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sábado, 17 de diciembre de 2016

TIBURÓN, LA VENGANZA

“Tiburón, la venganza” es la cuarta parte oficial de la famosa franquicia iniciada por Steven Spielberg con su grandiosa obra maestra. Le siguió una segunda que, dentro de lo que cabe, no estaba demasiado mal. Luego una tercera en 3D francamente chunguera y, finalmente, esta de la que les hablo hoy y que si no lleva el número respectivo tras el título es por su intención de desvincularse de la entrega precedente. Dicho de otro modo, “Tiburón, la venganza” conecta directamente con “Tiburón 2” y se pasa “Tiburón 3D” por el forro de las pelotillas. Cosas de Hollywood.
El jefe Brody ha muerto de un infarto. De miedo, como dice su esposa, que es la que protagonizará la película por completo. De los dos hijos que tuvieron, uno ha seguido los pasos del padre y es sheriff. El otro, biólogo marino. Una noche el primero acude al mar y, ¡ups!, es atacado y devorado por un tiburón gigante. No puede ser el mismo de las otras pelis porque aquellos murieron, pero sí podría tratarse de un hermano. Un primo. O vaya usted a saber. El caso es que el bicho quiere vengarse de la muerte de sus iguales atacando a la familia Brody al completo. Lo que desconoce es que la viuda no piensa achantarse y se tomará su propia revancha con la ayuda de su otro hijo, un aviador la mar de golfo que le echa los tejos y un negro con rastas muy brasas.
¿Un escualo con consciencia suficiente como para elegir a sus víctimas?. ¿Para cometer venganza?. ¿Procurando siempre que pertenezcan a la misma estirpe?. No deja de ser irónico pensar que lo que en 1987 -año de estreno del film- sonaba descabellado e incluso ridículo, hoy, comparado con todas esas delirantes películas de tiburones que cantan, bailan, vuelan y están hechos de hielo, lava o pasta de boniato, y que gente como "Syfy Channel" tienen el mal gusto de programar, lo que cuenta "Tiburón, la venganza" suena de lo más normal. Incluso creíble. ¡Cómo han cambiado los tiempos, par diez!.
A "Tiburón, la venganza" se la conoce oficialmente como una película "mala pero divertida". Hasta uno de sus protagonistas, Michael Caine, se jacta de que solo la hizo para marcarse un viajecito, cobrar el cheque y comprarse una casa, pero que nunca la ha visto, aunque le han dicho que es terrible.
¿Hay pa tanto?. Hombre, desde luego si la comparamos a la original estamos ante un auténtico zurullo de proporciones épicas. Tirando a aburrida y sin la más mínima capacidad de generar suspense. Cuando el tiburón aparece lo hace como si pasara por allí, sin más, no hay una progresión previa destinada a erizarnos el vello. Mario Van Peebles, el negro de rastas, carga mucho las tintas en su interpretación, resulta realmente agotador. Cuando leí que él mismo se había encargado de escribir sus diálogos, lo entendí todo. Pero tal vez el punto más flojo de la película sea el intento de recrear el momento más tierno y bonito del film original, cuando uno de los retoños Brody imita los gestos de su preocupado padre. No cuela. Igual que no colaba el vuelo de Superman con Lois Lane de la cuarta peli del superhéroe en otro triste intento de recuperar la magia de la primera entrega. Esas cosas no deberían hacerse, son feas, porque le quitan lustre a la película e incluso perjudican al material genuino.
Y no me interroguen respecto al desenlace, absolutamente miserable y absurdo. Por lo visto en un principio era distinto, pero ante los palos que este recibió los productores corrieron a sacarse otro de la manga (y reciclar imágenes de la primera parte) y ese es el que terminó imponiéndose para mayor escarnio de sus responsables.
Pero si hacemos un leve esfuerzo para no tener todo eso demasiado en cuenta, y nos olvidamos un poco de la de Spielberg, lo que queda es un producto mediocre aunque soportable ideal para ver el Domingo por la tarde. Una peliculita de aventuras dirigida por todo un veterano en un momento de escasa inspiración, Joseph Sargent.
En muchos aspectos "Tiburón, la venganza" me recuerda un poco a "King Kong 2". Una de esas maniobras que te preguntas cómo se le pudo ocurrir a alguien y cómo pudo ser tan iluso de pensar realmente que funcionaría. Aún así, probablemente sea bastante mejor que, no ya la del gorila, sino toda la ralea reciente de subproductos con escualo, esos mismos a los que antes hacía alusión. Y es que, al menos, aquí el Señor Tiburón es de goma... y aunque cante como una almeja, siempre resulta más agradable que uno dibujado con el ordenador.

sábado, 17 de septiembre de 2011

LO MEJOR (¿O LO ÚNICO BUENO?) DE "TIBURÓN, DUELO A MUERTE"

Algún día alguien escribirá un libro sobre la imagen del tiburón asesino en el cine, y la curiosa fascinación que provoca. Si no fuera por los putos escualos psicópatas, muchos infraproductores de serie B/Z no tendrían ni para habichuelas. Un ejemplo de los miles que hay es este "Tiburón, duelo a muerte", producción Italiana rodada en USA que en 1990 llevó a término, en funciones productiles (y de director de foto, así como co-director cuando el contratado se las piró), Aristide Massaccesi desde su flamante fábrica de ñordos -salvo por "Aquarius"- "Filmirage".
Me la puse el otro día, creyendo que era otro film (¿"La noche del tiburón" tal vez?)... y lo más sorprendente es que la vi entera. Digamos que es un cruce entre "Cuenta Conmigo" y "Tiburón", sobre unos chavales super-amigos de toda la vida que deciden cazar un tiburón asesino después de que se zampe a uno de los integrantes de la pandilla. Todo ello mezclado con mucho drama de saldo y esas formas tan costrosas que en aquellos años los italianos gastaban cuando pretendían hacernos creer que sus productos eran cien por cien yankees, contratando a maniquíes y robots en lugar de actores. "Tiburón, duelo a muerte" se puede ver... pero te olvidas de ella con un simple estornudo.
Nada destacable salvo dos cosas. Las inevitables imágenes recicladas del Castellariniano "Tiburón 3" y la que ahora les dejo...


En la oficina del sheriff reposa una caja de esas de embalaje, o como se diga, tamaño humano, con un cartel pegado y escrito a mano en el que se lee "Robocop". ¿Homenaje?.... noooo!!!, el fin de la peli es demasiado crematístico como para plantearse un acto afectuoso. Sencillamente figura que los policías de esa oficina son muy amigos de la coña, y esa en referencia al clásico de Paul Verhoeven es una de varias. Sin embargo, me pareció lo suficientemente graciosa y ocurrente como para destacarla aquí... más teniendo en cuenta el mar de mediocridad que la envuelve.
Fin.

domingo, 14 de junio de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "TIBURÓN 2"

Si en este blog fuésemos profesionales -que no lo somos- y tuviésemos el don del oportunismo -que no lo tenemos-, habríamos esperado a la reciente celebración del cuarenta aniversario del "Tiburón" de Spielberg para colgar sus respectivos fotocromos. Pero no, lo hicimos una semana y media antes, más o menos. Por ello ahora intentamos "solventar el estropicio" actualizando la inevitable entrada "fotocromil" dominical con los de la segunda parte, ese "Tiburón 2" dirigido por un señor cuyo sonoro nombre siempre me hizo mucha gracia, Jeannot Szwarc.
Y, como si fuera un abuelo cebolleta, déjenme aprovechar la ocasión para rememorar la simpática anécdota relacionada con el estreno de "Tiburón 2" en Francia. Allí la primera parte se tituló "Les dents de la mer", los dientes del mar. Así que la secuela iba a bautizarse muy lógicamente como "Les dents de la mer, deux", los dientes del mar dos. Pero "mer deux" se traduce en, como decimos aquí,  "mierdoso", y obviamente la palabreja no queda demasiado bien en el título de un blockbuster veraniego. Así que acabaron titulándola "Les dents de la mer, 2e partie". Muy sabios los gabachines.
Tonterías aparte, Alex Gardés, Jeannot Szwarc (¡que gracioso!) y una servidora como representante del staff de "AVT" les ofrecemos los fotocromos "originales de la época" (o al menos los que tenemos) de "Tiburón 2" para que los disfruten solos o en compañía de amantes, amigos, animales domésticos y/o familiares...










