martes, 27 de noviembre de 2018

INVALUABLE: THE TRUE STORY OF AN EPIC ARTIST

Según el traductor de Google, invaluable vendría a significar inestimable. Y ese es el adjetivo con el que Sam Raimi describió al hombre que se encargó de la mayoría de los efectos especiales (sobre todo los de maquillaje, prótesis y demás, aunque ayudó con el stop-motion) en "Posesión Infernal". La primera, la original, la mejor, como dice la mismísima Betsy Baker, alias "Linda", la novia de "Ash". Claro que Raimi esputó tales declaraciones a inicios de los años 80, durante la promoción del film. No es algo que haya comentado recientemente, porque todos sabemos lo poco que le mola implicarse en nada que tenga que ver con su ópera prima, salvo cuando se trata de estirarla como un chicle para sacar algo de dinerito (véanse los estimables pero no memorables remake y serie de tv). Algo muy respetable... aunque tampoco le costaría nada tirarse al rollo cuando buena parte del resto de los implicados sí lo hacen. Gente como Bruce Campbell, el hermano Ted Raimi y el resto del reparto, más otros nombres semi-conocidos y habituales de ese universo tan fascinante como patético que conforman las convenciones de cine, Scott Spiegel y Josh Becker. Todos juntos y revueltos asoman el careto por  "Invaluable: The True Story of an Epic Artist", documental centrado en la persona de Tom Sullivan, artista, ilustrador y eventual mago de los FX.
Es muy jodido ser tan fan de la peli original como soy yo y decir algo malo de "Invaluable". De hecho, es imposible. Primero porque es un muy buen documental y notablemente entretenido a pesar de aproximarse peligrosamente a las dos horas de duración. Y segundo... pues bueno, es que salta a la vista. Se trata de un viaje ultra-nostálgico y algo melancólico a lo que supuso para esta pandilla parir aquella pequeña película que acabaría convertida en incunable. Desde los primeros tanteos con el Súper 8, hasta el estreno. Sullivan nos hace de guía turístico por aquellos lugares que sirvieron de plató. Acuden a los restos de la cabaña (con la chimenea y el agujero del suelo que se suponía la entrada al sótano como último reducto de lo que una vez fue), a los bajos del casoplón de la familia Raimi donde se rodaron todas las secuencias del mentado sótano, la casita que el equipo alquiló para dormitar durante el rodaje, partes del bosque donde se filmaron escenas completas. Etc. Y justo cuando ya estás con los ojos empañados, no se le ocurre otra cosa a Sullivan que, primero, desempolvar atrezzo (máscaras de poseídos, pedazos del Necronomicón, piernas y manos cercenados.... algo a  lo que contribuye el hermano de Bruce Campbell mostrando el fusil original usado para cazar demonios) y, seguidamente, nos cuenta cómo su mujer le dejó, falleció en un accidente y la lógica depresión de caballo casi suicida que pilló y de la que únicamente le salvó saber que "Posesión Infernal" era adorada por miles de personas que acudían a convenciones donde deseaban poder conocerle para pedirle su estampa. Sí, un auténtico alegato a favor de esa clase de concentraciones repletas de viejas glorias (en un momento dado vemos a Christopher Lloyd) y personajes oscuros ligados a films de culto.
También se habla de "Terroríficamente Muertos" y algo menos de "El ejército de las tinieblas". Pero indudablemente el segmento más importante, y más ameno, va dedicado a la peli que dio el pistoletazo de salida.
Curioso enterarse que Raimi estaba enrollado con Ellen Sandweiss. Y divertido ver a Hal Delrich/Richard DeManincor repetir frases de su inolvidable "Scotty".
Altamente recomendable.