lunes, 14 de noviembre de 2016

DRÁCULA MASCAFIERRO

Víctor Manuel “El Güero” Castro (“La Pulquería”, “JarriPuter”), es un director clásico del cine de “ficheras” Méxicano, una especie de  Mariano Ozores de allí, que hizo del género de “ficheras” –para que lo entiendan, el equivalente a nuestro destape- lo que ningún otro director. Sin embargo, con el auge (que aún perdura) del “Video Home”, su estilo cómico se va mermando, máxime, cuando el mayor presupuesto que tienes para hacer una película es  lo que cuesta una batería nueva para la cámara. Y en esa etapa entra esta “Drácula Mascafierro”.
“Drácula Mascafierro” es, a todas luces, una de las peores películas que he visto en mi vida. En consecuencia, eso es bueno, porque como con cualquier película mala en condiciones, estas todavía tienen la capacidad de sorprenderme. Además desde principio a fín. Porque mientras la veía, y conociendo un poco los “modus operandis” del género, “Drácula Mascafierro” parece una película de los ochenta. Entonces, como estos “Video Homes”, siempre van como una década por detrás, pensé para mí mismo que la película de marras debió ser grabada en los noventa, a juzgar por la textura del vídeo utilizado, como de peli porno de Fracoise Papillón. Pero cuan fue mi sorpresa al ver el rodillo final de créditos al comprobar que está rodada en ¡¡2002!! Y mi sorpresa viene dada porque a esas alturas, solo en un país como México se puede rodar una película para su explotación en vídeo como “Drácula Mascafierro”; un porno soft como los de finales de los setenta, pero con look de los 90, cuyo cutrerío es tan sobresaliente, que no solo este se limita a los saltos de eje o de continuidad, sino que, en un alarde de dejadez total, se llegan a mezclar dos temas musicales en una sola pista, sin hallar  un motivo para desvelar el porqué de la ejecución de ese acto. O el montaje: es el más desastroso e incompetente que he visto jamás. Eso por no hablar de uno de los protagonistas, que mientras rodaba esto debería rodar más cosas, y como al principio tiene bigote, y luego deja de tenerlo por exigencias de cualquier otro guión, para justificar su ausencia posterior, graban una escena en la que le vemos afeitandose el bigote y diciendo que “Está del bigotito hasta la chingada”.
Pero lo mejor de todo es que, además del look de peli porno, la película tiene estructura de peli porno, solo que no llegan a follar. Amén de contener las señoras rollizas menos apetecibles de la historia del cine erótico (o debería decir “la Señora”, porque siempre sale la misma tipa, que las otras que aparecen lo hacen de pasada). Así pues, tenemos ahí a unos señores que dicen ordinarieces, y después un numerito erótico muy rancio y poco sugerente, un mirón que dice guarrerías mientras espía a la parejita de turno, más señores diciendo ordinarieces, otro numerito erótico… y así durante la hora y cuarto que dura la película, amén de las escenas de relleno, esto es, si una mujer va a follar en un yate, antes del numerito erótico, graban toda la travesía que debe durar como cinco o seis minutos. Y así.
No hay historia, pero para justificar el título de la película, han de meter un Drácula, así que entre chiste obsceno y chiste obsceno, dejan claro al espectador que Roberto “El Flaco Guzmán”, la estrella,  es Drácula, que está  vivo en la actualidad, que tiene 2000 años, y que ya no se le pone dura. Y así tenemos justificado todo el coqueteo que tiene esta cinta con el género fantástico. Por lo demás, la producción es tan frugal, que cuando Drácula va a morder a alguna de las chicas (siempre a la misma) no se molestan ni en ponerle colmillos. Vamos, que muerde así, con los dientes al natural.
El desarrollo de la misma película me hace intuir a mí la siguiente cuestión; quizás esta película esté fraguada desde alguna productora porno. Porque si bien la estructura, como ya he dicho, es similar a cualquier muestra del género, hay un par de detallitos que lo delatan. Por un lado, uno de los actores, lleva una camiseta en la que pone “Golden Vídeo XXX”, lo que significa que algo de ello hay. Por otro lado, en una de las habitaciones donde graban, aparecen pósters de películas porno. Vuelven a justificarse preguntando los actores si eso es una casa o un burdel, en referencia a los pósters. Yo creo que blanco y en botella, lo que me lleva a pensar otra cuestión… ¿No será esta la versión cortada de una peli porno del montón? Para que me entiendan, una peli porno a la que le han amputado el porno, como pasaba con el “GoreX” de Ángel Mora, en su versión light.
En cualquier caso, no hay información en Internet que corrobore esta teoría.
Como fuere, de lo mala, mala, malísima que es, y con esos diálogos tan soeces que se gasta, lo cierto es que me la tragué del tirón, sin pestañear, y riéndome mucho… porque efectivamente, tenemos ante nuestras narices una genuina “Mala pero divertida”, independientemente de si nació, o no, como película porno. Muy divertida. Para ver con los amigotes, funciona.