lunes, 28 de noviembre de 2016

EL EXTRAÑO

Con cierta reticencias, pero, eso si, alentado por las buenas críticas que le precedían, los premios en Sitges, y el entusiasmo general del público, me dispuse a ver “El Extraño” un tanto apesadumbrado por el mero hecho de tratarse de una película Asiática de corte autoral, de ritmo lento impostado y de dos horas y media de duración. Ya había leído algo sobre las bondades del director, Hong-Jin Na y su anterior película “The Yellow Sea”, pero nunca suscitó un interés real en mi persona. Así que digamos, que hice una excepción con “El Extraño” por todo esto que cuento, y por el empeño que tenía mi señora en verla.
Cuenta la historia de un pueblecito de algún lugar de Corea en el que comienzan a sucederse una serie de asesinatos extraños y brutales. Un par de policías locales de lo más patanes, los apestados de cuerpo, deciden investigar un poco por su cuenta y riesgo, llegando a la conclusión de que estos hechos ocurren desde que está por allí pululando un viejo Japonés. La cosa se complicará cuando descubran, por un lado, que este Japonés tiene en una especie de guarida fotos de las víctimas, y por otro, cuando el protagonista descubra que su hija parece estar poseída por un espíritu maligno. Un chamán contratado con el fin de sacar a este espíritu, acabará de complicar las cosas.
Pues no está nada mal esta película. Es más, está muy, muy bien. Efectivamente, se trata de una película de terror de autor, pero entendiendo bien el terror. Quiero decir, que “El Extraño” no deja de ser puro género. Coquetea con el Thriller haciendo de este el punto fuerte de la película, haciendo que el espectador descubra los acontecimientos ala vez que los descubren los personajes, y dejando ciertas pistas sutiles, para que intuyamos y/o saquemos nuestras propias conclusiones.
El director además, sabe como mantener la tensión y el interés del espectador, haciendo que nos centremos en lo que vemos, metiéndonos de lleno en la película. Es muy interesante la historia, lo que sucede en ella. Además de ser una película meramente oriental, tiene hasta los ramalazos intrínsecos de humor infantiloide característico de los cineastas Asiáticos. Por momentos,  hay fragmentos en los que parece que estemos viendo barrio sésamo. Pero cuando toca, la seriedad que desprende la película en ciertos pasajes hiela la sangre.
Sin embargo, el largo metraje y el tempo, dejan algo de poso. A mitad de película hay un bajón que hace que nos aburramos un poco, pero que gracias al crescendo posterior, la película retoma y  se vuelve otra vez inquietante. Eso si, el final es un tanto confuso, me temo. Pero en resumidas cuentas, cojonuda.
La película se llevó una mención en Cannes fuera de concurso, en la sección oficial,  así como los premios a mejor películas Asiatica y mejor fotografía en el festival de Sitges de 2016.
Muy maja.