martes, 15 de marzo de 2011

EL DÍA DEL COBRA / CRUEL JAWS

Ayer noche me zampé dos italianadas, back to back. Dado que ninguna me hizo vibrar especialmente pero que, al mismo tiempo, tienen los antecedentes necesarios para ser parte de este blog, he decidido comentarlas juntas. Así mato dos pájaros de un cuesco.
La primera es "El día del cobra", thriller con tufo al policiaco americano de los 70 (recuerda muy levemente al rollo "French Connection") dirigido por el mítico Enzo G. Castellari y con protagonismo absoluto del carismático Franco Nero, acompañado de una atractiva Sybil Danning faciendo de disc-jockey y William Berger en un rol escueto. La cosa va de un poli obsesionado en cazar a un mafioso (gay, para más señas) y sus trifulcas para lograrlo. En el proceso, muere su hijo (es padre soltero), lo que le dará más motivos para ser duro con los pillastres. Pues sí, puro italiano de la época (1980) en su estética y su forma (aunque a Castellari no le tiraba tanto el zoom como a sus colegas). Las secuencias de Franco Nero con su retoño son babosas y ridículamente tiernas, muy italiano

todo. Acción hay menos de la que cabría esperar, aunque cuando se deja ver, convence (sobre todo el final, con Nero usando un pico para aplicar justicia a falta de revólver. Un pico de picar piedra, digo). Pero vamos, que en general le sobra diálogo y le faltan hostias y sangre. Visible nomás.
La siguiente fue "Cruel Jaws", tardía (1995) aportación -televisiva!- de Bruno Mattei al subgénero de tiburones asesinos. Aunque, según se mire, y dado cómo este tira hoy en el video-club y la tele por cable, podríamos decir que el italiano fue visionario.
En fin, la historia es lo de siempre, rutina pura. En realidad esta peli es una gran mierda, pero si me he animado a comentarla es por un factor muy curioso: Todas las secuencias de ataque de tiburón están extraídas del "Tiburón 3" del amigo -otra vez- Castellari. Todas. Desde el helicóptero devorado hasta los surfistas atacados. Aquí no falta nada. Y claro, da que pensar... oiga, si "Tiburón 3" (es decir, "L´ultimo squalo") fue una de las estafas más sonadas de su época, aquí podemos decir que nos hallamos ante la estafa de la estafa. Robar a un ladrón, vendría a ser el caso. Joder, si hasta reutiliza las imágenes de archivo de escualos reales de las que se valió Castellari, y comete exactamente los mismos fallos de raccord!!!!. Esas cosas solo podía/sabía/osaba hacerlas Bruno Mattei (que aquí no firma como Vincent Dawn, sino como William Snyder), rodar una peli de tiburón asesino, ¡casi sin mojarse!. Ole sus mediterráneos y enterrados huevos.

lunes, 3 de febrero de 2014

SHARK, EL DEMONIO DEL MAR

La entrañable “Nu Image” – y más desde que “The Asylum  domina el mercado de este tipo de roñas- a principios de 2000 se especializó en películas “de bichos”, siendo siempre los tiburones los amos del cotarro. Así que, escualos venidos del espacio (“Space Sharks”) a parte, la saga que en aquellos años lo petó a nivel videoclubero, fue esta de “Shark Attack”. Esta saga  inexplicablemente, en los USA tiene su éxito y su fandom, motivo por el cual algunas de ellas llegaron a los estantes, ya en DVD, de los últimos video-clubs de nuestras tierras, a saber: “Shark Attack” sería la primera, la segunda sería esta, títulada aquí “Shark, el demonio del mar”, La tercera, de chanante título americano “Shark Attack III: Megalodon” pasaría a llamarse aquí “Terror en el abismo”. A partir de aquí, si a pesar de contener en el título las palabras "Shark Attack" pertenecen o no a una saga oficial, es algo que ya me lia y desconozco. No obstante, la seguiría “Dangerous Waters: Shark Attack” aquí titulada “El ataque de los tiburones”, y a partir de la quinta entrega, tenemos ya locuras como “Malibu Shark Attack”, aquí, “Tiburones en Malibú” y, por fin, y, quizás,consecuencia del exitoso programa de televisión “Jersey Shore”, los productores deciden llevarse a esa zona a los tiburones en “Jersey Shore Shark Attack”… Como ven una saga que no tiene atisbos de llegar a su fin de momento. Como curiosdad decir que la película mainstream "El Arrecife", se la conoció como "Shark Attack: The Reef" y esto me ha hecho arreglar esta reseña, pues estoy tan idiota, que pensé que se trataba de una secuela más de la saga.  El año pasado se estrenó “El ataque del tiburón de dos cabezas” (“ 2-Headed Shark Attack”), que a pesar del título, nada tiene que ver con estas primas hermanas, a pesar del título. Yo, cual pardillo ingenuo, creía que si pertenecía.
Lo que tienen en común todas ellas, es el barato presupuesto y el que son, absolutamente todas, un absoluto coñazo, más malas imposible. Pero creo que la segunda se lleva la palma. Y es que no tenían presupuesto para irse a rodar a alta mar, así que se traen al tiburón agresivo que da título a la película,  a un puerto pesquero en ciudad del Cabo.
Resulta que una manada de tiburonas preñadas tratadas genéticamente, da a luz una serie de tiburones que al crecer, se vuelven tremendamente violentos y se comen al personal. En una de estas que la hermana de una de las víctimas de uno de estos escualos, se persona en la piscina dónde está recluido uno de ellos, que a su vez está siendo estudiado, con la intención  de matarlo, con tan mala suerte  que el encargado de tenerlo allí, no le deja a ella acabar con ese demonio (del mar).
La mala suerte se sigue cebando con nuestros protagonistas, cuando en una exhibición, en un acuario, el tiburón se escapa de la piscina, se vuelve al puerto, y se comerá solo a aquellos que pretenden darle caza.
“Shark, el demonio del mar”, es tremendamente graciosa, pues aquí los Israelíes responsables de “Nu Image”, lejos de gastarse un dólar, deciden solventar las necesarias intervenciones de los tiburones de las siguientes maneras: Imágenes de archivo de documentales, un tiburón de plástico que no da el pego ni para detrás, utilizado en planos concretos C.G.I. de tercera, borroso y en escenas nocturnas para que se note menos lo mal hecho que está, y montar las escenas de acción con planos tan cortos, que nunca consigamos ver nada, eso si, derramando grandes cantidades se sangre en el agua para que intuyamos la masacre. Todo ello muy gracioso.
Si todo este rollo “tiburonil” de cuarta categoría no fuera suficiente, hay que añadir que las mayores cotas de diversión nos las ofrece con su “interpretación” el protagonista, Thorsten Kaye que ahí donde le ven, tan guapete, es incapaz de actuar sin borrar de su rostro ese rictus de estar sonriendo como un “Dirty Fresh” cualquiera (chiste privado), incluso en los momentos más dramáticos y/o de tensión. Así que imagínense un héroe, un caza tiburones en toda regla, con cara de chiste a cada segundo.
Pero no se engañen, aunque todos estos elementos  sean a priori atractivos, la película es mala a más no poder, y lo que realmente abunda son los momentos de diálogos eternos en los que los actores parecen retrasados mentales, y el aburrimiento eterno. Con todo, resulta un título muy curioso de una saga muy, muy curiosa, y de inexplicable (y relativo) éxito.
Dirige David Worth, directorcito de mierdas alimenticias, que cuando no está dirigiendo está cogiendo la cámara en producciones más gordas, y que dentro de esta saga dirigió la siguiente, “Terror en el abismo” y productos sin relevancia alguna ni en este, ni en ningún otro campo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

ADIÓS TIBURÓN

En 1996, ya separados “Martes y 13”, Josema Yuste creía que en solitario se iba a comer el mundo, y para demostrarlo nada mejor que con una película donde lucirse, lejos de esa lacra que para él era el gran Millán Salcedo. Y con el ¿saber hacer? del director de "Maki Navaja, el último choriso", Carlos Suárez, rodó "Adiós Tiburón". Fue un fracaso absoluto y la carrera de Josema Yuste ya no volvió a ser la misma. Lástima que para Millán Salcedo tampoco, aunque este, al menos, mantuvo cierta dignidad dedicándose al teatro.
Es lógico que "Adiós Tiburón" fuera un fracaso; es una película torpe, lenta y cruda, elementos estos que el espectador medio de “Martes y 13” no sabría apreciar de ninguna manera. Además, que las cosas como son: “Martes y 13” era Millán. El otro solo un mero comparsa.
Un bróker, al que le van las cosas de maravilla, decide invertir todo en el laboratorio de un “mad doctor” que ha creado un fuerte fármaco capaz de curar la depresión, con la mala suerte de que palma sin dejar la formula secreta al descubierto, lo que lleva a su empresa a la quiebra. El bróker es despedido y despojado de sus posesiones, y en búsqueda de una solución, acaba en un hospital donde se sucederán toda suerte de situaciones surrealistas.
Bien, antes he dicho que al publico medio obviamente esta película le parecerá un coñazo. Y lo es, es aburrida, Josema fuerza un estilo de humor que no se le da bien, y para colmo de males, imita, impúdicamente, los chascarrillos que hicieran famosos a “Martes y 13” en su día, pero pertenecían a Millán.
Pero a mí, ME HA ENCANTADO, precisamente por todos esos elementos que le hacen ser una mierda, y por las cotas de surrealismo, algunos dirían (en el mejor de los casos) que deudoras de Jardiel Poncela, yo digo que fruto de la casualidad más absoluta, y que consiguen que una película que pretende tener un humor mas o menos inteligente, deje a un lado todo elemento gracioso y termine siendo un producto de lo mas sórdido. Todo ello gracias a la falta de medios. La ambientación por ejemplo. No hay nada más lúgubre que el despacho en el que despiden a Josema, con una mesa de madera y ni un puto cuadro. La iluminación, que yo diría es natural, le da a la película entera un aspecto raro. Está todo oscuro, como si siempre fuera de noche, máxime en las escenas del hospital, que es donde transcurre casi toda la película. Podrían pertenecer a cualquier slasher ochentero, solo que cambiando los acuchillamientos por carreras en silla de ruedas en los pasillos. Vamos, le falta el canto de un duro para producir mal rollo.
No me olvido de la horrorosa banda sonora a base de sintetizador barato, o el tema principal, una canción salsera horripilantemente interpretada por el propio Josema.
En el reparto, además de su egocéntrico protagonista (con cara constante de estar renovando el humor español) tenemos a José Sazatornil en un doble papel, Quique San Francisco, Benito Pocino, Ane Igartiburu (con la voz doblada), Remedios Cervantes (doblada también), el entrañable abuelito Lazaro Escarceller (el del Maki) y a un memorable Agustín González, haciendo de Agustín González, y comparsa de las sandeces sin gracia de Josema.
Una película más rara que un pie, solo recomendable para amantes del cine más extremo, que destila suciedad por cada uno de sus fotogramas, y hay que reivindicar, porque en el fondo, a pesar del olor a mierda, es, en cuanto a trama, formas, maneras, aromas, texturas e intenciones, única en el cine español
.

