Resulta que en plenos años 90, al propio Vitali, cuya
carrera peligraba con derrumbarse, pensó que lo mejor que podía hacer era
volver a ponerse en la piel del personaje que más fama le había dado a niveles,
incluso, internacionales –con permiso de “Amacord”- que no es otro que Jaimito
(Pierino para los italianos). Para ello, retoma la saga que tan bien dirigió
Marino Girolami y sin cambiar ni un
ápice la formula y la estructura de las dos películas precedentes, le dan la
dirección del proyecto al artesano director especializado en comedia Mariano
Laurenti (“La profesora y el último de la clase”, “Jaimito y la enfermera arman
la guerra en el hospital”, en definitiva, “Sexy movies” Italianas) quien se
ciñe a lo que se hizo con las otras películas. Entonces, tenemos la típica sucesión
de chistes populares filmados como grueso de la película, que van hilados por
un mínimo argumento que le da “coherencia” al conjunto. Así, tenemos a un
Jaimito ya entrado en años al que, tras su fracaso en el mundo laboral, decide
volver al colegio a sacarse, aunque sea, el graduado escolar. Por otro lado,
hay unos problemas financieros con el restaurante de su padre y, por si esto
fuera poco, recibe una llamada del estado para incorporarse a filas, porque
tiene ya la edad de hacer la mili.
Hasta ahí todo bien, tenemos lo que se espera de una
película de Jaimito, del Jaimito de Vitali. Lo que pasa es que la película,
salvo por el personaje de Jaimito, no tiene nada que ver con la saga. Digamos
que transporta al personaje a un universo distinto al de las películas
anteriores, esto es; que su familia es
la misma, mamá, papá, y hermana, pero son otros personajes distintos a los de
las otras películas. Por otro lado, en vez de tener abuelo, tiene abuela. Y
aquí viene el dato raro: la abuela es la misma que la del Jaimito de Umberto Lenzi “Jaimito va a la escuela”, que no
era el oficial – no era Vitali, sino, Giorgio Ariani quien interpretaba al
retarder- o sea ¡que retomamos con
Vitali, en el rol del Jaimito clásico, el universo del Jaimito exploitation,
pero usando elementos del Jaimito oficial! ¿Me explico? Es que todo el tema de
Jaimitos, es un lío de pelotas.
Además, si el resto de películas de Jaimito transcurría en
una ciudad indefinida, esta transcurre claramente en Roma, y vemos su coliseo,
sus ruinas y demás símbolos icónicos de la ciudad.
Por lo demás, lo mismo: Jaimito puteando a los profesores,
Jaimito enamorándose de la suplente, Jaimito con el niño –otro niño- para
arriba y para abajo. Pero el principal problema de este “Pierino torna a
scuola”, es que repite muchos de los chistes que ya hemos visto en las películas
anteriores. Esto, en los años 90, ya no tenía lugar en los gustos del público
italiano, por lo que la película fue un fracaso estrepitoso, que mermó más de
lo que ya de por si estaba la carrera de
Vitali.
Así que esta película es el gen de “Pierino Stecchino” de
Claudio Fragasso, cuarta y oficial, parte de la saga, aunque no lo parezca.
Resulta que tras el fracaso de “Pierino torna a Scuola”,
Vitali quiso reponerse, y para ello contó con el equipo de producción de la
anterior película, contrató a Fragasso, y con una jeta tremenda, no se le
ocurre otra cosa que plagiar la película de moda de la comedia Italiana en
aquellos años “Johnny Palillo” de Roberto Benigni ( o lo que es lo mismo
“Johnny Stecchino”) y titularla “Pierino Stecchino”, se ve que en la película
se mete a Jaimito en una trama parecida, sin respetar en absoluto el universo
de Jaimito. Antes de que la película se estrenara, Benigni se enteró de que le
estaban expoliando las ideas y les
demandó. Ganó el litigio, por lo que el juez sentenció que esa película,
“Pierino Stecchino” no podía ver la luz jamás, y hasta ahora permanece inédita.
Así que los esfuerzos de Vitali por volver a ser lo que fue en los ochenta,
fueron en balde y su carrera no volvió a ser la misma. Fascinante.
En cuanto a “Pierino torna a Scuola”, evidentemente, se
trata de la peor de la saga, que si las dos primeras tenían su gracia, lejos de
ser algo parecido a buenas películas, esta es directamente, una basura tremenda,
la consecuencia de las ansias de fama de un actor que en un momento de su
carrera la tuvo, y por lo tanto una película que no debería existir. Es un
coñazo insoportable.
Claro, que me gustaría poder ver la de Fragasso…