencial en toda buena muestra de cine de terror, y aquí se lo curran mogollón). Y os diré algo, no soy para nada un obseso de la versión original, pero "Session 9", en su idioma real y subtítulos, gana muchísimo. Primero porque encaja con la naturalidad de los actores, y segundo, porque las famosas cintas que escucha uno de los protagonistas en v.o. son genuinamente terroríficas gracias a esas voces graves repletas de imprevisibles silencios y cambios de tono, acordes a la esquizofrénica personalidad del entrevistado. De cagarse!.
Todavía existe gente que te suelta aquello de "Ya no se hacen pelis de miedo de verdad". Sí se hacen, y se han hecho, "Session 9" es EXACTAMENTE eso. Una peli de miedo, que da miedo y encima está cojonudamente parida a todos los niveles. Ayer noche tuve un buen puñado de escalofríos viéndola. Tal vez el desenlace sea su único punto flojo, pero no importa mucho, porque sigue siendo bueno. De por medio, hay un montón de material para el recuerdo -y el acojoncio- como la visita nocturna que uno de los empleados hace al manicomio y sus terribles consecuencias (¡esas palomas y esa silueta negra!, ¡¡uuughh!!), el paseo que David Caruso se marca linterna en mano por un aterrador y lúgubre pasillo, el niñato jevi -y su nictofobia- huyendo del imparable apagón de las luces, los inquietantes diálogos que el "malo" se marca consigo mismo, la imagen de este con el uniforme de trabajo teñido de sangre..... y la música, la brillante banda sonora IDEAL para una peli como esta y que acentúa muchas de las secuencias más terroríficas, además de contribuir a la intranquilidad general.
Un gran gran trabajo de Brad Anderson, tan grande, que nunca ha sabido estar a la altura de nuevo. Sus siguientes aportaciones se mueven entre lo potable ("El maquinista") y lo muy muy mediocre ("Transsiberian"), aunque con puntuales destellos de inspiración. "Session 9" es su obra maestra, una película genuinamente de miedo, genuinamente inquietante, de pura atmósfera y altamente recomendable.