domingo, 7 de marzo de 2010

DOBLE OBJETIVO

Otra de las innumerables simpáticas ponzoñicas del antimaestro Bruno Mattei (aquí, de nuevo, Vincent Dawn), especialmente obsesionado con dos cosas, el plagio y las "rambadas" (de "Rambo"). La diferencia con, por ejemplo, su clásico indiscutible dentro del subgénero, "Strike Commando", es que "Doble Objetivo" tiene menos gracia... es más insípida, rutinaria... y por supuesto, menos divertida por los motivos equivocados. Es decir, el efecto ridículo está bien presente, pero en un grado menor comparándola a la otra. Yo la vi en tres sesiones, incapaz de soportarla de un tirón (algo que hice en su momento con el "Stalker" de Tarkovsky, ¡ahí es nada!) y luego necesité una dosis de cine "mainstream" para limpiar mi alma.
El gran Miles O´Keefe (más conocido como el "Tarzán" de Bo Derek o el "Ator" de Joe D´Amato y Al Bradley) interpreta a un "John Rambo" de pacotilla, obsesionado en recuperar a su hijo. El gobierno de los USA le hace un trato, lo manda al Vietnam a cumplir no se que misión y, a cambio, podrá llevarse al puto crío a su país. Lo que no sabe Miles, y a nosotros nos la sopla, es que además de vietnamitas, también están metidos los rusos, muy malos ellos.
A ver, lo dicho, aburrimiento total y absoluto. Que sí, que hay momentos para el regocijo... como el saltito que pega un soldado antes de morir por efecto de una granada.... la muerte del malo (cae desde el helicóptero al agua, a una distancia más que prudente, y se supone que palma).. y sobre todo, la aparición de un tiburón que primero ayuda al "Rambito" comiéndose a dos vigilantes y luego le ataca. Esta secuencia, absurda y sin sentido aparente, destaca también porque el 90% de las imágenes del bicho son robadas. Por un lado tenemos el mismo material de archivo que Enzo Castellari usó para su infame "Tiburón 3" y por otro... ¿extractos del mismo "Tiburón 3"?... y si no es de esa, de alguna otra del estilo, fijo.
Completan el reparto Donald Pleasence (¡¡cargante!!), Bo Svenson y algunos de esos actores yankis afincados en Filipinas y que solían prestar cara y músculos a todos los "exploitations" rodados allí, como Mike Monty.
El ahora ya legendario -por las razones equivocadas- Claudio Fragasso ejerce de co-guionista, entre otras tareas.
Produce, como no, "Flora Film"... especialista en que todas sus pelis hagan gala del mismo "look" acartonado y marronoso.
La caratula española es horrible... pero ya que la tengo, la pongo.

lunes, 18 de septiembre de 2023

SHARK EXORCIST

Este verano pasado, a la redacción de varias páginas web de corte generalista comandadas por ineptos y redactadas por vírgenes y deficientes mentales, ha llegado, de forma masiva, la noticia de que “Shark Exorcist” se ha postulado con una puntuación de 1,7 en Filmafinitty —una de las más bajas de su historia—, por lo que, una vez más, tenemos a un montón de plumillas hablando sobre algo de lo que no tienen ni repajolera idea, y concediendo el título de “peor película de la historia” a una cosa que ni tan siquiera han visto, nombrándola precursora de productos mainstream como por ejemplo “Oso vicioso”. Confunden velocidad con tocino y conocen de la misa la media ¡Solo en España, amigos!
“Shark Exorcist”, que el mundo cuñado ha descubierto un poco tarde, no es ni la peor película de la historia, ni precursora de nada. Es sencillamente un SOV más, adscrito a esa moda postmoderna de mezclar conceptos imposibles, en este caso tiburones (ya van 20 años de películas de escualos en pleno delirio) y exorcistas. Con el fin de contentar a cierto sector granudo del fandom, se rueda, de la peor forma posible, un producto para que esos pajilleros flipen y se rían a mandíbula batiente. Todo estudiado y premeditado, sin entender yo del todo la finalidad de tal actividad, ya que dudo que los beneficios de estas películas compensen tal despropósito.
“Shark Exorcist” es “nada”.
Precisamente, dos de los directores más activos en facturar “nada” son viejos conocidos del formato vídeo, dos veteranos como el pobrecico Mark Polonia y el director de esta, Donald Farmer —por otro lado, habituales de este blog. Pinchen en sus respectivos nombres por si quieren conocer más al respecto—.
La cosa es simple y sencilla: El demonio se mete en el interior de un tiburón y se come a los bañistas. Entre posesiones a jovencitas de buen ver que se contonean eróticamente con sus bikinis, que se vomitan entre ellas y planos inexplicables, llega un exorcista sobreactuador que se enfrentará con el tiburón. Y todo por culpa de una monja satánica. Fin de la historia.
Tiene cierta gracia en el fondo. Y es que, para hacer una película mal aposta también hay que valer. Y a Farmer, quizás porque en realidad este “Shark Exorcist” se la pela bastante, o quizás por manazas (se trata de una película mala impostada, pero la dirección de Farmer no lo es) le sale mal lo de hacer mal la película. Entonces logra una cosa medio vanguardista. A eso hay que añadirle que el producto se ha grabado en un solo escenario, es decir, una casa con su respectiva piscina, un poco de césped y una charca, sin embargo está ambientada en la costa, lugar donde ha de operar un tiburón (aunque este parezca que está volando) sin ningún tipo de vergüenza. El CGI con el que está diseñado es el más tirado y barato a sabiendas, porque se está tratando de dar un producto concreto, para un público concreto que quiere de las incapacidades y no distingue cuando estas son auténticas o forzadas. Nada es genuino, todo es vago, realizado con desinterés.
Luego, la película está llena de tiempos muertos y cámaras lentas eternas —flipante la escena con dos jamonas poseídas deambulando despacito dentro de una piscina. Casi fascinante— cuyo fin es el obvio, alargar metraje (igual que los 11 minutos de créditos finales) que son, por lo raro que queda todo, lo mejor de la película.
Entonces, efectivamente esto me puede hacer cierta gracia pero, más allá de eso, se trata de un SOV del nuevo milenio de la vertiente más rastrera (y comercial a su modo), sin garbo, sin alma y sin interés alguno en pleno año 2023. Pero parece que el público "cool" está ávido de películas malas, de otorgar títulos de “peor de la historia” y reírse en comandita mostrando una superioridad moral repugnante que les dura lo que les dura el amor por las películas malas: Un fin de semana, lo mismo que dura el evento en el que las descubren. Pero “Shark Exorcist” me temo que no sirve ni para eso. Gracias al cielo.
Por otro lado, en 2021 sus artífices organizaron un crowfunding con la intención de rodar una secuela. A estas alturas no se si el objetivo se habrá logrado, ni si estarán ya grabando la infamia... ni me interesa, la verdad.

sábado, 17 de agosto de 2013

BAIT (CARNADA)

