lunes, 9 de enero de 2017

LA MASAJISTA VOCACIONAL

En pleno destape, José Frade y quizás en consecuencia de las “Comedias Sexy” Italianas –ya saben, las protagonizadas por Lino Banfi y AlvaroVitali mayormente-, o al menos con ese tono, y como revulsivo a los reyes del género que por aquél entones eran Pajares y Esteso, Francisco Lara Polop se pone a dirigir, con muy poquitas ganas, esta “La Masajista Vocacional” que a su vez es, probablemente, la película más zafia y de mal gusto de la historia de nuestro cine de tetas y culos. Al menos en intenciones, que mostrando carne tampoco es que sea una película que destaque en calidad o cantidad.
También se adscribe a ese género que en los ochenta fue también que son las comedias que transcurren en hospitales.
Es una película de meter mano. Eso es. Porque al final lo que tenemos aquí es a un puñado de señores salidos metiendo mano a una masajista titulada, que va vestida como una puta, ya sea en el hospital, o en el lecho dónde deja que un babeante Quique Camoiras, la pegue unos sobos de órdago. Todo ello en pro del humor, pero a pesar de la presencia de grandes del género como Juanito Navarro o Raúl Sender, la cosa no termina de cuajar. Y es que el protagonismo cae en Paco Cecilio que no tiene carisma ninguno.
La cosa va de un famoso pelotari que recibe un pelotazo en los cojones, por lo que tendrá que ir al hospital completamente quebrado.
Allí, recibirá los servicios de una masajista que tiene unas manos maravillosas, y un culo esplendido, por lo que la cosa se complicará, ya que escayolado como está, en salva sea la parte, las erecciones que le pueda provocar la masajista con su sola presencia, pueden ser fatales. Así que su mejor amigo se pasará la mayor parte de la película intentando evitar que este se ponga cachondo, cosa difícil, porque la masajista es una cachonda de tomo y lomo, además de una idiota que se deja manosear y meter mano, ya que ni se entera, ni tiene voz, ni voto, y permanece pasiva ante el acoso sexual al que es sometida por todo macho que aparece la historia.
Como ven, pura poesía, firmada, en el guion, por Juan José Alonso Millan.
Miren que soy fan de la españolada, del destape y de todo aquél cine español de los ochenta, pero que quieren que les diga, con “La Masajista Vocacional”, no puedo. Me parece una película estúpida y me caen muy mal sus personajes, Además, es especialmente mala, y puede confundir a los neófitos que pueden pensar que todas las películas de destape eran así de estúpidas. Nada más lejos de la realidad.
El ver a Quique Camorras haciendo de sátiro, detrás del culo de la masajista, a la que da vida Adriana Vega (ella estupendísima, eso si), corriendo en gayumbos con topos mientras masculla obscenidades, puede resultar gracioso, claro que si, pero también da mucha, mucha grima.