viernes, 25 de enero de 2019

PARADISE

Tras el éxito de la película de Randal Kleiser “El Lago azul”, los canadienses en plena era del “Canuxploitation” deciden aprovechar el tirón rodando una película que, salvo por las circunstancias que llevan a los jóvenes protagonistas a un paraje paradisíaco, cuenta exactamente lo mismo que el éxito Hollywoodiense. “Paradise” resulta ser un plagio malsano y descarado de “El lago azul”, en el que se incrementan los elementos a explotar, así, se aumentan las escenas de sexo hasta rozar el soft, y se busca una pareja protagonista lo más parecida posible a la original, en este caso, el infame Willie Aames y la pizpireta Phoebe Cates, que debutaba en el cine, tienen un parecido bastante notable con los Christopher Atkins y Brooke Shields a los que imitan. Para mayor parecido, se filma un amasijo de planos de los chavales buceando en pelotas entre corales y peces exóticos. Ya tenemos un producto que recuerde a otro para vender.
Eso sí, dónde “El lago azúl” es todo fotografía, en “Paradise” son todo cutres decorados; dónde “El lago azúl” es todo banda sonora, en “Paradise” la música parece compuesta con un  Casio PT6 (sin incluir la poco adecuada canción pop que se marca Pohebe Cates en la banda sonora); y si en “El lago azul” no había tiempo para la comedia, aquí se incluyen un par de chimpancés: Uno de ellos, el macho, se masturba compulsivamente delante de los jóvenes —para solaz de ella y escándalo de él— y la hembra queda embarazada y cuando da a luz ¡pare un mono adulto de otra especie! Supongo que no habría bebés de chimpancés disponibles en el set, y con un orangutancillo que tendría por ahí el cuidador, vamos servidos.
Al margen de todas estas deficiencias, para tratarse de una versión barata de la de Kleiser, la cosa no está tan mal; entretiene y a fin de cuentas no es mucho peor. También hay que tener presente que “El lago azul” no deja de ser una película un tanto sobre valorada cuyo éxito se debe, en gran medida, al morbo que pudiera causar entre el público el ver  a dos adolescentes en pelotas toda la película, en ver como a ella le baja la regla y, finalmente, en ver como follan. Pues “Paradise” tiene todo eso en dosis mayores.
Por lo demás es estúpida; en plena época víctoriana, en algún lugar de Bagdad (o por ahí),  huyendo de un árabe esclavista, un par de adolescentes acaban en un Oasis paradisíaco en medio del desierto y se quedan allí. Esa es la excusa para que veamos como van descubriendo poco a poco su sexualidad. Para darle vidilla, los hombres del esclavista de vez en cuando les encuentran y ellos se las ingenian para escapar ¡sin marcharse del oasis! Finalmente, y al igual que “En el lago azul”, ella queda preñada. Fin de la historia.
Cuando estaban rodando, los actores, se quejaban al productor porque dicen que no consideraban necesario ese exceso de  escenas de sexo. Así que Aames y Cates se negaron a rodar tantas como venían en el guion. Como los productores no pudieron obligarles a rodar dichas escenas, contrataron a un par de dobles de cuerpo que las hicieran. Aún así, a Phoebe Cates le vemos hasta las amígdalas —motivo por el que es absurdo que se redujeran las escenas eróticas. Ya solo con la incursión de un par de ellas, el resto es de recibo— y a Willie Aames  le vemos cortar el viento con su nabo pendenciero al aire, o usarlo cual aleta de tiburón en el agua, tan ricamente.
Aún cediendo la producción a las exigencias de reducción de material erótico por parte de las estrellas, cuando estas vieron el montaje final ninguno de los dos actores quedó contento y exigieron que la cinta se sometiera a cortes, a lo que los productores dijeron qué, por supuesto, el nivel de erotismo lo marcarían ellos y no dos actorcillos de mierda. Con todo, se ve que la versión que les proyectaron a los actores era mucho más fuerte que la que finalmente quedó. Se ve que en aquella, incluso, la Cates, o mejor dicho su doble de cuerpo,  le hacía una fellatio al Árabe esclavista, sin que ella supiera que su personaje iba a hacer eso. Sin embargo, todo esto no sale en la versión teatral.
Willie Aames continúo con la promoción de la película a pesar de su descontento, pero Phoebe Cates, se retiró de la misma asqueada, y a día de hoy, reniega de esta película considerándola una cosa repugnante.  Por cierto, que tenía tan solo 17 años cuando la rodó…
Aames fue nominado a los Razzie y acabó apareciendo en subproductos españoles como por ejemplo “Goma 2” de José Antonio de la Loma, mientras que Phoebe Cates fue la que se hizo famosa paseando su palmito en algunas sex comedies como “Aquél excitante curso” o “Escuela privada… para chicas” y, sobre todo, haciendo de niña buena en “Gremlins”. Luego se casó y se dedicó a sus labores. Y ha envejecido fatal. Está fea como un demonio.
Como anécdota, decir que la película fue duramente criticada en su momento, no ya por ser un plagio de “El lago azul”, sino por la imagen que dan del árabe esclavista, totalmente estereotipada y que puso en alerta a todas las asociaciones humanitarias.
Al margen de eso, los críticos se pitorreaban de “Paradise”. Quizás sea porque he visto a estas alturas toneladas de mierda y me he acostumbrado a ella, pero qué quieren que les diga, el film es obvio que es un plagio descarado, pero no me parece tan, tan, mala.
El director de esta caquilla, responde al nombre de Stuart Gillard cuyo cenit profesional fue rodando “Las tortugas ninja III”, haciéndose posteriormente fuerte en televisión.