Siempre he encontrado paradójico (y algo injusto) que se acuse a Steven Spielberg de haber sido el originador de la mala imagen que hoy día arrastran los tiburones en la gran y pequeña pantalla. Aferrándonos a los hechos, esa responsabilidad debería caer sobre Peter Benchley, el autor de la novela -previa, obvio- en la que se basó el genial clásico de más que reconocible y deducible título. Pero claro, la que popularizó el concepto de un escualo que ataca las playas y se zampa a la peña fue la peli, no la novela. Su éxito arrollador todavía palpita a día de hoy y a la larga acabó creando uno de los fenómenos cinematográficos más longevos y -a mi modesto entender- inexplicables de la histeria del séptimo desastre, dicho de otro modo: ponga usted un tiburón asesino en su película, telefilm, direct-to-dvd, corto, lo que sea, y tendrá gente dispuesta a consumirlo, pagar por ello o descargarlo. Pues sí, son cientos y miles las pelis, de todas las categorías imaginables, las que se han parido usando semejante reclamo, por lo que no deja de sorprender que, cuando un país como Australia se decide a hacer una de esas bien comercialotas y pensadas para llenar salas, recurra a un tema tan manido como el mentado, un escualo hambriento de carne humana. ¡¿A estas alturas?!. Sin embargo, y eso igual es incluso más inexplicable, la cuestión es que ¡¡funciona!!.
Tenemos tiburón y tenemos víctimas, el truco consiste en, ¿cómo hacer que todos ellos se encuentren cara a cara y se enfrenten?. Si la idea para llegar a ello es buena, tienes media peli hecha. Y la de "Bait", es buena: Un maremoto tremebundo pilla a una serie de personajes en el supermercado, el agua lo inunda todo y, como era de imaginar, arrastra hasta allí a un enorme tiburón blanco (en realidad dos, aunque en escenarios diferentes). Los humanos tendrán que luchar para sobrevivir a la catástrofe y, claro está, a las ansias devoradoras del animal. Y ya de paso, también a los inevitables conflictos que surgen entre ellos.
Asentadas las bases, lo demás es puro manual, pura fórmula. "Bait" resulta previsible desde los créditos del principio al "susto" del final. Sabes perfectamente qué hará tal personaje, qué hará tal otro, cual morirá, cual no, cual se sacrificará, cual será malvado y egoista, etc, etc, etc... todos son puro cliché, puro estereotipo y, como tales, pagan por ello. Por ejemplo, justo antes de la llegada del maremoto un par de atracadores (uno de ellos de buen corazón) estaban intentando robar y el malo de los dos había matado a una rehén. Algo así no puede quedar impune, ese tio ha de pagar y, además, a lo bestia, devorado en vida por el escualo. Lo mismo podemos decir del pobre segurata (el trabajo más ingrato en el cine de terror o el thriller), el mazas subnormal (que los cineastas disfrutan despedazando... y con razón) o el novio que se interpone entre dos antiguos enamorados. Tiene que morir o no habrá reencuentro, y morirá, sí, aunque en pleno acto heroico (naturalmente, ella no tarda nada en superarlo) y haciendo un poco el ridículo (se fabrica un traje en plan "Robocop" a base de estantes y papeleras. La verdad es que no pude evitar descojonarme con esta parte).
Todo ello condimentado con un poquito de gore molón y, eso sí, efectos infográficos algo chungos, no tanto como una de "Syfy Channel", pero por los pelos. Sin embargo, tiene una explicación. Originalmente "Bait" fue parida como espectáculo 3D, y cuando a una peli así le quitas el relieve, sus trucos informáticos cantan más que una almeja. Lástima. El maremoto (en mi caso, el caramelo de la peli) no está especialmente mal, aunque es demasiado fugaz. Con todo, y a pesar de saber lo que pasará desde el momento en que le das al "play", la peli se lleva bien, entretiene, tiene un ritmo más que aceptable e incluso alguna leve idea original, como la muerte del mentado segurata, macabramente graciosa.
Del reparto únicamente reconozco a Julian McMahon, o el "Doctor Doom" de las pelis de "Los 4 fantásticos". A Dan Wyllie no lo sitúo, pero parece Víctor Israel de joven. Destaca Phoebe Tonkin como la niña rebelde, contestona, con chapas y piercings en la oreja que, pal caso, es rematadamente mona... claro, como la vida misma. ¡¡Adoro el cine comercial!!.
El director se llama Kimble Rendall y esta es su primera peli-peli, aunque como segunda unidad ha participado en cosas del calibre de las dos secuelas de "Matrix", "Yo, robot", "Ghost Rider" o "Señales del futuro". Quien termina destacando en tareas de producción y co-guión es el mítico Russell Mulcahy, el otrora director de títulos de renombre o peso como "Razorback" o "Los inmortales" y que, tras sendos hostiones en taquilla (destacando el de "La sombra") acabó relegado a productos de tercera y casposeces, como "La sombra del faraón", "Resurrección", "Resident Evil: Extinción", "El rey escorpión 2" (un direct-to-dvd) o "Give´em Hell Malone". Un jefe.
¿"Bait"?, sí, vale la pena echarle un muerdo si no eres demasiado exigente.

sábado, 17 de agosto de 2024

STING OF DEATH

Todo comenzó en las páginas de la legendaria "Psychotronic" según maese Michael Weldon. Ahí leí por primera vez el nombre de William Grefé, sorprendiéndome ante un apellido tan exótico, acento incluido, para alguien netamente yanki. Un oscuro director de cine barato de explotación con un dato que sobresalía por encima del resto (tilde aparte), su implicación en las escenas submarinas con tiburón de "Vive y deja morir", la setentera epopeya Bondiana (donde, por cierto, le cambiaron el apellido a Grefe, tal cual... curioso) La idea molaba, filmmaker de segunda -o tercera- categoría con una vida paralela como ¿técnico? en cine "mainstream". Sin embargo, lo más llamativo de aquel reportaje era un cartel publicitario, tan espectacular como solían ser los de su ralea, anunciando una doble sesión con dos films de horror firmados por Grefé, "Sting of Death" y "Death Curse of Tartu".
Y un día, recorriendo uno de los video-clubs del barrio, sección alquileres baratos, me encontré nada menos que con la segunda, titulada acá "La maldición de Tartu". Como solía ocurrir entonces, una intensa descarga eléctrica sacudió mi espinazo. La alquilé sin dudar para, tras consumirla, sentirme tremendamente decepcionado. Sí, era un coñazo de órdago, como buena parte del "exploitation" -especialmente el de los años sesenta-. Solo hubo un aspecto que consideré relevante, el semi-protagonismo de una jovencita Mayra Gómez Kemp, la eterna presentadora del "Un, Dos, Tres". Bueno, y el hecho de que el "Scalps" de Fred Olen Ray -película y director, por entonces, fruto de una enfermiza obsesión... por inquietante que suene- era un remake encubierto de "La maldición de Tartu", que llegué a adquirir en VHS, convencido de su rara condición, pero con el tiempo terminé regalando.
Por todo ello, jamás me interesó consumir "la otra", es decir, "Sting of Death", ni tan siquiera tras leer que el aspecto de su monstruo era patético y confirmarlo mediante algunas imágenes en un dvd-sampler de "Something Weird Video". Hasta ayer.
Gracias a las sucias plataformas de streaming, tengo acceso constante y continuo (o así sería si el Wifi de mierda no fallara tanto) a un catálogo generoso -y gratuito, of course- de roña zetosa, mayormente subtitulada al inglés, que siempre ayuda. Haaaarto comostoy del cine chusco moderno, me ha dado por revisar el añejo, así acabé presionando el "play" de "Sting of Death", casi accidentalmente. Y comenzó. Y, más raro aún, se mantuvo, sin los continuos y desquiciantes cortes del mal Wifi. Me sentí obligado pues a aprovechar la ocasión y pimplármela entera. Sabiendo que, gracias a dios, era cortita.
Una familia se reúne por motivos "festivalosos" en una casa rodeada de agua y pantanos, allí en los Everglades. Se sumarán una panda de universitarios descerebrados. La música bailonga suena alta, y todo va de perlas, hasta que una especie de bicho con pinta de medusa antropomorfa comienza a joder la marrana, llevándose a alguno por delante. Es momento de defenderse y contraatacar.
Lo dije en la reseña de "Shriek of the mutilated" y lo repito right now: resulta curioso aseverar como las fórmulas se mantienen a pesar de la suma de lustros. Igual que ocurrió a lo largo de los ochenta hasta nuestros insulsos días, también aquí los universitarios de rigor son representados como auténticos mastuerzos retardados chillones que solo viven para la fiesta (y, también, interpretados por actores que ya gastan pelos en sus respectivas entrepiernas) Todo ello adaptado a la idiosincrasia del año de producción, 1966, pero sin excesivas alteraciones. De modo mucho más simplista y exagerado. Son, por década y mentalidad, incluso más planos y gilipuertas, sin pizca de humanidad. Aspecto este confirmado cuando, al descubrir la presencia de un personaje atormentado por cierta desfiguración facial, deciden perseguirle, acorralarle y humillarle a lo bestia. No sé qué demonios les dio a finales de los sesenta, y principios de la década siguiente, con eso de meter a un secundario con alguna tara física o mental. Se convirtió en recurso habitual. Lo vimos, una vez más, en "Shriek of the mutilated". También "La noche del terror ciego" contaba con ello. Hasta un film tan respetado como "Suspiria" incluía a uno así en su reparto (y no me refiero a Miguel Bosé... ¡chas-pun!)
Igualmente, común es a todo el cine de explotación recrearse en las féminas y sus sinuosas curvas, siempre dentro de los parámetros morales que se permitían entonces. Hay mucho bikini, mucho culo meneándose y un sorprendente despelote total medio emborronado por un cristal translúcido. Podemos apreciar el tremendo par de aldabas que gasta la actriz. No me sorprendería que su propietaria fuese una "Pin-Up" y/o stripper de la época, aunque ha sido imposible corroborarlo. Que responda al nombre de Blanche Devereaux, como uno de los personajes de la posterior y famosísima serie "Las chicas de oro", no ayuda. En cualquier caso, su ataque y asesinato son pura esencia "trash" (ver galería de imágenes inferior)
La iracunda bestia responsable guarda un semi-secreto que no desvelaré por si, extrañamente, pretenden ver la película. Efectivamente, el diseño/aspecto es absolutamente miserable. Hay cierta justificación narrativa tras ello, pero no tanto. Básicamente se trata de un tipo al que han vestido con un traje de buceo enguarrado, incluidas cantosas aletas para los pies y un flotador en la cabeza cuya intención es parecerse al cuerpo de una medusa. Sus maneras ya eran muy "demodé" en los años sesenta, pero gastan, cómo no, un sutil encanto. Sobre todo si consumen la edición remasterizada con todo esos colorines tan chillones.
Otro de los platos fuertes en "Sting of Death" es la incorporación de una canción de Neil Sedaka en la banda sonora. Tanto como para anunciarlo en los créditos iniciales como si fuese uno de los protagonistas. ¿El truco? que no es ninguno de sus grandes éxitos y, además, en 1966 el tirón comercial del cantante había descendido unos grados. Aún así, nos zampamos la copla íntegra (acompañada de graciosas imágenes del reparto completo bailoteando a las maneras de entonces) cuyos derechos, seguramente, se llevaron un buen pellizco del escueto presupuesto.
Y eso, el "prolongamiento de momentos intrascendentes" es, como todo buen producto barato, algo recurrente. Añadan una eterna persecución por los Everglades y el tramo final, con el héroe bajo el agua dedicando más minutos de los deseados a localizar la guarida del monstruo. Ya saben, la supuesta especialidad de William Grefé quien, por si se lo preguntan, continuó dirigiendo los años siguientes, siempre movido por esa mentalidad oportunista / exploitativa. Tras el éxito de "Willard", la del chaval con capacidad de movilizar ratas a su antojo, sacó "Stanley", cambiando los roedores por serpientes. Y, aprovechando su capacidad para filmar submarinamente escualos, estrenó otro de sus títulos populares al año siguiente del hit "Tiburón", uno muy habitual en videoclublandia, "Mako, el tiburón de la muerte" (obviamente, se supone que Grefé tuvo la idea antes del éxito Spielbergiano, pero no logró el necesario montante hasta demostrarse que dichas bestias interesaban al público. La típica ¿excusa?) A partir de los ochenta comenzó a rebajar mucho el ritmo, básicamente pariendo solo cortometrajes. Pero ahí sigue, vivo y coleando (con lo gafe -Grefé- que soy, me lo tienen muerto pasado mañana) Incluso se ha permitido el caprichazo de actuar para otros directores, como Steve Latshaw (justo en dos películas producidas por su pupilo, Mister Olen Ray) o James Balsamo -si a este podemos llamarle director-.
¡Ah! William es el papá de Melanie Grefe, la gorda y malcarada "Big Edna" de "Porky´s 2".





