lunes, 4 de marzo de 2019

COME UNDER MY SPELL

“Come under my spell” es un pornete francamente divertido que se adscribe a la sex comedy sin ningún temor.
Una película que, por un lado, se vanagloria de su racismo,  y que, por otro, de pura ingenuidad acaba siendo completamente amoral ya que, básicamente, lo que aquí se nos cuenta, es como un individuo practica violaciones alegremente y sin consecuencias.
Dos estudiantes se hacen amigos. Uno de ellos es inmigrante latino que le confiesa al caucásico que sus únicas relaciones sexuales han sido con gallinas y ovejas. Durante un encuentro con dos jóvenes calientes y pizpiretas, estas, por mera xenofobia, rechazan al latino acostándose las dos con el joven blanco.
Consternado por el poco sexo que tiene su amigo, el chico caucasico pasa por una librería y compra un libro que trata sobre la hipnosis sexual y se lo regala a su amigo inmigrante. Este lo lee y se lo empolla. Pronto le tendremos usando la hipnosis para follarse a tantas mujeres como se le pongan por delante, cosa que su amigo americano también aprovechará.
Esta es la premisa que se usa para rodar todas las combinaciones posibles entre estos dos y todo el casting femenino, ya sean tríos, parejas, cuartetos o una orgía con mogollón de gente en una boda. Por no dejar de haber combinaciones, hay hasta una divertida escena de masturbación; el chico latino tiene una vagina de látex que usa mientras estudia las páginas de un libro, para acto seguido ¡eyacular en el interior de una lata de Fanta de naranja que se está bebiendo! El humor es una constante en este porno, así como la guarrindonguería y la escatología ¿Qué ofrece nuevo? En el porno cosas originales, como una escena de sexo con una chica con menstruación o, más repugnante todavía, una escena de sexo con una chica afectada de herpes. En la comedia ofrece chistes de lo más tontos acerca de follar con animales o la nacionalidad de nuestro protagonista, Fernando Fortes, así como descuidos de gran envergadura; en un momento del film la cámara se mueve siguiendo a uno de nuestros protagonistas y podemos ver claramente al señor que sujeta la pértiga sentado, mirando a cámara. Risas aseguradas.
Fernando Fortes resultó ser un actor accidental, pero le echó ganas a los polvos y salió airoso. En realidad se trataba del  director de fotografía habitual del director Carlos Tobalina (Troy Benny es el nombre con el que se le acredita aquí) que harto de filmar polvos le preguntó al director si podía salir follando en las películas. Como no estaba demasiado mal dotado y respondía a los estímulos eróticos, daba igual que fuera un actor nefasto; Tobalina comenzó a utilizarlo como actor en sus películas llegando a compartir plano con el mismísimo John Holmes. Así, rodó como actor hasta seis películas. Su filmografía tras las cámaras es un poco más extensa.        
Su compañero americano, Blair Harrys, con una pinta de niñato universitario que asustaba, llegó a rodar más de 140 películas porno de 1976 a 1989. Del mogollón de películas en las cuales participó, llegó a canturrear en “Private Moments” y dicen, que el personaje de Dirk Diggler que interpretó Mark Wahlberg en “Boogie Nights” está inspirado en él.
Por otro lado, también aparece en algún film fuera del porno, como pueda ser, por ejemplo “10, La mujer perfecta”.
Carlos Tobalina, director de esta excentricidad, sin embargo tiene una historia interesante. Inmigrante Peruano, a mediados de los años 50 se establece en los EUA y se pone a trabajar en un concesionario y en una emisora de radio de habla hispana. Esto le sirve para ahorrar y fundar así su productora cinematográfica C. Tobalina productions. A finales de los 60 se plantea seriamente el dedicarse a hacer cine para adultos consciente de que es un nicho que le puede dejar un buen dinero. Fue medrando en la industria y decidió convertirse en exhibidor, abriendo su propia sala de cine X donde además estrenaría sus propias películas. A esta sala le llamó Mayan Theather. Ganó dinero, abrió más salas, y en los setenta tuvo los pertinentes problemas con las autoridades competentes por producir y distribuir pornografía.
Tobalina dirigió porno durante casi 20 años, dejándolo en 1987 dos años antes de morir. Tristemente, su final no fue debido a causas naturales; Tobalina, tenía diagnosticado un cáncer  de hígado muy potente y sin solución que iba a acabar con él en poco tiempo, así que antes de sufrir la enfermedad, decidió suicidarse volándose los sesos con un revolver.
Carlos Tobalina, no pasará a la historia del porno como tantos otros, ni tan siquiera se le recuerda o reivindica, pero le dio al porno un toquecito bizarro y humorístico que le hacía destacar por encima de otros directores coetáneos.
“Come under my spell”, posiblemente sea uno de sus títulos más populares y divertidos. Yo me he echado unas buenas risas, desde luego. Y salen buenas jamelgos setenteras de poblados felpuders, así que, si les gusta tocarse, no es mala película.