Y es que Bellmunt, conocido sobretodo por “La Orgía”, con
“Radio Speed” lo que intenta es plasmar en una sola película todos sus gustos;
quiere ofrecer una comedia catalana contemporánea, quiere darle unos toques de
thriller, y quiere darle su sello de autor, y su pinceladita vanguardista, por
lo que tenemos un revoltijo de géneros y conceptos que por momentos pueden ser
interesantes, pero que acaban volviéndose indigestos. Digamos que comienza como
una comedia propia de la movida como “La Vida Alegre” de Colomo, para terminar
pareciéndose a “Arrebato” de Zulueta.
Entonces, “Radio Speed” resulta una extraña mezcla de
Colomo, Agustín Villaronga, Ivan Zulueta
y Mariano Ozores. Ahí es nada.
Y una película absolutamente malsana en el aspecto y
desarrollo. Una cosa rarísima.
Cuenta el día a día de una emisora de radio en la cual, un
locutor de un programa nocturno de esos que llaman lo oyentes a contar sus
penas, anuncia en directo el horario de
un hospital de guardia dónde hacen falta urgentemente transfusiones de cierto
tipo de sangre. Resulta que es justo el grupo sanguíneo del locutor, por lo
que, instado por los oyentes, se acerca al hospital a donar. Tras donar la
sangre, el locutor empieza a cambiar de personalidad, pasando de ser un tipo
coherente y cabal a ser un individuo oscuro y violento que utiliza la radio
para tener conversaciones de tipo sexual, con la intención de follarse a sus
interlocutoras, o menospreciar a los oyentes que no le caen en gracia. La cosa
se irá complicando poco a poco hasta que el espectador no sabe que cojones está
viendo. Las subtramas las ponen un grupo de variopintos actores secundarios,
cada una de ellas más extraña. No perder el ojo al personaje llamado “Sipi”.
La película resulta trasnochada y un poco antigua, además el
hecho de irse convirtiendo poco a poco en “Arrebato”, le hace flaco favor, pero
como es tan rara en ningún momento aburre y la continuamos viendo por
curiosidad.
Y ahí radica todo interés, en el hecho de ser más rara que
un perro verde. Por lo demás, Bellmunt se hace la picha un lío con su propio
material, y al final confunde al espectador soberanamente de forma
involuntaria, porque en esencia, lo que quiere contar no es tan raro como lo
resultante, que lo es, 50% intencionadamente, 50% por incapacidad de poner en
escena todo eso.
El guion lo escribe Bellmunt a medias con otro tío raro como
es Carles Benpar.
El reparto lo componen Sergi Mateu, Carmen Conesa, Pep Munné
o Pere Ponce.