sábado, 24 de septiembre de 2016

INFIERNO AZUL

En Cataluña tenemos dos cineastas apellidados Serra. El insufrible y odioso, Albert, y el majo y talentoso, Jaume Collet-Serra. Confieso que incluso admiro a este último. El tío quería hacer cine "a la norteamericana" y en lugar de facturarlo patéticamente desde este país, decidió pirarse a los USA y buscarse las garrofas hasta lograr debutar como director de películas mainstream genuinamente Hollywoodienses. Y encima, bastante dignas, sobre todo sus incursiones en el thriller junto a Liam Neeson. Aquí, como era de esperar viniendo de un país de envidiosos, se tardó lo suyo en valorar lo que el amigo Collet-Serra había conseguido. Hasta hoy, que parece que por fin se le comienza a tener en consideración, especialmente tras facturar unos cuantos films de éxito tan entretenidos como eficaces en lo suyo: "La huérfana", "Sin identidad", "Non-Stop" o "Una noche para sobrevivir".
Lastimosamente, tales adjetivos no podemos aplicarlos a la que es su última aportación: "Infierno azul", la historia del acoso por parte de un tiburón hacia una surfista, que se refugia en unos pedruscos que sobresalen del agua. Tratará de sobrevivir a las inclemencias y, por supuesto, escapar, ya que la marea ha de subir y quitarle el poco espacio vital del que dispone.
"Infierno azul" tiene un acabado técnico encomiable. Y las secuencias de surfeo, teniendo en cuenta el nulo interés que despiertan en mí, están muy bien paridas. Mola también la idea del cadáver de la ballena flotante y las primeras apariciones del escualo. Pero, poco a poco, se va adentrando en la más absoluta rutina y, efectivamente, las situaciones y salidas previsibles comienzan a acumularse una tras otra, en perfecto y milimétrico orden. Encima, y a pesar de su intento de ser realista, el "modus operandi" del tiburón resulta poco plausible. En ese sentido, y en muchos otros, era considerablemente mejor la película con la que "Infierno azul" guarda algunos puntos en común, "El arrecife".
Total, que se me hizo pesadita y, en esencia, acabó resultando una pequeña decepción, me esperaba algo un poco mejor viniendo del Sr.Collet-Serra. Eso no significa que haya perdido mi fe en él, desde luego. Veré lo siguiente que haga.
Como colofón destacar el papelito que se marca Óscar Jae-nada  interpretando, cómo no, a un mexicano.

lunes, 27 de octubre de 2008

EL CINE DE AVENTURAS

Visité la biblioteca de mi barrio en busca de lectura cinéfaga. Aquello que, ojeando los estantes, me encuentro con un libro titulado "El cine de aventuras", asín como suena, no demasiado gordo y con imágenes más que sugerentes en la portada: "Terminator 2", "Tiburón", "En busca del arca perdida" y el "King Kong" original. Mola. Me lo pillo y me lo llevo.
Esa misma tarde comencé con la lectura. La introducción no pudo ser más poco prometedora: El autor, Luis Pérez Bastías, advierte que siente más simpatía por el cine de aventuras clásico que por el moderno, es decir, la década de los 80 para acá. ¡Uuuuh!, mal rollo. Y cuando da motivos por esa antipatía, confiesa que se debe a su falta de realismo. ¡¡¿¿Falta de realismo??!!... claro, ahí chocamos del todo, porque ya conocéis me teoría al respecto: si quieres ver realismo, vete a un puto parque a mirar cómo pasea la peña. Teniendo eso en cuenta, no solo se prometía una lectura poco estimulante, sino engañosa, ¡¿entonces a santo de qué ilustrar la portada con films de Spielberg y James Cameron?!, ¡¡que me devuelvan el dinero!!. Suerte que no pagué por leerlo... decidí darle una oportunidad, aunque confieso que tardé un huevo en ponerme (fue la fecha de devolución la que me empujó a hacer el esfuerzo).
Vale, "El cine de aventuras" se lee rápido, el autor se centra en varios géneros y, más específicamente, en las ocasiones en los que estos entran de lleno en la aventura pura: edad media, espadachines, monstruos, catástrofes, selva, desierto, piratas, peplum, ciencia ficción, circo, espías y western. La lista de títulos que ofrece es inmensa, muchas veces de carrerilla y solo se detiene ante lo que considera buenas películas. Lo curioso (y positivo) del caso es que ni todos los films antiguos los considera buenos.. ni todos los modernos malos. Hay que decir en su favor que salva "Terminator" (la uno), "Tiburón" o "Batman Returns". Sin embargo, y tal como prometía en la intro, pone punto y final con una notable reprimenda casi exclusivamente a la saga icónica del cine de aventuras moderno: Indiana Jones.
Sigo sin entender la puta obsesión de Pérez Bastías con el jodido realismo y, lo que es peor, con que los protas han de sufrir, pasarlo mal, estar deprimidos y no ser como superhéroes. ¡¿Pero por qué?!.
Hay que señalar que el libro está repletísimo de cagadas inmensas. Por un lado datos (como decir que Arnold Schwarzenegger interpreta a Batman en el film de la serie en el que hacía de Mr. Freeze u otorgar la dirección de "El hombre de la máscara de hierro" a su prota, Leonardo Di Caprio) y, por otro, títulos y nombres mal escritos, que quizás no sean cosa del autor (igual fue pasado a limpio por otro que la cagó), pero quedan muy feos. Además, toda la parte final centrada en los 80 y demás es muy extraña, pues se reseñan muchas "series B y Z", y se olvidan films más conocidos y respetados... ¿por qué citar "Critters 4" pero no "Critters 1"?, raro, raro. Es como si Bastías hubiese ido al video-club de la esquina, armado con un bloc y un boli, limitándose a apuntar títulos arbitrariamente.

lunes, 4 de julio de 2011

HYSTERICAL

Los Hudson Brothers eran un trío de mediocres comediantes/músicos (algo así como la “Trinca” nuestra pero en yankee) que asolaron los USA durante finales de los 70 luciendo looks de esos tan acordes a su época, mostachos enormes, greñas cutres, pantalones acampanados, cuellos de camisa tamaño Big Mac, etc, etc. Vivieron un éxito efímero, lo que no les impidió participar en un par de pelis, una de las cuales (en la que son absolutos reyes de la función) es esta “Hysterical”. Después de aquello su popularidad comenzaría a descender, aunque actualmente el legado de los Hudson sigue patente en Hollywood gracias a la actriz Kate Hudson, hija de uno de los hermanos, Bill, como resultado de su matrimonio con Goldie Hawn. ¡Lo que son las cosas del corazón en la meca del cine!.
“Hysterical” es, ante todo, una comedia, o mejor una parodia del cine de terror. La historia es lo de menos, ya que habla de la llegada de un escritor con problemas de inspiración a un pueblecito maldito por la presencia del fantasma de un farero (el inimitable Richard Kiel, el Tiburón de las películas de James Bond con Roger Moore) y su amante asesinada (Julie "Catwoman" Newmar). De por medio tenemos a dos “investigadores de lo paranormal” que acuden esperando desentrañar el misterio. Hasta ahí todo normal, pero la continua sucesión de gags idiotas o, ya directamente, la apabullante alusión a pelis del género (“El Exorcista”, “Tiburón” –por cierto, el actor que interpretaba al estresado alcalde en aquella, Murray Hamilton, repite papel aquí-, “Viernes 13”, con el tonto del pueblo que no cesa de soltar lo de “Estáis predestinados!”, “Poltergeist”, cualquiera de zombies...) y no tan del género (“Taxi Driver”, "El estanque dorado" o “En busca del arca perdida”, con los investigadores de turno disfrazados de Indiana Jones) hacen de esta peli un divertimento a base de humor extremadamente chorril (ver la secuencia de Drácula –interpretado por el actor de comedia Charlie Callas, habitual de Mel Brooks- para hacerse una idea) que, por lo menos, te entretiene durante sus 90 minutos. Curiosamente, en su momento se vendía como "para todos los públicos", aunque los chistes picantes y los tacos andan a sus anchas.
La película incluía un número musical con zombies bailoteando, finalmente extirpado. Sacro error, de haberlo dejado se habrían adelantado al famoso "Thriller" de Michael Jackson. Anda disponible en youtube.
No puedo resistirme a mencionar algunas joyas, tales como la escena del exorcismo, la absurda idea de que el proceso de transformación a no-muerto incluye que se te pongan las cejas blancas, se te suba el cuello de la camisa y digas “Me impogta un cagajo” (¿!!?), la cena durante la que el prota va siendo poseído poco a poco o, cómo no, la divertida canción que los hermanos Hudson improvisan delante de los zombies porque, dicen, “La música les amansa”.

¿A que te mueres por verla?.


Para ilustrar la reseña he puesto el cartel que veis porque me encanta... pero si somos justos, este que hay aquí debajo (escaneado de mi flamante VHS) fue con el que se la conoció durante su fugaz estreno (y su periplo videográfico). Y también mola, claro.


lunes, 18 de octubre de 2010

SHARKTOPUS

Podría soltar aquí la trola de que me he zampado "Sharktopus" en Sitges 2010, presentada por su flamante productor, Roger Corman. Pero no, la verdad es que solo es coincidencia que la haya visionado justo ahora, aún calentito su pase por el festival (by the way... si me equivoco que me corrijan, pero en teoría Corman -maestro- y Joe Dante -pupilo- se han encontrado este año en Sitges, ¿nadie lo ha documentado?, ¿nadie dice nada?, ¿acaso hay mal rollo entre ambos?... AVT, la prensa rosa del fandom!). De todos modos, lo realmente interesante de este películo no está en sí mismo, sino en lo que representa, lo que le rodea, lo que significa.
Es evidente que el mercado del cine de género de bajo presupuesto, llámenle serie B o Z, está repleto de buitres. Buitres con corbata que esperan la mínima oportunidad para beneficiarse. Para sacar tajada. Si todo dios echaba pestes de "The Asylum" porque plagiaban a los grandes -y no tan grandes- estudios, las tornas dieron un giro completo cuando estos tuvieron un HIT con la cacareada "Megashark vs Giant Octpus". A partir de ese instante, todas las compañías de parecido nivel adquisitivo se percataron de que, si producir caspillas de tiburones y otros bichos agigantados ya era beneficioso, más lo sería adornarlas con una buena dosis de delirio. Exagerando el tono al máximo. Así pues, al poco de que el mega-tiburón y el pulpo gigante la armaran en el media, comenzaron a surgir una imparable ralea de films de temática parecida, todos ellos con títulos igual de llamativos y rimbombantes y con el padre de los exploiters modernos a la sombra, Roger Corman (más?, "Dinoshark", "Dinocroc vs. Supergator", etc...).
Así pues, "Sharktopus" nos presenta la historia de un tiburón creado genéticamente cuya mitad son los tentáculos de un pulpo. El bicho, controlado desde un ordenador por sus padres, se libera del encierro y se las pira a la playa de México, donde es barato rodar y hay un montón de bañistas dispuestos a ser devorados (aunque la peli tiene sus dosis de gore, este resulta altamente artificial -ese CGI!- e inofensivo). La hija del científico -noooo!- y el guaperas de turno -noooo!- le harán frente. Pongan a un rostro tan televisivo como el de Eric Roberts en el reparto y, ¡alehop!, tienen el plato perfecto.
Todo es típico de una producción Syfy Channel en "Sharktopus", su estética plana, sus efectos especiales informáticos ultra-cutres y cagadas varias (chica que grita con la boca cerrada!!). Hay un cameo impagable del mismo Corman, en el que le vemos observando el culo a una bañista. Esta, que previamente ha encontrado una vieja moneda con un detector de metales, es devorada por sharktopus... ¿y que hace el amigo Roger?, mirar tranquilamente cómo se la zampan, coger la moneda, morderla y guardársela todo feliz, ¡ja ja ja!, maravillosa auto-coña, que, como pasaba en su cameo de "Aullidos", vuelve a jugar con su fama de pesetero. Ahí tenemos una de las cosas buenas de "Sharktopus", que no se toma en serio a si misma, sin por ello recurrir al humor fácil y obvio. El director intenta dotar a su peli de mucho colorido, alegría y ritmo, y aunque apunto está de conseguirlo, finalmente se queda en "una más"... aunque, eso sí, quizás un pelín menos aburrida que de costumbre.
Detalle fricoso: Accidentalmente he descubierto a Brent Huff en un papel minúsculo. Este señor, a finales de los 80, protagonizó algunas películas de Vincent Dawn/Bruno Mattei, tales como "Cop Game" o "Serpiente Sam", ¡ahí es nada!.
En su pase por Sitges 2010, hubo dos cosas que llamaron mi atención. La propia organización del festival, mediante su periódico oficial, ortogaba a "Sharktopus" unos atributos auto-paródicos y delirantemente conscientes que, opino yo, no tenían sentido (aparte de que es evidente que productos de esta calaña no suelen pasarse a lo grande por festivales de cine, y en este caso hicieron una excepción por la presencia de Corman, porque de otro modo "Sharktopus" hubiese ido directo a "Brigadoon", el apartado vídeo del festival). Sí es verdad que, como decía antes, hay cierto sentido del humor y que Corman sabe donde se mete, pero el modo en que lo hace/n queda bien lejos de los guiños, auto-homenajes o referencias "cool" propias de, por ejemplo, Tarantino/Rodriguez. Porque, antes que satisfacer egos o a una audiencia selecta de fans, el verdadero interés de los perpetradores de "Sharktopus" es contentar al público más básico, más masivo, y sacar tajada en el proceso. No se intenta regalar los ojos al aficionado a las cult-movies, sino al señor que pone "Sharktopus" como podría haber puesto cualquier otra cosa, y al que le dan igual Corman, las monster movies de los 50 o si los efectos son CGI o no. Es decir, no estamos ante cineastas que juegan a ser directores de serie B y exploitation, estamos antes cineastas genuinamente de serie B y exploitation que ni pueden, ni quieren, perder tiempo con homenajes o referencias, van a lo que van.
Esto me lleva a la "otra cosa" que llamó mi atención durante el festival, y es que un chaval, un aficionado al cine de terror y etc, se quejaba de que la peli era aburrida y que le hubiera gustado ver, al menos, un tentáculo de goma, algún elemento camp o retro. Por un lado decirle al colega que la próxima vez se fije más, porque, aunque los FX en la peli son un 95% de ordenador, sí hay leves apariciones del elemento látex. Por otro, animarle a que vea más productos del estilo y se percate de que TODOS SON ASÍ. Podemos aplicar a esto la misma teoría antes expuesta. A ningún productor moderno le interesa recurrir al efecto camp retro-cutre del monstruo que huele a disfraz de caucho, él busca el máximo parecido posible -con sus medios- a los efectos que se gastan en Hollywood. Es decir, la exacta filosofía que tenían esos mismos perpetradores de B-Movies en los años 50. Es el paso del tiempo y la frivolidad de la platea moderna la que otorga a esa clase de cine su rollo socarrón, entrañable y risible, pero en aquellos tiempos, como ocurre hoy día, los productores de segunda/tercera no buscan el chascarrillo referencial y el guiño de complicidad aposta. Son más honestos y peseteros que eso.
¿A que nunca hubieráis pensado que un film como "Sharktopus" diera para deliberar tanto?... esa es la grandeza de AVT, amiguitos.
Por cierto, que podéis verla si no tenéis nada mejor que hacer... pero vamos, sin prisas.

jueves, 26 de abril de 2012

SPACE SHARKS

Una película mas, de las muchas que hacía la “Nu image” (antes de que su filial para cine, “Millenun film” encontrara la formula de la dignidad) sobre tiburones asesinos.
La gracia aquí está en que el comportamiento de los tiburones(no mas agresivos que el de TIBURÓN), viene dado a que una nave espacial pilotada por dos aliens de distintas especies (¿) cae en la tierra, hundiéndose en el mar. Y a partir de ahí los tiburones se papean al personal.
Obviamente, la peli es mas mala que pegarle a un padre con un calcetín sudado, aun así yo ya la he visto dos veces (pero no creo que lo haga mas) porque a fin de cuentas entretiene. La primera vez mas que la segunda, eso si.
La peli lleva una estructura básica de parloteo/tiburón-papeandose-a-un-menda que bueno, no sorprende a nadie, y el delirio espacial del principio, con sus navecitas y sus extraterrestres, pronto se desaparece para convertirse en una peli de tiburones de lo mas convencional.
En el reparto, el televisivo Corin Nemec, la recauchutada Vanessa Angel, que después de saborear las mieles de Hollywood en VAYA PAR DE IDIOTAS, se ha estancado en productos de tercera, y además, aunque aun está de muy buen ver, con los años ha perdido mucho. También tiene un papelillo un habitual del las películas de serie b , Corbin Bersen (EL DENTISTA). El director y productor, como no podría ser de otra manera es Israelita Danny Lerner que también ha rodado las sagas de SHARK ATTACK, OCTOPUS , SPIDERS, CROCODILE , SHARK ZONE y SHARKS IN VENECIA ( te cagas por las patas abajo). O sea, que lo de este pollo son los bichitos, con especial fijación por los tiburones. Además, reseñar que ha escrito los guiones de AULLIDOS 4 y DISASTER¡
A nivel chungo, en la peli destaca alguna imagen de archivo de tiburones y poco mas. Mas mierda Israelita, para que se la coman los Yankies .
Obviamente, el delirio de este producto se queda ya en un rinconcito, pues ahora este típo de mierdas, son más bien cosa de “The Asylum” o “Tomcat films”, productoras estas orgullosas de su condición de “Exploiters”. Al fin de al cabo, “Nu Image”, el verdadero equivalente a la “Cannon” de la época, aspiraba a hacer films de verdad, y ahí andan con Stallone, Antonio Banderas, Morgan Freeman y demás entes Mainstream.

lunes, 18 de julio de 2011

EL ARRECIFE

Nunca dejará de sorprenderme el tirón que aún a día de hoy tienen los tiburones en esto del cine. Da igual si están en un cutre-telefilm o en una cosa así como de más calidad, al final su intrínseco atractivo sigue siendo el gancho de cara a la audiencia. De hecho, ya está en camino una peli del tema filmada en 3D, dispuesta para las plateas más adolescentes y menos exigentes del mercado "mainstream". Vamos, que la cosa tiene pinta de que no se va a agotar así como así. Sin embargo, el caso que nos ocupa se aleja un poco de esas pelis tirando más a chorras, enfocándolo desde una óptica hiper-realista y dramática... y es que a fin de cuentas, está basada en hechos reales.
Un grupo de amigos se van de vacaciones en un yate. Son adultos e inteligentes, así que nada de chillidos de aprobación, radio-casete soltando graznidos, birras, ni gilipolleces mil, ¡graziaz zeñor dioz!. Total, que la embarcación sufre un accidente y se hunde. El grupo -menos uno de ellos- decide nadar 10 millas pues asegura el experto que hay un islote. El problema, cansancio aparte, es que en el camino se toparán con un escualo tirando a hambriento.
El director, Andrew Traucki, ya venía de currarse algo parecido, pero cambiando tiburón por cocodrilo ("Black Water"), así que por lo visto el tema le va. En "El arrecife", producción Australiana que inevitablemente -por forma, estética, historia e intención- recuerda bastante a "Open Water" y "A la deriva", no esperéis salidas de tono, exageraciones, gore a tutiplén ni escualos gigantes que cantan y bailan... como decía, aquí se apuesta por el realismo más atroz (a lo que ayuda mucho la manejabilidad del vídeo, formato en el que está rodada la peli) y el puro drama a base de suspense. Hay que reconocer que el dire logra unos cuantos momentos genuinamente tensos/inquietantes/intensos partiendo de los pocos elementos con los que cuenta, y una banda sonora sutil pero eficaz. Además, el tiburón sale lo justo y necesario... y aunque creo que hay algun instante de CGI, es tan poca cosa -y está lo suficientemente bien parido- que no molesta nada. En general la peli destaca por su tremenda sobriedad, nada falta y nada sobra, y el desenlace es de esos que a mi me gustan. Aquí se termina la historia, no hay más. Fin.
Resumiendo: me moló mucho y me entretuvo a tope.

lunes, 30 de octubre de 2023

BACALHAU

Parodia brasileña a cargo del director de corte popular que más espectadores ha llevado a las salas de su país con las películas de la saga de “Os Trapalhoes”, Adriano Stuart, que, rodada corriendo y a toda prisa, trataba de capitalizar el éxito internacional de “Tiburón” de Steven Spielberg. Apenas hay unos meses de diferencia entre los estrenos de una y otra. Y, por supuesto, un cachondeo brasileiro como este se saldó con un mega éxito de taquilla en el país de la pornochanchada.
La cosa no dista mucho del argumento de la película de la que se mofa: Un extraño pez anda suelto por la playa comiéndose a los bañistas. Un experto llega a la conclusión de que se trata de un bacalao de Guinea, una especie voraz y carnicera, así que las autoridades contratan a un pescador cojonudo con el fin de que se cargue al maldito pescado. Aunque no todo saldrá según lo previsto…
“Bacalhau” es tan oscura y sórdida como cualquier porno brasileño de la época. Teniendo en cuenta eso, la película se compone de una sucesión de gags de carácter muy local, donde predominan las presencias de mariquitas enloquecidos (que les encantaban a los brasileños en los 70 y 80), chistes verbales incomprensibles para el hispanohablante y, al igual que en la de Spielberg, a la hora de mostrarnos a la bestia se sugiere más que se enseña. Entonces, el bacalao que da título al film aparece en contadas ocasiones, eso sí, cuando lo hace, vemos un muñecajo de porexpan al que se le ve la etiqueta de “Made in Ribeirao Preto” —recóndita localidad costera sita al sur de Sao Paulo— y que, cuando ataca a sus víctimas, devuelve un esqueleto totalmente limpio, como sacado del aula de anatomía. Y ese es el cenit del humor de “Bacalhau”. El resto, un vodevil con toquecito picante de los de toda la vida, y excesivo mal gusto.
Con casi dos horas de duración, el visionado se torna poco menos que insoportable, pero se entiende totalmente el éxito de la cinta en su país de origen, porque ese tipo de explotación es de un carácter muy latino. Los italianos lo hacían constantemente y nosotros, los españoles, también (sirva como muestra, por ejemplo, “El E.T.E y el Oto” de los Hermanos Calatrava). El film estaba concebido para sacar los cuartos de los espectadores durante el tiempo que durase el tirón de “Tiburón”. Después de hacer caja, el producto era lo de menos. Quizás por eso durante lustros “Bacalhau” fue una película ignota y difícil de localizar, por la poca distribución que hubiera podido tener después de su estreno, pero, en pleno 2023, todo, hasta lo más oscuro, acaba apareciendo siendo compartido en Internet, y “Bacalhau”, no puede ser una excepción. Aunque sea en un ripeo de VHS costroso en el que no se ve absolutamente nada si es de noche.
En cuanto al director de la película, Adriano Stuart, es ya un viejo conocido de "Aquí Vale Todo"; hablamos de él en las reseñas de “Fofao, a nave sim rumo” y “Bruce Lee vs. Gay Power”. Un artesano brasileño especializado en películas infantiles y comedias que, sin ser en absoluto un virtuoso, daba con la clave del éxito. Ejerció las veces de guionista para el mítico José Mojica Maríns en “Exorcismo negro”, y participó como actor tanto en esta como en “Encarnacao do Demonio”. Al margen, su nombre aparece acreditado en distintos oficios del cine en infinidad de productos locales. Tiene también papelito en la misma “Bacalhau”.
No puedo recomendar bajo ningún concepto esta película, a no ser que sea por motivos arqueológicos y/o antropológicos. Además, el portugués, aunque se entiende bastante bien, es uno de los idiomas más feos que se pueden escuchar. Hace daño a los oídos.
El cartel, no obstante, es de lo más cachondo y "salao".
¡Y poco más!.

martes, 27 de enero de 2009

ALIEN 2

Hablemos de cine italiano de horror de los 80. Mmmmh! que entrañable, ¿verdad?. Centrémonos en las secuelas bastardas de éxitos mainstream que esta gente eran especialistas en fabricar. Realmente, en el cine italiano de la época abundaban los plagios temáticos, pero las continuaciones no oficiales eran menos... podemos citar "Zombi 2", "Patrick vive ancora" o este "Alien 2" (no olvidemos que el "Tiburón 3" de Enzo Castellari fue idea del distribuidor, en Italia y otros países del mundo se la conoce como "El último tiburón").
El caso es que, a pesar de tratarse de una obvia serie Z, y de la malísima prensa que tiene en todas partes, yo la considero una de mis favoritas. ¡En serio!. Da la casualidad que habré visto ya "Alien 2" unas cuantas veces, y cuando termina siempre me deja el mismo regusto positivo. A ver, soy consciente de sus muchísimas limitaciones, claro, y de su ritmo a veces dolorosamente pausado, pero no se, ¿que quieren que les diga?, conmigo funciona. Tal vez se deba a que la falta de medios era tal que los autores se vieron obligados a moderarse mucho, y les quedó un film muy muy sobrio y coherente en su forma. Por ejemplo, las secuencias de efectos especiales son pocas, pero precisamente por eso, resultan muy llamativas. Sus trucajes son rudimentarios, pero perfectamente efectivos.
Un grupo de espeleólogos se dirigen a explorar una gruta al mismo tiempo que los astronautas de una misión especial desaparecen de la cápsula que, supuestamente, debería haberles devuelto a la tierra. Pronto, el suelo comienza a estar infestado de unas extrañas piedras azules. En una parada para necesidades imperantes, uno de los integrantes del grupo coge una de dichas piedras y se la guarda en la mochila. Poco sabe el que, ya bajo tierra, esta comenzará a palpitar y acabará expulsando una horrible forma de vida que les amargará la excursión.
Como toda producción de su estilo, el gore es notable, aunque sin llegar a los excesos de Fulci. Además, está tratado con imaginación y mucho gracejo. Por ejemplo, mi escena favorita es aquella en la que la cámara hace un tranquilísimo travelling al cuerpo tumbado de una víctima, empieza por sus pies, va tirando, tirando, hasta llegar a su cabeza, nos fijamos en su rostro y vemos que palpita. De pronto, de su ojo, aparece una extraña masa de carne. No se que dirán los demás, pero a mi es este un momento que me encanta (incrementado por la extrañísima banda sonora, tan cutre como ideal). Vamos, que las limitaciones de "Alien 2" le hacen un gran favor. Todo lo contrario que el título. En realidad, y como ya habréis deducido, el parecido entre este film y el de Ridley Scott es prácticamente nulo... comprendo que, por cuestiones de taquillaje, llamarlo "Alien 2" sería un acierto, pero la verdad es que reducir el film a la condición de plagio es una cagada, ya que, irónicamente, en realidad ofrece aspectos más originales que la mayoría de producciones Italianas de la época. De hecho, podría decirse que se adelantó a "The Descent" y, en cierta medida, a las mutaciones que el invasor produce sobre el cuerpo humano de "La Cosa" (aunque desconozco si estas iban detalladamente descritas en el relato original que inspiró este film y su añejo precedente).
Centrándonos en el personal, el único nombre que destaca es el de Michele Soavi, el legendario director de "Aquarius" y "Mi novia es un zombie", quien antes de dar el salto tras las cámaras, tuvo el honor de intervenir como actor (y técnico) en la gran mayoría del horror producido en su tierra. Destacamos también a la actriz protagonista, Belinda Mayne, básicamente por su atractivo y por esas tetas de órdago. Y el productor y co-director, Ciro Ippolito, quien figura en los créditos como Sam Cromwell... ¿por qué los seudónimos de los Italianos cantan tanto? (el otro co-director contratado fue Biagio Proietti, fulminantemente despedido tras varias semanas de peleas constantes entre él e Ippolito), con una carrera bastante completa, pero sin nada destacable salvo el título tratado.
"Alien 2" no es un plato para todos los gustos, eso fijo, pero a poco que sientas nostalgia de aquellas carátulas rechonchas y rojas de José Frade, del inconfundible look de aquellas pelis (en realidad en ese aspecto eran TODAS exactamente iguales), de los seudónimos, de la maravillosa dejadez de sus realizadores (en el caso de "Alien 2", buena parte de su metraje está rodado con contundente cámara al hombro), del gore artesano y etc, etc, creo que entonces podrás gozar de ella tanto como yo.

lunes, 25 de julio de 2011

BARRACUDA

Wayne Crawford es un personaje tan curioso como interesante, un actor que cuando ejerce funciones protagónicas, gusta también de aplicarse en otros apartados creativos, tales como guionizar o incluso dirigir, cosa esta que ha hecho en siete ocasiones. Entre sus vehículos para el auto-bombo destacan "Jake Speed, la aventura de África" (peli que me fascinaba de jovenzuelo y que estoy a la espera de recuperar con fines repasativos) y esta "Barracuda", exploit absoluto y descarado del "Tiburón" Spielbergiano surgido cuando más demanda había, 1978. Yo la vi siendo chaval (además, me suena que en pantalla grande), y de ella solo recordaba una escena. Por eso mismo me hizo mucha ilusión localizarla hace un par de días y tenía unas ganas tremebundas de revisarla. Hecho ello, paso a escribir la sarta de tonteridas que siguen...
En un pueblo costero comienzan a aparecer cadáveres de buceadores por todas partes. Resulta que las barracudas, peces en un principio inofensivos para el hombre, se han vuelto tarumbas y atacan a la peña. Un joven biólogo, que es el terror de las nenas, está convencido de que la culpable es una fábrica que contamina el agua. Con ayuda del sheriff, hará todo lo que esté en su mano para poner fin al putiferio.
Bien, una de las supuestas virtudes de "Barracuda" es que los autores eran conscientes de que con sus limitados medios, sería mejor táctica darle un papel secundario a los peces asesinos y centrarse en los personajes humanos y las trifulcas con un implacable gobierno decidido a ocultar sus fallidos experimentos. Así pues, si hasta mitad de peli las barracudas se lucían más bien poco, de ahí al final directamente desaparecen y todo se centra en el lado "conspirativo" de la movida. Lástima que tan loable intento termine convirtiendo al resultado final en bastante plomizo, casi telefílmico. Vamos, que "Barracuda" es un rollito, a pesar de un desenlace tan inesperado como efectivo y chocante, de su simpático regusto setentero, de la famosa secuencia que guardaba en mi memoria desde que la viera de chaval (la moza que encuentra la cabeza decapitada de un buzo, dentro de su traje de inmersión) y, ¡¡ojo al dato!!, la presencia actoral de William Kerwin. ¿De quién?, bueno, es posible que te suene más con su otro nombre de guerra, Thomas Wood, de cuando protagonizaba los delirios sangrientos del mítico Herschell Gordon Lewis, delirios como "Blood Feast", "2000 Maniacos" o "A taste of blood".
Resumiendo, que una penica... "Barracuda" podría haber sido bastante mejor... y se queda en un producto muy regular de esos de ver y olvidar en tiempo récord.

domingo, 31 de mayo de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "TIBURÓN"

Hoy nos vestimos de gala para introducir los fotocromos originales de la época de este indiscutible clásico de Steven Spielberg. Por su condición nunca hemos hablado de ella, pero sí de sus imitaciones, exploitations y de todo lo que tuviese un escualo en la trama.
Como siempre en lo que se refiere a fotogrumos dominicales, dar las gracias a Alex Gardés por su generosity al prestárnoslos.

¡"Jaws" tardan en verlos!...